En Honduras, se encontraron capitanías de navíos mercantiles para la recepción y envío de droga a través de contenedores transportados por barcos. Se identificaron también alianzas con redes para el acopio de clorhidrato de cocaína en las zonas del este de Colón y Río Patuca.
En Costa Rica, se detectaron «emisarios» del Clan en la región de Limón (este), con el objetivo de establecer enlaces que permitan recibir la cocaína en puertos comerciales para su envío final a otros destinos.
Panamá no es ajeno a este panorama criminal: hay contactos del Clan con emisarios en Santa Isabel (centro) y Bocas del Toro (oeste), donde pagan hasta 150 dólares por kilo de droga almacenada. La cocaína no solo es enviada desde Colombia hacia ese país en embarcaciones, sino a través de pasos ilegales fronterizos, como trochas, utilizando los denominados «mochileros»: personas que transportan entre 15 y 25 kilos cada una, en un recorrido que puede tardar de seis a 12 días en promedio.