SANTIAGO (laRazon.cl) – El cinco de junio, es el día en que Naciones Unidas conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente. A pocos días en su versión 2021, a realizarse en Pakistán, este año se centrará en la restauración de ecosistemas, junto al lema: “Reimagina, recrea, restaura” buscan transmitir la urgencia de hacer las paces con la naturaleza. Esto da inicio al decenio de la restauración (2021-2030), una misión para revivir miles de millones de hectáreas, desde bosques hasta tierras de cultivo.
Durante mucho tiempo, como humanidad, hemos explotando y destruido los ecosistemas de nuestro planeta. En el último siglo, destruimos la mitad de los humedales del planeta, el 50% de nuestros arrecifes de coral, y se estima que para 2050, podría ser hasta un 90% si no hacemos un cambio. El Decenio de las Naciones Unidas (2021-2030) también es la fecha límite para la concreción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la línea de tiempo que los científicos han identificado para evitar los peores impactos del cambio climático.
¿Por qué son tan importantes los ecosistemas?
Los ecosistemas son la red de la vida en la Tierra que incluye a todos los seres vivos, sus interacciones entre sí y su entorno natural. Existen en todas las escalas: un grano de tierra puede ser un ecosistema y el planeta entero es uno. Incluyendo bosques, ríos, pantanos, pastizales, estuarios y arrecifes de coral. Los ecosistemas naturales son hogar de una rica vida silvestre, en ellos se albergan seres vivos; plantas, animales, hongos y microorganismos. Los ecosistemas brindan beneficios invaluables a todos ellos; un clima estable, aire respirable, suministro de agua, alimento y materiales, así como protección ante fenómenos naturales y enfermedades.
¿Cuál es el estado de los ecosistemas?
Hoy, ciudades y tierras de cultivos son ecosistemas que han sido modificados por seres humanos, quienes hemos talando bosques, contaminado ríos y lagos, secado las turberas y pantanos, degradado costas y océanos, erosionando suelos y sobreexplotando granjas. A menos que cambiemos estos hábitos, para proteger y restaurar nuestros ecosistemas, no sólo destruiremos los paisajes que amamos, sino que perjudicaremos nuestro bienestar y el de las próximas generaciones.
La restauración de los ecosistemas conlleva beneficios sustanciales para las personas, significa prevenir, detener y revertir este daño, pasar de explotar la naturaleza a curarla. Solo con ecosistemas saludables podemos mejorar los medios de vida de las personas, contrarrestar el cambio climático y detener el colapso de la biodiversidad.
¿Cómo generar la restauración de ecosistemas?
Para lograr la restauración a la escala requerida, se deben realizar incentivos e inversiones financieras para cambiar la forma en que se explotan las tierras y los océanos, en la investigación y la educación, y para inspirar un movimiento de personas, empresas y Gobiernos.
Pero también incluye todas las pequeñas acciones que podemos realizar todos los días: cultivar árboles, reverdecer nuestras ciudades, repoblar nuestros jardines con especies nativas o limpiar la basura de los ríos y costas. Actuar desde cada uno de nuestros lugares; Agricultores, empresarios, científicos, políticos, agrupaciones de la sociedad civil, pueblos indígenas y personas naturales, para lograr restaurar, regenerar y recuperar los ecosistemas en nuestro planeta.
Además, podemos aportar disminuyendo la cantidad de basura que generamos, sobre todo el plástico que tarda siglos en degradarse y se acumula en playas y vertederos, intoxicando a animales que allí habitan. Llevar una vida que genere menos residuos tóxicos para los ecosistemas es posible y tenemos la oportunidad de hacerlo, seamos parte de la solución. Protejamos y regeneremos desde donde estemos; bosques, ríos, lagos, ciudades, costas, montañas, tierra de cultivo, turberas, humedales.