SANTIAGO – El 3 de marzo el Ministerio de Salud emitió un ordinario en el que volvía a instalar la vigilancia y búsqueda activa de contactos estrechos en las Secretarías Regionales Ministeriales de Salud, en desmedro de la Atención Primaria de Salud. La medida plantearía contradicciones en la conducción de la pandemia e iría en perjuicio de contener los brotes en los territorios, de acuerdo a las académicas de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, Soledad Barría y Francisca Crispi, quienes plantean que la trazabilidad ha sido una de las principales debilidades en el control de la crisis.
“El manejo de la pandemia es multifactorial”, afirma la académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, Dra. Francisca Crispi, al ser consultada por las causas de la segunda ola de COVID-19 que azota al país. En este sentido, sostiene que la campaña de vacunación por sí sola no es suficiente, menos en una etapa inicial en la que aún no se alcanza a la mayoría de la población, y que la estrategia debe procurar la efectividad de las cuarentenas y un despliegue óptimo de testeos, trazabilidad y aislamiento (TTA). “Si cualquiera de estas no funciona, estaremos ante un mal escenario y la estrategia de TTA es fundamental para el control del virus”, sentencia la también presidenta del Colegio Médico Regional Santiago.
Es por esta razón que la profesora del Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar de la U. de Chile, Dra. Soledad Barría, apunta al “relajo en la trazabilidad” como una de las causas de la situación actual. “La falta de trazabilidad adecuada y la mala comunicación de riesgo son factores relevantes en esta alza, además de la circulación de nuevas cepas porque no se cerró el aeropuerto cuando había que hacerlo”, comenta. Agrega que si bien la trazabilidad siempre fue un punto débil, “la visión es que la trazabilidad había ido mejorando cada vez más en la medida que el Ministerio apoyó con los recursos necesarios. Pero resulta que cuando las cosas estaban funcionando bien, disminuyen los recursos”.
“Creo que se abandonó la estrategia en algún momento”, complementa la Dra. Crispi, en relación a las recomendaciones entregadas en esta materia por unidades como la Escuela de Salud Pública, el Departamento de Salud Primaria y Salud Familiar y el Colegio Médico. “Quizás no fue la prioridad en su minuto y creo que más que ver el error hacia atrás es importante mirar hacia adelante y cómo tomamos esas recomendaciones y las podamos aplicar ahora”, indica.
Cambio en la estrategia
En el contexto de la segunda ola, la Dra. Barría advierte además de un direccionamiento errático del Ministerio de Salud, a partir de un ordinario del 3 de marzo en el que vuelve a instalar la vigilancia y la búsqueda de contactos estrechos en las Secretarías Regionales Ministeriales de Salud (Seremis), en desmedro de la Atención Primaria de Salud (APS). “Hay un constante cambio en las directrices del Ministerio que van en perjuicio de contener el brote en los territorios. La gente que conoce los territorios donde se dan los casos es la gente de la APS”, afirma.
La Dra. Crispi observa también una contradicción en esta materia y una falta de definición sobre la función que debe tener la APS. “La APS tiene que ser el lugar donde se realice la mayor parte de la trazabilidad, ya que su fortaleza es el conocimiento del territorio y de las personas, así como la cercanía. Es muy importante que exista un lineamiento claro en el cual los territorios sean trazados bajo la APS y exista también el rol de la Seremi, quizás trazando casos que queden fuera de este sistema”.
Falta de recursos
“Las personas que han podido llevar a cabo esta exitosa vacunación, no es la gente de la Seremi, son los equipos que están en la APS” agrega la Dra. Barría, quien plantea un desgaste del personal y falta de recursos estables para desarrollar la trazabilidad en estas unidades. “Lo que necesita la APS no es que le quiten la posibilidad de actuar en trazabilidad, sino que le entreguen recursos para que puedan hacerla. Sin trazabilidad no tenemos posibilidad de contener este brote. No basta el testeo, ni las camas críticas. Hay que hacer trazabilidad de cada uno de los casos para cortar la cadena de contagio, y eso es lo que está fallando”.
En la misma línea, la Dra. Crispi sostiene que no ha existido un presupuesto acorde para implementar de manera efectiva la estrategia. “Ese presupuesto hasta ahora ha ido llegando a los centros de atención primaria, a los municipios específicamente, muy parceladamente, no de forma continua. Eso ha impedido que los centros se planifiquen. No hay posibilidad de contratar equipos a largo plazo y además el dinero que llega no es suficiente”, señala. Agrega, por otra parte, que si bien el Presidente anunció un aumento de presupuesto para trazabilidad, “eso tiene que ir acompañado de un ejercicio en el que podamos determinar cuánto cuesta una unidad de trazabilidad que funcione óptimamente. Los dineros deben ser asignados según el costo y bajo un lineamiento de uso. Hoy se entrega un presupuesto, pero no hay un lineamiento sobre en qué se tiene que gastar específicamente”.
Metas en trazabilidad
El promedio actual de contactos estrechos encontrados mediante trazabilidad en la Región Metropolitana es de 1,9 contactos por cada caso de COVID-19, lo que es muy bajo, por lo que “llegar a cinco contactos por caso sería una maravilla”, comenta la Dra. Crispi. A nivel internacional, indica la Dra. Barría, se plantea como meta óptima encontrar entre 8 a 10 contactos. «En Chile, estamos bajo los cuatro contactos y hay comunas en las que se encuentra solo a uno. Esos no son buenos resultados desde el punto de vista de la trazabilidad».
En este sentido, ambas académicas plantean la importancia de reforzar la estrategia de TTA. «Podría ser muy efectiva si lográramos que todas las personas se testearan muy precozmente, apenas inicien los síntomas, y rápidamente hacemos una investigación de los contactos que tuvo esa persona. Así se podría cuarentenar a todos esos contactos y lograr que ellos no contagiaran a otras personas. De esta forma, podríamos cortar la cadena de transmisión del virus, que es fundamental para tener menor número de casos», explica la Dra. Crispi.
Por otra parte, agrega la necesidad de entregar retroalimentación y capacitación a los Centros de Atención Primaria y a los municipios sobre cómo llevar a cabo esta estrategia. «El Minsal debería ver a qué municipio le está yendo mal y contactar directamente al municipio, y ayudarlo a que la estrategia funcione mejor. No podemos permitirnos que ningún municipio esté trazando mal, y sabemos que hay municipios que hoy no tienen las condiciones para hacerlo. Hay que entregar un presupuesto y el apoyo para que eso se pueda realizar de manera óptima», concluye.