Por Raúl Zibechi | Amagar en el mar del Sur de China para golpear en Ucrania

Desde hace algunos meses el ex secretario de Estado Henry Kissinger viene alertando sobre la posibilidad de un conflicto armado entre EEUU y China, apuntando la necesidad de que su país tome el camino de la cooperación con Pekín, ya que puede «conducir a buenos y grandes resultados».
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Por el contrario, desaconseja justo lo que viene haciendo el presidente Joe Biden, ya que «una coalición que apunta a un país específico no es razonable».
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A fines de marzo, con 97 años, Kissinger insistió en «un entendimiento con China sobre un nuevo orden global para garantizar la estabilidad o el mundo enfrentará un período peligroso como el que precedió a la Primera Guerra Mundial«. Lo dice con la experiencia que le da el haber piloteado uno de los giros de política internacional más importantes de la década de 1970, al haber concretado una alianza de EEUU con China para contener a la Unión Soviética.
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En un evento de Chatham House en Londres, dijo que «es infinitamente más peligroso ahora de lo que era entonces», en referencia a la situación de 1914 que desencadenó la primera guerra, ya que «el armamento de alta tecnología en ambos lados podría conducir a un conflicto».
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En el mismo sentido se pronunció el analista Michel T. Klare: «La historia nos dice que los conflictos no siempre comienzan debido a la planificación y la intención», explica Klare en un largo artículo en Tom Dispatch.
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En junio de 1914, sostiene, «las principales potencias europeas tropezaron con la Primera Guerra Mundial». Y agrega: «Lamentablemente, nos enfrentamos a la posibilidad de una situación muy similar en los próximos años. Las tres principales potencias militares de la era actual, China, Estados Unidos y Rusia, se están comportando de manera inquietante, igual que sus contrapartes de esa era anterior».
Argumenta que el actual despliegue de fuerzas en las fronteras de sus adversarios, o de los aliados de esos adversarios, y las operaciones de «flexión muscular y demostración de fuerza (…) implican un alto grado de riesgo cuando se trata de provocar un choque accidental o no intencionado que podría resultar en un combate a gran escala o incluso, en el peor de los casos, en una guerra global».
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A mi modo de ver, el despliegue naval de EEUU en el mar del Sur de China es apenas un amague previo a la presión, con atisbos de guerra «localizada», en la frontera de Ucrania con Rusia.
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A principios de abril un grupo de ataque de portaviones de EEUU entró en el mar de China, pero Pekín reaccionó desplegando un grupo de tareas del portaviones Liaoning en el Estrecho de Miyako, perteneciente a la prefectura de Okinawa pero relativamente cerca de Taiwán, la isla que está en el centro de las disputas.
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En efecto, el despliegue de la Armada del Ejército Popular de Liberación, incluía el portaviones Liaoning y estaba acompañada por el destructor de misiles guiados Nanchang, que navegaron a través del estrecho de Miyako, situado entre las islas japonesas de Miyako y Okinawa, en dirección al océano Pacífico, según Global Times.
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El periódico oficialista chino agrega que el despliegue de su Armada se realizó «comenzando ejercicios regulares cerca de la isla de Taiwán, en un momento en que los buques de guerra estadounidenses, incluido un portaviones, hicieron provocaciones puntiagudas cerca de China».
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Los destructores chinos de la clase 055 son considerados «las naves de combate más poderosas del mundo«, superiores incluso a los estadounidenses Zumwalt, según la revista especializada MilitaryWatch Magazine. Lo más sugestivo es que China ha sido capaz de botar ocho de esas naves en tiempo récord de tres años.
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La impresión es que China no es vulnerable en sus aguas territoriales, ni en los mares que la circundan. Un reciente estudio de Military.Direct, concluye que las tres potencias militares del mundo tienen sus puntos fuertes en cada una de las tres armas: EEUU en la superioridad aérea, Rusia en la terrestre y China en la naval.
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Según este análisis, el poder aéreo del Pentágono es superior al de China y Rusia sumados. Pero China duplica la capacidad naval de EEUU en sus aguas, donde además de su Armada cuenta con misiles antibuque para los que el Pentágono no tiene respuesta, además de la guerra cibernética que el Dragón está en condiciones de desplegar, cegando las defensas enemigas.
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Por eso, limitado en el Mar del Sur de China, el Pentágono parece estar apuntando hacia las fronteras de la Unión Europea con Rusia. Como señala el analista de Asia Times, Pepe Escobar, «Ucrania y Rusia pueden estar al borde de la guerra, con graves consecuencias para toda Eurasia».
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Según su análisis, el 24 de marzo el presidente ucraniano Volodímir Zelenski firmó un decreto que define que la política oficial del país consiste en «recuperar Crimea de Rusia», lo que equivale a una declaración de guerra apoyada por la OTAN. Esa es la razón para Escobar de que Rusia refuerce sus fronteras.
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¿Qué buscan la OTAN y el Pentágono al crear una situación bélica en las fronteras de Rusia? Creo que se trataría de un golpe estratégico de tres dimensiones:
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  • El primero significa la ruptura deseada por Washington entre la Unión Europea y Rusia. Aislar a Rusia es un deseo largamente acariciado por las elites de EEUU, que buscan a mediano plazo un cambio de régimen en Moscú para instalar un gobierno pro occidental que abra sus enormes riquezas naturales a las multinacionales del Norte.
  • El segundo es el fin del gasoducto Nord Stream 2, al que le faltan apenas 35 kilómetros y dos meses para su finalización, lo que asegura el suministro energético a Alemania y Europa en el largo plazo. Las reiteradas sanciones a empresas europeas y rusas que construyen el gasoducto no han podido impedir su desarrollo, considerado «peligroso» por Washington que desea vender su propio a gas a Europa.
  • El tercero se relaciona con China y Eurasia, como apunta Escobar. Debilitar a Rusia es el paso imprescindible para bloquear o acotar la Ruta de la Seda. Como señala el exembajador de la India MK Bhadrakumar, el acuerdo China-Irán firmado el 27 de marzo, cambia las reglas del juego porque «afecta las estrategias globales estadounidenses», al punto que aliados tradicionales de EEUU como Turquía y Arabia Saudí ya no siguen sus orientaciones.
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A la defensiva en todo el mundo, apretar en Crimea y en las repúblicas de Donetsk y Lugansk puede ser una salida, peligrosa por cierto, para una estrategia global que no encuentra puntos de apoyo como antaño.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Raúl Zibechi – Periodista e investigador uruguayo, especialista en movimientos sociales, escribe para Brecha de Uruguay, Gara del País Vasco y La Jornada de México, autor de los libros ‘Descolonizar el pensamiento crítico’, ‘Preservar y compartir. Bienes comunes y movimientos sociales’ (con Michael Hardt), ‘Brasil Potencia. Entre la integración regional y un nuevo imperialismo’, entre otros.