Rojas Vade, el constituyente chileno que no tenía leucemia y desató un escándalo

 O sea, ¿no tienes cáncer?
– Se supone…es que…mira, no. Es que… no, no tengo.
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El fragmento del diálogo resume la parte más impactante de un artículo publicado por los periodistas Paz Radovic y Andrew Chermin del diario La Tercera en el que el integrante de la Convención Constituyente, Rodrigo Rojas Vade, reconoce que no padece leucemia, tal como asegura desde que se hizo famoso durante las protestas sociales que conmovieron a Chile en 2019.
En efecto, Rojas Vade ganó notoriedad por participar de las marchas en Plaza Baquedano —rebautizada como Plaza Dignidad durante el estallido social— sin cabello en la cabeza y las cejas y con un catéter a la vista. El ‘pelado Vade’, como se lo conoció en ese entonces, siempre aprovechó la visibilidad para denunciar los excesivos costos médicos de Chile, al tiempo que contaba que se encontraba muy endeudado por un tratamiento contra la leucemia.
El compromiso de Rojas Vade y la empatía que generó entre los chilenos le ganó un lugar en la Lista del Pueblo, una agrupación política de izquierda integrada por participantes de las movilizaciones que no se adhirieron a la orgánica de los tradicionales partidos de izquierda y centro izquierda de Chile. En julio, cuando se instaló la Convención destinada a redactar una nueva Constitución chilena, Rojas Vade fue votado por sus compañeros como uno de los siete vicepresidentes del cuerpo.
Menos de tres meses después, el constituyente renunció a la vicepresidencia y se mantiene a la espera de que su continuidad en la Convención sea resuelta por la comisión de Ética del órgano.
¿Por qué mintió Rodrigo Rojas Vade?
Mientras su continuidad política es resuelta, las razones que llevaron al hombre de 37 años a mentir sobre su padecimiento son materia de especulación en todo Chile.
La psicóloga y jefa del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Bernardo O’Higgins, Leslie Nicholls, dijo a Sputnik que una de las posibles explicaciones de su comportamiento es que Rojas Vade «sí llegó a creer que tenía esta enfermedad».
«En ese caso estamos hablando de algo del orden de lo delirante», explicó. Sin embargo, la especialista consideró que ese no parece ser la explicación más plausible, dado que el propio convencional reconoció en la entrevista que no padece leucemia. «A mí y a varios colegas nos da la impresión de que es algo más del orden de la perversión: él crea este personaje y lucra a partir de esto», indicó.
Bajo esa premisa, Nicholls sostuvo que posiblemente la falsedad haya surgido «como una mentira piadosa para ocultar otra dolencia, que se sospecha sea VIH». La psicóloga reconoció que «no es extraño que una persona que tiene VIH en Chile oculte su diagnóstico porque muy probablemente vaya a tener problemas para conseguir trabajo o incluso pareja».
El problema surge, sin embargo, cuando Rojas Vade «comenzó a tener cierta popularidad en base a esta enfermedad». Para la experta, el hombre debió abstenerse de asumir el cargo de constituyente al que había accedido a partir de una historia de vida que era falsa.
«Existe la posibilidad de que Rojas haya montado este personaje con el objetivo de obtener réditos políticos, económicos o visibilidad. Ha lucrado con un diagnóstico ficticio y en este caso eso hace sospechar que hay algo del orden de lo perverso», sostuvo.
La psicóloga recordó que Rojas Vade llegó a montar campañas para recaudar fondos para costear tratamientos para su supuesta enfermedad e incluso incluyó en su declaración de patrimonio su deuda de 32 millones de pesos chilenos (más de 42.000 dólares) que atribuyó a «deuda por tratamiento oncológico».
Ahora bien, para Nicholls «el hecho de que sea perverso no es inhabilitante para asumir un cargo público». En ese sentido, señaló que en Chile «muchas personas ocupan altos puestos en empresas e instituciones del Estado» que cumplen esa condición.
La psicóloga señaló que, de todos modos, «no es la primera vez que se ve algo así en política», en referencia a «personas que inventan enfermedades para evadir la justicia como el caso del (exdictador chileno Augusto) Pinochet o los presos que están en Punta Peuco por causas de derechos humanos».
Para Nicholls, tanto en Chile como en América Latina existe «una cultura institucionalizada de sacar réditos de los altos cargos, sean públicos o privados, y para llegar a esos altos cargos existe la cultura de mentir u ocultar cierta información».
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«Que sea común no lo hace menos dañino para una sociedad que busca deshacerse de esas cosas», contrapuso, enseguida.
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¿Un golpe a la Constituyente?
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La psicóloga advirtió que el caso de Rojas Vade cobra especial trascendencia por integrar la Convención Constituyente, «una instancia surgida de varias luchas sociales y un estallido social que fue largo, costoso y en el que transversalmente todos estuvimos de acuerdo».
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Según Nicholls, la mentira de Rojas Vade se choca con el objetivo de la Constituyente, que es «cambiar un sistema político que era abusivo y en el que había políticos que nos robaban y estafaban».
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La analista consideró que, en ese marco, los candidatos a integrar la Convención se presentaron ante los chilenos como figuras «pulcras políticamente y sin grandes manchas curriculares» que, para alcanzar el nuevo órgano, «se sometieron a una especie de prueba de la blancura».
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«Lo que duele es ver a este señor Rojas Vade, que estaba todos los viernes en Plaza Dignidad con el catéter colgando, montando en el fondo un personaje por el que todas las personas sentimos cierta misericordia porque todos conocemos a gente que está endeudada por enfermedades graves», lamentó.
A pesar de considerar el caso de Rojas Vade como «grave», Nicholls consideró que el caso «no empaña ni revierte el trabajo que ha realizado hasta aquí la Convención Constituyente, que ha llevado un trabajo magnífico hasta aquí con condiciones adversas».
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Esto a pesar de que, según la docente universitaria, la derecha chilena «ha hecho gárgaras» con el caso de Rojas Vade para intentar deslegitimar el proceso hacia una nueva carta magna.
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Por otro lado, el caso sí puede generarle un problema a la Lista del Pueblo, la agrupación que llevó a Rojas Vade a la Constituyente y que se ha presentado, según Nicholls, como «una alternativa un poco más radicalizada a la izquierda partidista».
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La analista consideró que una de las debilidades del movimiento integrado por Rojas Vade ha sido la «aversión a la creación de una orgánica» propia, algo justificado por el rechazo a los tradicionales partidos políticos de izquierda.
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«Creo que el movimiento social no pierde fuerza pero sí esta agrupación. Uno esperaría que supieran dar vuelta el problema y utilizarlo a su favor pero en cambio se ve que están apoyando a Rojas vade sin hacer una crítica», lamentó.

Sergio Pintado – Periodista uruguayo. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de la República de Uruguay, se ha desempeñado como periodista de actualidad y política en medios digitales como Montevideo Portal (2011-2019). Desde 2020 conduce el podcast Seguro de Paro, de análisis político de Uruguay.