María Elvia Rodelo, una mujer que aseguraba haber recibido la suerte divina de una herencia millonaria, reclamaba a vecinos de diferentes localidades, en alianza con varias iglesias, dinero para los trámites del cobro con la promesa de compartir la elevada suma entre quienes colaboraran.
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Según las autoridades, la mujer colombiana logró hacerse de más de 200.000 millones de pesos colombianos (más de 52 millones de dólares) tras estafar a más de 15.000 personas entre 1993 y 2013.
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La historia comienza en 1993, cuando María Elvia Rodelo Zambrano, de 29 años, se mudó al barrio República de Chile, al suroeste de la ciudad de Cartagena. En ese entonces la joven estaba en situación de casi indigencia pero logró ganarse el cariño de sus vecinos por su amabilidad, y el buen trato con la gente.
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Solo unos meses después la joven desapareció sin dejar rastro, sembrando la duda entre los vecinos sobre su paradero. La respuesta llegó en 1995, cuando la joven regresó al barrio junto a su esposo, y una vestimenta más ostentosa. Rodelo usaba joyas y ropa costosa. Además, se paseaba en camionetas de lujo con guardaespaldas.
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Todo formaba parte de un plan que había ideado Rodelo. La estafadora cambiaba la versión de la historia para atrapar a diferentes víctimas, según dijo al diario El Tiempo uno de los funcionarios de la Fiscalía de Cartagena que identificó a Rodelo y su táctica.
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En ocasiones la mujer contaba que, mientras trabajaba en la ciudad de Cúcuta, estuvo gravemente enferma y la Virgen del Carmen le dijo que iba a ser protagonista de un «milagro» que le llegó a través de una persona adinerada, que, tras perder a su familia, la acogió como a una hija.
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Tras la inesperada muerte del altruista adinerado, Rodelo era la única beneficiaria de una herencia de 4,8 billones de pesos colombianos (más de 1,2 millones de dólares), de la que podría disponer siempre que realizara acciones solidarias y compartiera la fortuna con otros.
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De esta forma Rodelo realizaba su estafa tanto en Cartagena como en la ciudad de Barranquilla (norte del país) o de Sucre (norte). Narraba su historia a personas que podrían interesarse y, si esto sucedía, les pedía una suma económica para gastos notariales, junto con una foto del documento de identidad. En ocasiones, continuaba solicitando dinero con la excusa de más gastos.
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Rodelo no trabajó sola: entre 1995 y 2003 se alió con pastores de iglesias evangélicas que colaboraban con la estafa manipulando a sus creyentes, que dado el origen religioso del relato de la joven, no hacían mayores preguntas.
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Producto de su ambición, la mujer comenzó a buscar víctimas más adineradas a las que llegó a exigirles hasta 300 millones de pesos.
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En 2003 la joven fue condenada a 13 años de prisión por un delito de estafa agravada, aunque solo permaneció meses tras las rejas.
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Lejos de abandonar sus maniobras, la mujer continuó estafando colombianos una vez liberada, aunque ya con un perfil más bajo.
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En 2013 una nueva denuncia la puso bajo el foco de la Fiscalía: la comunidad del barrio María Eugenia en Barrancabermeja denunció por estafa a la pastora local, quien colaboraba con Rodelo, por lo que esta última volvió nuevamente a la cárcel.
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Si bien esta mujer y sus seguidores cumplen su pena en prisión, la estrategia aún continúa en las calles. Sufrió modificaciones y mejoró el modus operandi: en 2021 una pareja de personas mayores del municipio de Sincelejo (del departamento de Sucre) cayó en la trampa y además de volcar sus ahorros de toda la vida en la promesa de la herencia millonaria, pidieron dinero prestado a familiares y amigos cercanos. Cuando el dinero de la herencia no llegó, hasta debieron vender la casa para pagar sus deudas.
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La versión cambia, pero la matriz de la estrategia continúa y perjudica a los colombianos que, ingenuamente, creen en la herencia por motivos religiosos, por ambición o como una solución para escapar de la pobreza.