SANTIAGO – Andrés Musalem, profesor del Departamento de Ingeniería Industrial de la U. de Chile e investigador del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería, junto a Yogesh V. Joshi, de la Universidad de Maryland, analizaron el fenómeno de manera objetiva en 113 países que han aplicado esta medida. Ante los resultados, el académico de nuestro plantel enfatiza que «Si el gobierno va a implementar cuarentenas largas, debe redoblar los esfuerzos para que sean efectivas».
La evidencia comparativa entre más de un centenar de países indica que tras cuatro semanas de cuarentena, el impacto de esta medida sobre la movilidad de las personas disminuye entre un cuarto y la mitad de lo logrado, asegura una investigación del profesor Andrés Musalem, profesor del Departamento de Ingeniería Industrial de la U. de Chile e investigador del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), junto a Yogesh V. Joshi, de la Universidad de Maryland.
Consultado al respecto, el académico de nuestro plantel explicó que hay varios factores que influyen en esta situación, pero que el factor socioeconómico destaca entre ellos. «Hay zonas en que las personas pueden mantenerse en cuarentena con mucha mayor facilidad, especialmente si pueden trabajar a distancia manteniendo el mismo sueldo, mientras que eso es más difícil para otras. A medida que pasa el tiempo estas presiones aumentan, y se hace más difícil que la gente se quede en sus casas sacrificando sus ingresos», aseguró.
De igual forma, destacó que al analizar los distintos países consideraron variables de todo tipo, como ingreso per cápita, expectativa de vida, nivel educacional, desigualdad económica, «y la verdad, uno de los pocos factores que tiene algún impacto a la hora de explicar por qué se ve que a uno le va mejor que a otro en la efectividad de la cuarentena es la expectativa de vida. Países donde están más desarrollados en eso y con mejores sistemas de salud, se redujo más la movilidad en cuarentena y sus efectos fueron más duraderos».
En este sentido, la investigación permite asegurar que el desgaste de estas medidas es generalizado, ya que en casi todos los países la movilidad comienza a aumentar a medida que avanzan las semanas, siendo la mediana las cuatro semanas, momento en el que ya se habría perdido entre un cuarto y hasta un cuarenta por ciento de la reducción de la movilidad de la población.
«En la medida en que el gobierno implemente cuarentenas largas en el país, es necesario que se redoblen los esfuerzos para que se puedan cumplir, y eso puede abarcar múltiples iniciativas, desde comunicarle a la población la importancia de cumplir las restricciones, a aumentar la fiscalización, y también apoyar a los segmentos de la población más complicados para que puedan mantenerse económicamente sin tener que salir de sus hogares», enfatizó el profesor Musalem.
A partir de este trabajo, el profesor Musalem ya se encuentra trabajando en la comparación del impacto de la primera cuarentena con respecto a la segunda o tercera en diferentes países, en particular a partir de los casos de Francia e Italia, para explorar si a nivel global se puede ver una situación similar a la de nuestro país.
«Preliminarmente podemos decir que hay indicios de que hay un desgaste no solamente durante una misma cuarentena, sino que también cuando las medidas de restricción se vuelven a implementar en una segunda o hasta una tercera cuarentena, lo que debe servir como una alerta a las autoridades para que analicen de qué manera hacerlas más efectivas», finalizó.
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