Cigarrillos chinos de contrabando se toman a América Latina

Los cigarrillos chinos de contrabando están llegando cada vez más a América Latina, infiltrándose en las viejas rutas de contrabando y amenazando a los antiguos imperios criminales.

En los últimos dos años las incautaciones han sido frecuentes, y las autoridades han encontrado grandes cantidades de cigarrillos chinos en NicaraguaPanamáColombia e incluso Texas.

Una exclusiva publicada recientemente por Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) señala que América Latina se ha visto inundada por marcas de la Corporación Nacional de Tabaco de China (China National Tobacco Corporation CNTC), como Golden Deer y Silver Elephant, a pesar de que para estas marcas solamente hay un mercado legal en Chile.

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, en todo el continente americano existen unos 121 millones de fumadores, y la gigante tabacalera Philip Morris International (PMI) estima que el 22 por ciento de los cigarrillos que se consumen en el continente son ilegales. Si bien Paraguay aún aporta la mayor parte de este suministro, China se está convirtiendo rápidamente en un proveedor importante, superando ya a Paraguay en países como Colombia y Ecuador.

Los expertos creen que CNTC está replicando una estrategia utilizada por Big Tobacco en los noventa, cuando las marcas globales permitieron el contrabando masivo de sus productos a América Latina como una manera de expandir el mercado, para luego presionar por la legalización.

A continuación, InSight Crime considera tres conclusiones clave de la investigación sobre este creciente mercado.

1. La infiltración en las antiguas rutas de contrabando

Existe una importante puerta de entrada para los cigarrillos chinos en América Latina: Panamá.

La investigación de OCCRP reveló una red de subsidiarias de tabaco chinas o compañías fantasma que han aprovechado las laxas regulaciones en la Zona Libre de Colón, Panamá, para importar cigarrillos chinos libres de impuestos, o incluso para fabricar productos de esas marcas dentro de Panamá. Luego trabajan con una red de contrabandistas regionales para trasladar el producto a otros países de América Latina, ocultando su origen mediante un complejo papeleo.

Desde Panamá, los cigarrillos toman enmarañadas rutas hacia otros mercados, a veces pasando por múltiples jurisdicciones para encubrir su rastro. En un caso, se le vendieron cigarrillos chinos vía Panamá a un agente de aduanas en Texas, quien fue condenado en mayo de 2020 por intentar contrabandear millones de cigarrillos a México a través de la frontera con Estados Unidos.

En otro caso, un cargamento de 96 millones de cigarrillos fue contrabandeado de China a Colombia a través de Panamá, Jamaica y Aruba.

Estos cigarrillos chinos siguieron rutas de contrabando establecidas desde hace mucho tiempo. La zona de libre comercio de Aruba es un tradicional punto de acceso al contrabando, que sirvió como escala de los cigarrillos traficados a Colombia desde British American Tobacco en la década de los noventa, y más tarde desde Paraguay y Uruguay.

Los cigarrillos también se contrabandean directamente desde China en buques portacontenedores que llegan al puerto de Buenaventura, en Colombia, donde se les paga a los funcionarios de aduanas para que les permitan el paso, como señala un informe del Instituto de Ciencia Política de Colombia. También se han incautado enormes cargamentos en los principales puertos regionales, como El Callao en Perú y San Antonio en Chile.

Una vez en el continente, las grandes diferencias en precios entre los países latinoamericanos generan flujos regionales de contrabando. Por ejemplo, los altos precios del tabaco en Ecuador les permiten a los contrabandistas obtener ganancias de hasta el 150 por ciento, transportando cajas de cigarrillos chinos por Colombia hasta la frontera con Ecuador, como cuenta un contrabandista que habló con Noticias Caracol.

“Los compramos en empresas de Panamá, los enviamos en barcos hasta Maicao [una Zona de Régimen Aduanero Especial en el noreste de Colombia, atendida por Puerto Nuevo] y de Maicao los transportamos en camiones”, dice el contrabandista. “Es un negocio increíblemente rentable”.

2. Distorsión de los mercados locales

El gran atractivo de los cigarrillos chinos es su precio. La investigación de OCCRP indica que los cigarrillos chinos de contrabando se venden por cerca de una quinta parte del precio de los productos legales en países como Colombia y México. En Ecuador, la diferencia puede ser de hasta diez veces.

Gran parte de esta diferencia se debe a los altos gravámenes que muchos gobiernos latinoamericanos han puesto a los cigarrillos. Según cifras de la OCDE, los impuestos sobre el tabaco son de un promedio del 48 por ciento en toda la región, pero pueden llegar al 80 por ciento en países como Chile y Argentina.

Si bien los altos precios como resultado de estos regímenes fiscales han sido bastante efectivos para reducir el consumo de tabaco, el contrabando amenaza estos logros, y les cuesta a los gobiernos regionales pérdidas por unos US$6.000 millones al año en ingresos fiscales.

Además, los productos suelen ser de dudosa calidad. Investigadores en Ecuador hallaron que los cigarrillos chinos se vendían por fuera de su fecha de caducidad, y las investigaciones de Estados Unidos sobre la red de contrabando que ingresó millones de cigarrillos a México hallaron que muchas de las marcas incautadas estaban “prohibidas en México por razones de salud”.

Por otro lado, los productores legales de cigarrillos, tanto internacionales como locales, intentan competir.

En 2019, PMI cerró sus dos fábricas en Colombia, aduciendo un aumento en el contrabando. Y en 2020, en México, el Consejo Nacional de la Industria Tabacalera (Conainta) advirtió que la afluencia de cigarrillos de contrabando de países como China podría acabar por completo con la industria tabacalera nacional.

Aun así, las declaraciones de los fabricantes tradicionales deben tomarse con cautela. La industria tabacalera usualmente denuncia el contrabando como una manera de presionar para que se rebajen los impuestos al tabaco, y a la vez generar distracción con respecto al rentable contrabando de sus propios productos.

Por ejemplo, algunos investigadores en Ecuador descubrieron que, si bien China es la principal fuente de los cigarrillos ilegales en el país, la mayor marca de contrabando es Marlboro, un producto de PMI.

3. La competencia con las mafias tradicionales

Los gobiernos y los productores legales no son los únicos que podrían resultar perdedores a raíz de esta embestida. En América Latina existen mafias tabacaleras que durante mucho tiempo han dominado el comercio de cigarrillos de contrabando, especialmente Tabacalera del Este, perteneciente a Horacio Cartes, expresidente de Paraguay.

Paraguay tiene los precios y los impuestos al tabaco más bajos de América Latina, lo que lo convierte en un importante centro de exportación de cigarrillos de contrabando. Con la ayuda de la corrupción, que llega al corazón del gobierno, y de pandillas regionales, como la brasileña Primer Comando de la Capital, en 2020 Paraguay representaba el 66 por ciento del contrabando de cigarrillos en América Latina (en comparación con el 9 por ciento de China), según un estudio encargado por PMI a América Economía.

Las cifras del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP) muestran que la producción de tabaco de Paraguay creció constantemente durante el periodo 2008-2019, incluso cuando el consumo interno y las exportaciones registradas disminuyeron, lo que indica que el contrabando sigue en auge.

Sin embargo, los datos regionales indican que podrían avecinarse problemas para las mafias tabacaleras paraguayas.

“Hay un cambio en el origen del tabaco contrabandeado en Colombia y Ecuador”, señalaba un informe del Instituto de Ciencia Política de Colombia en 2018. “La producción proveniente de China ha desplazado a las marcas de Paraguay y Uruguay, que anteriormente dominaban el mercado negro de cigarrillos en Colombia”.

El informe señala que el 66 por ciento de los cigarrillos ilegales en Colombia provienen actualmente de Asia, en comparación con el 33 por ciento de Paraguay y Uruguay. Esto quizá se debe a la proximidad de Colombia al centro de distribución de Panamá, mientras que los vecinos de Paraguay se pueden abastecer por el simple contrabando transfronterizo. En 2016, el 86 por ciento del contrabando de cigarrillos paraguayos se encontró en el vecino Brasil. En este contexto, a los contrabandistas paraguayos quizá les preocupan más los datos analizados por OCCRP, que indican que Brasil experimentó un aumento del 165 por ciento en las incautaciones de cigarrillos chinos durante 2020.


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