SANTIAGO – El estudio «La pobreza del modelo chileno, la insuficiencia de los ingresos del trabajo y pensiones», de Fundación SOL reveló que mientras la tasa oficial de pobreza por ingresos en Chile es de un 10,8%, al considerar exclusivamente los ingresos laborales y las pensiones contributivas, la pobreza alcanza a un 39,9% de las personas que viven en Chile.
La investigación utiliza la base de datos de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica CASEN 2020 para medir el impacto que tienen los subsidios estatales, la figura del alquiler imputado y los ingresos del capital en la medición de la pobreza en Chile.
Marco Kremerman, investigador de Fundación SOL y uno de los autores del estudio, explica que a través de este ejercicio se busca conocer el resultado directo del modelo económico del país. «La mayoría de las personas viven de su trabajo y de las pensiones contributivas que son el reflejo de la vida laboral previa a la jubilación. Con esta investigación estamos testeando el corazón del modelo de acumulación chileno».
De acuerdo a los datos presentados, si bien la pobreza oficial en Chile alcanza a un 10,8% de la población, cuando se extraen los subsidios y transferencias que entrega el Estado, esta sube a 17,4%. Adicionalmente, si tampoco se considera el «alquiler imputado» la pobreza asciende a un 33%.
Finalmente, si en relación a los ingresos autónomos, solamente se consideran los ingresos del trabajo y las pensiones contributivas, dejando de lado los ingresos del capital como arriendos y dividendos, la pobreza alcanza a 4 de cada 10 personas.
Los niveles más elevados se pueden observar entre las mujeres, en donde al calcular la pobreza según ingresos de trabajo y pensiones contributivas (sin considerar los subsidios, el alquiler imputado ni los ingresos del capital), el porcentaje se eleva a 42,2%.
Parte de la investigación también revela que los mayores niveles de pobreza por ingresos totales se observan en los hogares monoparentales llegando al 15,2%. «Sin embargo, al medir la pobreza según ingresos del trabajo y pensiones contributivas, esta aumenta de 6% a 47,2% en los hogares unipersonales y 52,9% en los hogares monoparentales, con una gran diferencia entre los hogares donde solo vive el padre (34,1% de pobreza) y aquellos hogares donde solo vive la madre (monomarentales) en donde la pobreza pasa de un 16,1% a un 55,8% «afirma Gonzalo Durán, investigador de Fundación SOL y autor del estudio.
La metodología oficial de la Encuesta CASEN utiliza en la medición la figura del «alquiler imputado», a través del cual, a una familia que es dueña de una vivienda —incluso si aún está pagando el dividendo—, o bien ocupa una residencia a título de cesión o en usufructo, se le imputa como ingreso del hogar el equivalente al costo que tiene un arriendo en el sector o manzana donde habita.
«Esto significa que al monto de sus ingresos se suma el valor del «arriendo» que están dejando de pagar. Por ejemplo, si a una persona de 65 años, que tiene una jubilación de $150.000 y es dueña de su vivienda, se le imputa un alquiler de $300.000 —dado que este es el valor promedio de la vivienda en la zona donde vive— no estaría en situación de pobreza ya que se le calcularía un ingreso de $450.000″, explica Kremerman.
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Porcentaje de Pobreza según distintas fuentes de ingreso
Pobreza del mundo del trabajo en la Araucanía alcanza el 56,4%
Las estimaciones realizadas a nivel regional por Fundación SOL, revelan que la pobreza por ingresos del trabajo y pensiones contributivas supera el 40% en once regiones del país. La Araucanía y Ñuble son los territorios con mayor porcentaje de pobreza en el país, superando el 50%.
En el caso de la región de La Araucanía, las cifras oficiales de pobreza por ingresos totales alcanzan un 17,4%. Sin embargo, al no considerar los subsidios de Estado, la figura del alquiler imputado y los ingresos del capital, la pobreza alcanza un 56,4%, siendo la región con el mayor nivel de pobreza en el país.
El estudio además revela la situación de vulnerabilidad económica entre las personas pertenecientes a pueblos originarios. Si bien la cifra oficial de pobreza por ingresos totales alcanza un 13,2% de esta población, si solamente se consideran los ingresos del trabajo y las pensiones contributivas, la pobreza alcanza un 47,4%, casi 10 puntos por sobre quienes no pertenecen a pueblos originarios (39%).
Tercera edad es el sector más vulnerable
La investigación muestra además una situación de especial fragilidad para la población de la tercera edad. Si bien las cifras oficiales sitúan la pobreza para el grupo de mayores de 60 años en un 5,6%, al no considerar las transferencias del Estado, el alquiler imputado y las ganancias asociadas al capital, la pobreza llega a un 45,9%.
«El caso de los adultos mayores es particularmente crítico ya que la pobreza aumenta más de 8 veces. Esto devela el fracaso del sistema de cuentas individuales administrados por las AFP y demuestra que es el Estado el que está sosteniendo las pensiones en Chile actuando como un parche del sistema privado para generar condiciones de subsistencia en la población», afirma Gonzalo Durán.
Línea de la pobreza y canasta alimentaria
El estudio además analizó, cuán sensible es la medición de la pobreza ante cambios en algunos parámetros, tales como la Canasta Básica de Alimentos. Por ejemplo, si se utiliza la Canasta Alimentaria de Calidad (CAC) propuesta por el Ministerio de Salud — en 2015, el valor de la canasta significaba un aumento de 36,1% del costo de la canasta de referencia-, la pobreza por ingresos totales llegaría a un 22,2%.
«Esto significa que, si utilizamos criterios de alimentación más exigentes para la población, 2 de cada 9 personas que habitan Chile se encontraría en situación de pobreza. En el caso de la pobreza por ingresos del trabajo y pensiones contributivas, esta llegaría a 52,3%, lo que equivale a casi 10,2 millones de personas», explica Durán.
Por último, los investigadores puntualizan que, aunque el elevado porcentaje de pobreza de mercado puede ser visto como un suceso coyuntural consecuencia del Covid-19 al examinar los indicadores, ya sea oficial o el propuesto en el presente estudio concuerdan que «se puede concluir que el último indicador es mucho más ilustrativo para caracterizar los niveles de afectación de los hogares durante la pandemia, ya que el 39,9% de pobreza es superior al 2013 y levemente inferior al observado el año 2011 (41,2%), es decir , se puede sostener que se trata de un problema con raíces estructurales que se potencia en la coyuntura «puntualiza Kremerman.
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