TEMUCO – Con el objetivo de estudiar y determinar la vulnerabilidad de la región de La Araucanía, frente a la crisis hídrica por la que atraviesa nuestro país y en el marco de la crisis climática global, Juan Luis Manosalva, estudiante de Geología de la Universidad Católica de Temuco (UCT) y practicante del Centro de Políticas Públicas (CPP UCT), realizó un detallado análisis.
Al respecto, el futuro geólogo concluyó que La Araucanía presenta un déficit acumulado de precipitaciones, un aumento histórico de incendios forestales, una baja visibilidad de esta propia realidad, sumando a esto los índices más altos de pobreza a nivel nacional y vulnerabilidad social según la última Casen 2020, que incluye la inequidad de género en la administración del agua.
“A pesar de estos antecedentes, revisando el catastro histórico de la Dirección General de Aguas (DGA) entre los años 2008 al 2021, nunca en La Araucanía se ha decretado zona de sequía, lo cual llama la atención, porque la región cuenta con evidencia de impactos por la mega sequía, por lo tanto, ¿una sequía en la zona tendrá el mismo efecto que en otras regiones?”.
Manosalva agregó que las declaraciones de escasez hídrica que realiza la DGA corresponden al 74% de todos los instrumentos empleados en el período 2008-2014 para salvaguardar los recursos hídricos. “Las regiones de Coquimbo, Valparaíso, El Maule y Metropolitana concentran el 86% de la aplicación de instrumentos por parte de la DGA según el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2”.
Entonces, el practicante del CPP UCT se pregunta ¿por qué en La Araucanía no se han decretado si es vulnerable?, ¿Cuál es el criterio de la DGA para decretar zonas de sequía?, ¿Existe una visión centralista con respecto a los recursos de la DGA en Chile?
“Sin duda ahora es el momento de debatir sobre estos criterios de evaluación para rediseñar la política e incorporar una gobernanza de aguas, es decir, una interacción más horizontal entre el Estado, instituciones privadas y la sociedad Civil y enfocarse en un modelo sustentable, sostenible y donde se enfrente el desafío del acceso al agua en la región. Aún no es demasiado tarde, estamos a tiempo para trabajar en anticipar los futuros golpes de la sequía y cambio climático, planteado por el último informe del IPCC”, manifiesta el escrito de Manosalva.
Hitos claves
A principios de agosto se publicó el sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que presenta una alerta sobre los efectos críticos en nuestro planeta y también cómo limitar esta crisis en el futuro, señalando que aún queda una ventana de oportunidad para que se evite lo más grave, pero tomando decisiones ahora.
El llamado de los expertos es entender el cambio con el nivel de intervención humana en el entorno, la urbanización descontrolada, la destrucción de ecosistemas, así como su relación con otros factores de riesgo asociados como la pobreza, la desigualdad y la corrupción, entre otros. También resaltan una vez más la necesidad de cooperación regional e internacional porque los peligros asociados a los fenómenos hidrometeorológicos y el clima no respetan fronteras.
“Es necesario plantear los desafíos en base a reforzar el monitoreo de las amenazas climáticas, fortalecer los sistemas de alerta temprana y desarrollar planes de acción para reducir el riesgo de desastres y sus impactos”, aseguró el investigador.
Añadió que Chile es un país vulnerable a sus efectos y a esta realidad se suma la “mega sequía”, así definida por la comunidad científica, porque s la primera vez que se observa una condición seca tan persistente en el registro histórico.
Además, en el Congreso Nacional se está discutiendo la reforma al Código de Aguas, por lo que estamos dentro de un contexto complejo y de oportunidades. “La Araucanía no está ajena a esta problemática y resulta necesario describir su realidad y vulnerabilidad, particularmente, de la crisis hídrica”.
Precipitaciones
Las precipitaciones durante todo el 2021 para La Araucanía muestran que sólo en enero se tienen números positivos, es decir, a lo que va de año hay un déficit de precipitaciones. De hecho, según datos proporcionados por CR2, la región, desde julio de 2017 hasta junio de 2021, tiene como resultado un periodo moderadamente seco llegando a niveles extremadamente seco. Como consecuencia de esto, aparecen otros peligros asociados, tales como los incendios forestales.
“Por ejemplo, el registro histórico en La Araucanía desde el 2010 hasta el 2020, refleja un aumento sostenido de la cantidad de ocurrencias de incendios forestales. Asimismo, es importante destacar que en este último año se registra entre 1985 – 2020 un total de 1.802 incendios, lo cual es histórico”, precisó Juan Luis Manosalva.
“Según estudios realizados por el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, en la actual “mega sequía”, el número de incendios de gran magnitud (sobre 200 hectáreas) desde las regiones de Valparaíso hasta La Araucanía han incrementado en un 27% respecto al promedio histórico, además en la región, desde 1990 – 2009, ya existía un 59% de aumento porcentual del área quemada y en el periodo 2010 – 2014 llegó a un 69%).
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