Se caracteriza por ser un tipo de abuso sutil, manipulador y difícil de detectar por la mujer y su entorno. No se trata de insultos ni de golpes, sino de un daño profundo a la autoestima de la víctima hasta el punto de anularla como persona y hacerla dudar de su cordura.
El término ‘luz de gas’ debe su nombre a la película Gaslight de 1944, donde el esposo de la protagonista la intenta convencer de que los ruidos que escucha en la casa son producto de su imaginación, a la vez que altera todo el ambiente para probar que tiene razón. Así es que ella empieza a creer que se está volviendo loca.
Esta es una buena forma de resumir de qué trata este tipo de maltrato machista, definido así porque en la gran mayoría de los casos es ejercido por los hombres hacia sus parejas mujeres.
“Es un tipo de violencia psicológica que está muy oculta, no es visible ni fácilmente identificable. Su principal característica es que el abusador, aparte de buscar el control de la víctima dañando la autoestima, altera la percepción de la realidad. Esto genera que la persona dude de su memoria y de su propia cordura”, explicó Beatriz Villanueva, coach española y comunicadora especializada en género.
El maltratador realiza comentarios del tipo ‘esto nunca lo dije’ o ‘esto no sucedió, te lo estás inventando’, que despiertan dudas en la víctima acerca de lo que realmente pasó. Además, es frecuente que intente alejarla de su círculo de amistades y familiares, ya que al estar sola es más manipulable.
La especialista afirmó que si se compara a la violencia de género con un iceberg, el maltrato luz de gas sería la parte que se encuentra oculta debajo del mar y que es aún más grande que lo visible. Muchas veces precede o acompaña a la violencia física.
“A cualquiera le puede pasar, son procesos, no se llega a eso el primer día de una relación. Es una manipulación muy sutil que no solo intenta modificar el comportamiento de la víctima sino incluso quién es como persona”, añadió.
4 señales para detectar el gaslighting
La coach y comunicadora española dijo que, a pesar de que se trata de un maltrato muy difícil de detectar, hay ciertos elementos que pueden despertar una señal de alarma.
- Una de cal y una de arena: por un lado el abusador dice que eres la persona más especial pero, por otro lado, no te da lo que necesitas para ser feliz sino que “te complica la vida”.
- Él es el centro de la relación: cuando tú le pides ayuda o apoyo se enoja o se bloquea. No son capaces de establecer un vínculo equitativo.
- Cansancio: sientes que estás agotada, que dejas mucha energía en la relación y que los procesos con tu pareja siempre son largos y desgastantes.
- Sensación de ‘estarte perdiendo’: olvidar que era lo que te gustaba antes de esa relación o cómo eras en realidad.
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