El día internacional del trabajo 2021 encontró a América Latina y el Caribe con la expansión de un nuevo tipo de trabajador: el de plataformas digitales.
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Por un lado, las plataformas digitales llegaron para quedarse y suman oportunidades laborales, especialmente para los jóvenes; mientras que a las empresas les permiten acceder a una base de trabajadores amplia, flexible y con calificaciones diversas.
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Por otro, existe un factor clave que en general no es mencionado: esas relaciones laborales presentan riesgos de mayor volatilidad en los ingresos y de deterioro de las condiciones de empleo, particularmente del acceso a la protección social.
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Además, lo más probable es que los nuevos trabajadores digitales sean cuentapropistas más que empleados formales. Por lo tanto, con más posibilidad de una mayor explotación y precariedad laboral.
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Dos categorías
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Las plataformas digitales de trabajo en línea pueden clasificarse en dos grandes categorías:
1. Las basadas en la web los trabajadores realizan tareas o encargos en línea o a distancia.
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2. Las tareas en las plataformas basadas en la ubicación se llevan a cabo de forma personalizada en lugares físicos e incluyen los servicios de taxi, reparto y reparaciones a domicilio.
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El informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo. El papel de las plataformas digitales en la transformación del mundo del trabajo advierte que este tipo de plataformas brindan oportunidades, pero llevan aparejados algunos problemas.
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Señala que «en lo que se refiere a los trabajadores, los problemas atañen concretamente a la regularidad del trabajo y los ingresos, las condiciones de trabajo, la protección social, la utilización de las competencias profesionales, la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva».
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Para indicar que las consecuencias de la pandemia COVID-19 están poniendo de manifiesto los riesgos y las desigualdades a los que se ven expuestos los trabajadores, especialmente los que están ocupados en plataformas digitales basadas en la ubicación.
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Números
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Un relevamiento de la OIT a nivel mundial muestra que la cantidad de plataformas en línea basadas en la web y en la ubicación aumentó de 142 en 2010 a más de 777 en 2020.
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Las plataformas en línea basadas en la web se triplicaron durante este periodo, mientras que las plataformas de taxi y reparto se multiplicaron casi por diez.
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Calcula que en una semana corriente, los ingresos medios por hora de un trabajador de una plataforma basada en la web ascienden a 3,4 dólares, aunque la mitad de los trabajadores de estas plataformas ganan menos de 2,1 dólares por hora. En el caso de los trabajadores autónomos, los ingresos medios por hora son de 7,6 dólares.
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La Encuesta Corporación Andina de Fomento (CAF)-Banco de Desarrollo de América Latina, publicada en el Reporte de Economía y Desarrollo, indica que el 9,4% de los trabajadores de once de las principales ciudades de América Latina y el Caribe declaró haber prestado un servicio por intermedio de una plataforma en 2020, mientras que el 6,7% estaba registrado como proveedor en una plataforma, aunque sin actividad.
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Esto hace que un total de alrededor de 16% de la fuerza laboral pueda catalogarse como trabajador de plataforma activo o potencial. Las ciudades donde esa participación es mayor son Ciudad de Panamá (23%), Bogotá (20%) y Quito (19%).
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Empresas
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Ejemplos típicos de plataformas son los servicios de transporte (como Uber) y de entrega de productos (como Rappi), hasta los servicios que se transan y se proveen en línea como la contratación de tareas específicas (Amazon Mechanical Turk) o servicios especializados (Upwork).
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Quienes promueven esas relaciones laborales se abrazan al concepto de eficiencia. Así queda reflejado en uno de los textos preferidos por los sectores que se benefician de la economía de las plataformas.
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En Cambio disruptivo en el negocio del taxi: el caso de Uber los economistas Judd Cramer y Alan B. Krueger examina la eficiencia de los servicios de viajes compartidos frente a los taxis.
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Para concluir que las nuevas modalidades de empleo tienen el potencial de permitir un uso más eficiente de los recursos y de proveer flexibilidad tanto a las empresas como a los trabajadores.
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Pero esas relaciones laborales presentan elevados riesgos para los trabajadores de sobreexplotación y precariedad laboral.
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Pandemia
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Es evidente que la economía digital está transformando el mundo del trabajo. En la última década, la expansión de la conectividad de banda ancha y de los servicios de computación en la nube, junto con las innovaciones en las tecnologías de la información y las comunicaciones, han permitido las transacciones económicas y el intercambio de un gran volumen de datos e información entre individuos, empresas y dispositivos.
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Los datos constituyen cada vez más un activo esencial del impulso de la economía digital. A estas transformaciones cabe asociar la proliferación de plataformas digitales en varios sectores de la economía.
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Desde marzo de 2020, la pandemia de la COVID-19 ha provocado un aumento de las modalidades de trabajo a distancia, lo que refuerza aún más el crecimiento y el impacto de la economía digital.
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La investigadora argentina, especialista en política y tecnología, Natalia Zuazo, autora de «Guerras de Internet» y «Los Dueños de Internet, explica que en estos momentos de pandemia la población tiene que recurrir con más intensidad a la tarea que realizan trabajadores de plataformas (deliverys, taxis), sobre todo en las grandes ciudades.
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Menciona que estos trabajadores son los que peores condiciones laborales tienen. Para indicar que «cuando se habla de regular las plataformas, estamos queriendo que adquieran los derechos laborales del siglo XXI y no como si estuviéramos en el siglo XIX, con jornadas laborales largas y sin coberturas de salud».
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Predomina la idea de por ser plataformas de internet, modernas y que brindan un servicio necesario a las personas no deben quedar exceptuadas de cumplir con normas laborales de protección a los trabajadores.
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Empleo
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Los trabajos de plataforma son relativamente nuevos y están ganando presencia dentro del empleo total, aunque las estimaciones sobre su importancia varían según la fuente de información y el criterio de medición.
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Al igual que ocurre en Estados Unidos y Europa, en América Latina y el Caribe el trabajo de plataformas convive con otras formas de empleo tradicionales y no tradicionales.
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En algunos casos, se trata de trabajadores que derivan su principal ingreso de un empleo en relación de dependencia y obtienen ingresos adicionales mediante actividades de plataforma. En otros casos, se trata de trabajadores independientes y empleadores que realizan una parte o todas sus actividades a través de plataformas digitales.
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La encuesta de la CAF indica que del total de trabajadores con actividades de plataforma, el 60% son autoempleados, el 27% son asalariados, el 10% son empleadores y el 3% restante se reparte entre trabajadores familiares sin remuneración, miembros de cooperativas y empleados domésticos.
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El documento de la CAF muestra que en promedio para todas las categorías ocupacionales el empleo en plataforma constituye una actividad principal en el 41% de los casos, sin embargo es mayor entre los autoempleados que en el resto de las categorías de empleo.
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También es más frecuente entre los hombres que entre las mujeres, entre los más jóvenes y los de mayor edad que entre los de edades intermedias, así como entre los de menor educación.
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“El crecimiento reciente del empleo de plataformas hace necesario repensar las instituciones de protección social y adecuarlas a las características del mercado laboral actual», afirmó Guillermo Alves, economista principal de la Dirección de Investigaciones Socioeconómicas de la CAF.
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Para agregar: «El acceso a los beneficios sociales por parte de los trabajadores de plataforma presenta desafíos similares a los que genera la cobertura del empleo independiente tradicional”.
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Desafíos
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Los trabajadores de las plataformas basadas en la web normalmente trabajan un promedio de 27 horas semanales, contando tanto las tareas remuneradas como las no remuneradas, pero dedican a estas últimas aproximadamente un tercio del tiempo, es decir, unas ocho horas semanales.
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Además, cerca de la mitad de estos trabajadores dedica un promedio de 28 horas semanales a otros trabajos remunerados, lo que a menudo da lugar a una semana laboral larga.
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La mayoría de los conductores y repartidores de las plataformas basadas en la ubicación trabaja jornadas largas y de alta intensidad: los primeros, un promedio de 65 horas semanales y los segundos, 59.
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Una elevada proporción de conductores y repartidores de aplicaciones (el 79% y el 74%, respectivamente) mencionó que sufre algún grado de estrés asociado al trabajo, provocado entre otras cosas por la congestión del tráfico, la escasa remuneración, la falta de pedidos o clientes, la excesiva duración de la jornada, el riesgo de sufrir lesiones laborales y la presión para conducir rápido.
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Para la OIT, uno de los grandes desafíos para mejorar la calidad de vida de los trabajadores de plataformas se encuentra en definir la regularidad del trabajo y de los ingresos, la libertad de asociación y la definición de un marco de negociación colectiva.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Alfredo Zaiat – Periodista, escritor y economista, jefe de la sección de Economía y del suplemento Cash de Página 12 desde 1997. Conduce desde hace 18 años el programa radial ‘Cheque en blanco’. Ganador del premio ETER en varias oportunidades. Integra el cuerpo docente del Programa Amartya Sen de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Publicó los libros ‘¿Economistas o astrólogos?’, ‘Historia de la economía argentina del siglo XX’ junto a Mario Rapoport, ‘Economía a contramano’, ‘Amenazados. El miedo en la economía’ y ‘Macrisis. Otro fracaso del neoliberalismo en Argentina’.