SANTIAGO – A raíz de la gran cantidad de casos de ataques y censura a la prensa que han salido a la luz en el último tiempo, estudiantes, académicos y periodistas de la U. de Chile comentan la situación de la libertad de expresión en nuestro país. Analizan, además, su vínculo con la democracia, y plantean en qué se debe trabajar en miras al proceso de redacción de una nueva Constitución.
Los métodos de censura, espionaje, amenazas y agresiones a periodistas parecían prácticas propias de la dictadura que pensamos habían quedado atrás en el tiempo. Sin embargo, hoy, a treinta años de la vuelta a la democracia, vemos que esto está lejos de desaparecer.
Según datos del Observatorio del Derecho a la Comunicación, desde octubre de 2019, las cifras de agresiones y detenciones a periodistas son las más altas desde la vuelta a la democracia. Asimismo, en el transcurso de 2021, numerosos casos de vulneraciones a derechos fundamentales de libertad de expresión a periodistas han sido conocidos, perpetrados tanto por parte de grupos económicos como de organismos del Estado.
El espionaje del Ejército de Chile a seis periodistas, entre ellos, la académica del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile y corresponsal de The New York Times, Pascale Bonnefoy; el amedrentamiento telefónico al memorista del ICEI, Michael Lieberherr; y los “telefonazos” por parte de La Moneda a altos mandos de medios de comunicación se suman a la larga lista de casos similares que han ocurrido en el último tiempo, situaciones que han instaurado la duda sobre las garantías constitucionales a la libertad de prensa, sobre todo ad portas del histórico proceso constituyente.
El rol de la prensa en la sociedad democrática
En el ejercicio del periodismo son variados los casos donde los profesionales se preocupan de observar e investigar tanto a los organismos del Estado como a los poderes fácticos, en ese sentido, el periodismo de investigación cumple un rol fundamental en el fortalecimiento de la democracia y los derechos fundamentales a la comunicación y al acceso a la información.
Michael Lieberherr y Pascale Bonnefoy son dos integrantes de la comunidad del ICEI que realizan investigaciones periodísticas que cumplen con las características descritas. Mientras Lieberherr está comenzando su camino en el periodismo de investigación medioambiental, la profesora Bonnefoy tiene una amplia experiencia en la investigación de violaciones a los derechos humanos.
En las últimas semanas, ambos han sido objeto de noticia, mientras Pascale Bonnefoy integró la lista de periodistas monitoreados por el Ejército de Chile, Michael Lieberherr fue respaldado por el Colegio de Periodistas y la Universidad de Chile tras recibir amenazas a causa de la investigación para su memoria de título. Ambos casos, hacen reflexionar acerca del rol de la prensa en una sociedad que se hace llamar democrática.
“El trabajo del periodista de investigación cumple una función fiscalizadora clave para una sociedad democrática. En la realidad chilena, sin embargo, vemos que son los intereses económicos los que son dueños de los grandes medios de comunicación, por lo que, desde la independencia y la autogestión, nacen nuevos proyectos periodísticos que van en la línea de la investigación y de revelar cosas que los grandes poderes económicos no quieren que salgan a la luz. Creo que hoy en día el periodismo de investigación es una actividad perseguida en Chile porque va tras los intereses económicos de gente muy poderosa” comentó Michael Lieberherr.
En el mismo plano, la académica del ICEI y corresponsal de The New York Times se refirió a los lamentables hechos que tanto ella como Lieberherr sufrieron el último tiempo: “El periodismo cumple un rol de fiscalización del poder en todos sus planos, no solo a nivel de gobierno, sino que a los poderes de facto (…) Hay una intención de amedrentar, estas acciones espero que sirvan para fortalecer el rol del periodismo para que finalmente se comprenda a cabalidad. Estas acciones son una manera de acallar lo que el público tiene derecho a saber, asumiendo que organismos del estado son quienes realizan estos lamentables hechos, es necesario entender que el periodista es una herramienta de la democracia, no el blanco”.
Respecto a la tipificación del periodismo en la actualidad, el académico y coordinador del Magíster de Comunicación Política en el ICEI, Claudio Salinas, destacó: “Una cosa que tiene el periodismo moderno tiene que ver con desentrañar aquello que no es visible en una sociedad, que es silenciado y que si se conociera podría eventualmente poner en tensión determinados procesos o situaciones. Sin embargo, vemos que, en la práctica, el ejercicio periodístico está al lado de los grandes poderes, y no en contra. Constatamos que, por lo general, en los medios hegemónicos en vez de periodismo hay relaciones públicas que harían los periodistas respecto a los grandes poderes, no ejercerían su labor fiscalizadora”.
Tanto el Colegio de Periodistas como el ICEI publicaron comunicados sobre los casos de Michael Lieberherr y Pascale Bonnefoy, condenando los hechos y llamando a las autoridades pertinentes a tomar cartas en el asunto. Lo cierto es que la cifra de estos hechos ha escalado tanto en número como en violencia, lo que supone un riesgo para la democracia sobre todo ante el venidero del proceso constituyente.
La realidad de la prensa en Chile
El ataque al equipo periodístico de TVN en Tirúa, el espionaje del Ejército de Chile a seis periodistas, los “telefonazos” a dueños de medios de comunicación y los numerosos casos de amedrentamiento a periodistas reflejan una realidad preocupante de la democracia.
Entendiendo la labor periodística como una condición básica para mantener el funcionamiento sano de un país democrático, los hechos conocidos recientemente suponen un serio atentado al derecho a la comunicación, información, libre expresión y prensa.
Al respecto, la académica y coordinadora del Diplomado en Periodismo de Investigación del ICEI, María Olivia Monckeberg, se refirió a la gravedad de los hechos ocurridos recientemente: “Es preocupante que aparezcan mecanismos similares a los de la dictadura, ya que en esa época el espionaje y amenazas eran hechos de la causa, pero hoy estamos en democracia (…) En el último tiempo han existido tendencias perniciosas de meterse en el mundo de lo civil con objetivos desconocidos, ya que vemos que algunos de estos casos han escalado al amedrentamiento directo”.
Si bien la académica reconoce diferencias sustantivas entre la época de dictadura y la actualidad en tanto desarrollo de la labor periodística, manifestó que hoy el preocupante escenario de resquebrajamiento de la libertad de expresión pasa por otro plano: “La democracia ha tenido problemas constantes, ya he hablado acerca de la concentración de medios en el libro “Los Magnates de la Prensa”, hoy 12 años después, seguimos igual, incluso peor. Antes de todas estas denuncias de ataques y amedrentamiento a periodistas, ya estábamos mal en el ámbito de la falta de pluralismo en los medios de comunicación, y eso lo veo como una tremenda restricción a la libertad de expresión y al derecho a la comunicación, ya que dicen que las redes sociales reemplazan el periodismo, a lo que estoy totalmente en desacuerdo, porque hoy el periodismo es más necesario que nunca”.
En virtud de lo anterior, el memorista del ICEI, Michael Lieberherr, identifica también el problema de la concentración de los medios de comunicación, relacionándolo a su vez, con los casos de amedrentamiento, espionaje y ataques a la prensa: “Creo que el tema de la libertad de expresión en Chile está fuertemente vinculado con el tema del duopolio existente en la prensa concentrada de medios en base a gente poderosa. Los poderes económicos invierten su dinero en medios de comunicación porque genera beneficios, no desde lo económico sino en el sentido de controlar lo que se muestra y lo que no.”
“Hay un denominador común en todos los casos de amedrentamiento y ataques a la prensa, las investigaciones que estaban realizando los periodistas o equipos periodísticos van contra ciertos poderes fácticos, grupos económicos o instituciones del estado. Se está empezando a tejer un mapa de la corrupción en nuestro país, que vendría a ser una corrupción generalizada. Hay un comportamiento que iguala al estado y a los grupos económicos con conductas mafiosas” declaró el académico Claudio Salinas con respecto al trasfondo de los hechos de amenazas y ataques como el sufrido por el equipo periodístico de TVN en la llamada macrozona sur.
Desarrollo de la labor periodística en la nueva Constitución
Sin duda una de las temáticas que requieren de una especial revisión en el debate de la redacción de la nueva Constitución es la resignificación de la libertad de expresión y del derecho a la comunicación, que son pilares fundamentales para el desarrollo de una sociedad democrática.
La canciller alemana, Angela Merkel, sostuvo ante los medios de comunicación que la labor periodística es clave, sobre todo en tiempos de restricciones en el marco de la pandemia, puesto que es necesario confrontar al gobierno y a todos los actores políticos en una perspectiva crítica.
Entendiendo, por supuesto, que las declaraciones de la canciller alemana son extrapolables a toda sociedad democrática, los especialistas concuerdan que es imperante recalcar la importancia de la labor periodística en la redacción de la nueva Constitución.
El coordinador del Magíster de Comunicación Política del ICEI, Claudio Salinas, recalcó lo anterior: “Es sustantivo resignificar las garantías a la libertad de expresión en la nueva constitución, es una piedra angular, ya que una de las misiones del periodismo es observar e investigar cada vez que las instituciones se desvían de lo que deben ser. La labor periodística que abandona el servilismo es necesaria, porque está constantemente observando a ese poder que está parapetado en la estatua de Baquedano para que las cosas no cambien.”
“El periodismo está muy afectado por la falta de respaldo judicial ante estos hechos que generan impotencia y rabia. Estas cosas te enfrentan a la realidad de que no hay una consideración bajo una tipificación especial al trabajo periodístico, como debería ser, y que el apoyo tiene que venir de otros espacios, en este caso la Universidad como institución pública o ciertas ONG dirigidas a ello. Lamentablemente se entiende que son gajes del oficio en el periodismo y que se normalice es algo muy grave” manifestó Michael Lieberherr.
En el mismo plano, la académica, Pascale Bonnefoy, finaliza este análisis ejemplificando la importancia de consagrar la libertad de expresión y de información en la nueva constitución para fortalecer la democracia: “De todas maneras, tiene que ser consagrada, todavía no se comprende el rol del periodista, no podemos tener presidentes u organismos del Estado que llamen a medios de comunicación para reclamar sobre fuentes o maneras de tratar ciertos temas. Todas estas limitaciones a la libertad de prensa rayan en dictadura”.