LA PAZ (Sputnik) — El presidente Luis Arce advirtió en una serie de masivas concentraciones oficialistas, que el pueblo boliviano defenderá la democracia en las calles de ser necesario, ante lo que denunció como nuevo intento golpista de la derecha.
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«Los [opositores] que decían defender la democracia hoy se oponen a respetar la mayoría popular, pero tenemos a un pueblo que va a hacer respetar su voto popular en las calles; si no quieren respetar en las urnas nos vamos a hacer respetar en las calles», dijo Arce, quien se presentó acompañado por el expresidente y líder indígena Evo Morales (2006-2019).
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La advertencia destacó en marchas y concentraciones masivas en los nueve departamentos con las cuales el Movimiento Al Socialismo (MAS) y sus movimientos sociales aliados respondieron al paro del día anterior convocado por una alianza opositora de comités cívicos, partidos y agrupaciones ciudadanas conservadoras.
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«Ayer nuevamente los comités cívicos, la derecha golpista asesina, convoca a paro, a que nuevamente en las calles se maltrate a la gente (…), nuevamente el fascismo, nuevamente el matonaje», denunció Arce, recordando movilizaciones similares que hace dos años desembocaron en el derrocamiento de Morales.
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El paro parcial del lunes y los actos callejeros del martes parecían alejar las posibilidades de un acercamiento entre el Gobierno, que tiene mayoría parlamentaria, y la oposición, que trataba de hacerse fuerte en regiones como Santa Cruz (este), liderada por su gobernador y excívico Luis Fernando Camacho.
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En aparente alusión a los grupos violentos movilizados por Camacho durante la crisis de 2019, y que fueron señalados por la policía como responsables de hechos de violencia durante el paro del lunes, Arce dijo que «Bolivia no los va a permitir de nuevo».
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«Como ellos tienen el recurso del golpe nosotros tenemos el recurso de ganar en las urnas: es la democracia que gracias a la conciencia del pueblo boliviano hemos recuperado», añadió el socialista que ganó las elecciones que pusieron fin hace un año a la gestión transitoria de Jeanine Áñez (2019-2020).
Sin mencionar a Áñez, autoproclamada presidenta tras la caída de Morales con apoyo de Camacho y actualmente en detención preventiva, Arce se sumó al pedido de «justicia, justicia» que coreaban las muchedumbres pidiendo cárcel para la exgobernante y sus aliados, entre ellos el gobernador cruceño.
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«El pueblo reclama justicia, no podemos pacificar a un país mientras tengamos el dolor de 38 familias que han perdido seres queridos por un golpe, una aventura golpista que solo ha traído luto, dolor y crisis económica. Por eso el pueblo boliviano viene reclamando justicia y justicia es lo que se debe dar», prometió.
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Los opositores, en cambio, consideran a Áñez una «presa política» y acusan al Gobierno de «persecución» de sus adversarios.
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Arce compartió también los gritos de reivindicación de la bandera indígena wiphala, símbolo de las mayorías que resultó en el centro de la escena política desde que fuera retirada de un acto oficial en Santa Cruz, el mes pasado, en presencia de Camacho.
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«Nuestra wiphala nos muestra el camino de la unidad, nos muestra el camino de la resistencia. Esta lucha por la wiphala, esta lucha de reivindicación de nuestros pueblos originarios no es más, hoy, que la lucha por la democracia, por el respeto de las mayorías del país», afirmó.
En respuesta a las masivas concentraciones oficialistas, el presidente del Comité Cívico cruceño, el ultraderechista Rómulo Calvo, dijo el martes que consideraba convocar a un nuevo paro antigubernamental en los próximos días.
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