SANTIAGO – Análisis del Instituto de Políticas Públicas en Salud (IPSUSS) de la U. San Sebastián (IPSUSS) señala que, pese a que este grupo sigue representando el grueso de la presión asistencial, su internación en unidades críticas ha disminuido desde el inicio de la vacunación contra el COVID-19.
Si bien la red asistencial está demanda por el alto número de hospitalizaciones por COVID-19, tras la vacunación se ha visto un cambio en la composición de los pacientes internados en las unidades de cuidados intensivos (UCI). Mientras en noviembre del año pasado la media de edad era de 61 años y siete meses, en marzo cayó a 57 años.
Un análisis realizado por el Instituto de Políticas Públicas en Salud de la Universidad San Sebastián, a partir de cifras del Ministerio de Salud, señala que este primer efecto estaría relacionado con la vacunación.
“La proporción de los pacientes mayores de 60 años hospitalizados en UCI ha oscilado durante las nueve semanas previas al inicio de la vacunación entre 66% y 61%. A partir del inicio del proceso de vacunación, esta proporción de pacientes mayores de 60 años ha caído hasta un mínimo de 56% justamente durante la última medición del día 13 de marzo», explica el director ejecutivo de IPSUSS, Arturo Zúñiga.
El experto señala que «no es que este grupo se esté contagiando menos, pues en proporción, los contagios por edad se mantienen constantes, pero la necesidad de hospitalización ha sido menor en ese grupo. De alguna manera está relacionada con el proceso de vacunación que se está llevando a cabo en el país, con más de cuatro millones y medio de personas inmunizadas, de las cuales un 56,8% corresponde a adultos mayores de 61 años. Es algo que no se podría explicar sin los efectos de la vacunación».
Zúñiga agrega que en un mes el crecimiento total de casos activos alcanzó un 62%. Sin embargo, las hospitalizaciones en unidades críticas tuvieron crecimientos muy disimiles: los grupos menores de 49 años y de 50 a 59 crecieron entre 71 y 56%, respectivamente. Mientras que el grupo de personas mayores de 60 años, priorizado en el proceso de vacunación, lo hizo sólo un 12%. «Esta caída del grupo etario de mayores de 60 años implicó un menor uso de 493 camas aproximadamente, lo que ha permitido seguir disponiendo de camas para otros grupos de la población», concluye.