LIMA (Sputnik) — Perú atraviesa una nueva crisis política tras revelarse que una serie de altos funcionarios gubernamentales, incluyendo al expresidente Martín Vizcarra (2028-2020), se habrían vacunado indebidamente contra el COVID-19 con dosis del laboratorio chino Sinopharm. ¿Cómo se desató este nuevo escándalo?
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El 11 de febrero, Vizcarra, quien está candidateando por el Congreso para las elecciones de abril próximo, reveló en una conferencia de prensa haber sido uno de los 12.000 voluntarios que participó en los ensayos clínicos de Sinopharm llevados a cabo desde septiembre de 2020 en Perú.
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Estos ensayos fueron llevados a cabo por profesionales de las universidades locales Cayetano Heredia y San Marcos.
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Lo que muchos peruanos se preguntaron cuando Vizcarra afirmó haber sido voluntario y que recibió en octubre las dosis de Sinopharm (la vacuna es de dos dosis) fue por qué lo dijo recién y no cuando aún ejercía la presidencia; y por qué, salvo por rédito político de alguien en campaña electoral, hacía tal revelación.
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El exjefe de Estado, quien dejó el cargo en noviembre, presentó pruebas documentales a todas luces falsas de su supuesta participación y, tras el escándalo que se originó, la universidad Cayetano Heredia finalmente confirmó el 13 de febrero que Vizcarra no había sido voluntario. Si el exmandatario mintió, ¿por qué expuso un hecho falso de una manera, aparentemente, tan gratuita?
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Los críticos de Vizcarra empezaron a atar cabos y esgrimir la hipótesis de que este ya conocía que la información sobre su falsa participación iba a ser revelada en los medios, por lo que se adelantó al escándalo en un intento de taparlo y «maquillar» el hecho de haber recibido directamente la vacuna, aprovechándose de su cargo para un beneficio personal.
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Inmunización indebida
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Según una investigación hecha por el programa Cuarto Poder de la televisora local, América, al momento de iniciar los ensayos, Sinopharm trajo al país 3.200 dosis aparte de las destinadas a los 12.000 voluntarios, lo cual consta en papeles de aduana.
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De esas 3.200 dosis, 1.200 se destinaron para la embajada china en Perú, mientras que 2.000 se destinaron para la Universidad Cayetano Heredia, que usó 1.200 para inmunizar al personal a cargo de las investigaciones clínicas, quedando un lote de 800 dosis que no se sabe hasta el momento a quiénes fueron destinadas.
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El escándalo se agrava porque, según una investigación del diario local La República, una fuente del Ministerio de Salud reveló que Sinopharm habría traído a Perú «muestras de cortesía para que el Gobierno elija el producto chino y no otro».
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Esto no ha sido comprobado por las autoridades locales, pero crea suspicacias sobre la transparencia de las negociaciones que llevó el gobierno de Vizcarra con Sinopharm para adquirir sus dosis.
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El Gobierno de Perú cerró en enero pasado un contrato de compra por 38 millones de dosis con Sinopharm, pero como manifestó el presidente, Francisco Sagasti, este acuerdo se concretó durante su gestión y no durante la gestión de Vizcarra, por lo que la transparencia de la operación está garantizada.
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Renuncias en cadena
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Sin embargo, el 14 de febrero y tras el escándalo del engaño de Vizcarra, la canciller, Elizabeth Astete, renunció a su cargo tras confesar que también había recibido indebidamente la vacuna; luego siguieron las renuncias de dos viceministros de Salud por el mismo motivo.
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Todas estas vacunaciones indebidas han desatado fuertes críticas de la ciudadanía pues se cree que existiría una red de altos funcionarios que han aprovechado sus cargos para ponerse a salvo del virus en un país donde cientos de personas están muriendo a diario por COVID-19, y donde los médicos fallecidos en la lucha contra la pandemia ya suman 310.
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Por lo pronto, el presidente Sgasti ordenó una «investigación sumaria» de los hechos, manifestando estar «indignado y furioso» por lo sucedido; mientras que la Fiscalía ha abierto una investigación preliminar contra Vizcarra por posibles delitos de negociación incompatible o colusión pues, aunque el trato con Sinopharm no se concretó en su gobierno, sí hubo negociaciones.
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Asimismo, se espera que los funcionarios que se hayan beneficiado de las vacunas confiesen su falta, pues el registro de voluntarios existe y quien no esté en él deberá justificar cómo logró vacunarse y cumplir fácilmente con el anhelo de muchos peruanos que viven a diario con el temor de morir por el virus.
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