La OSCE denuncia un veto de Polonia a visitas de periodistas a zona fronteriza

La Oficina de la OSCE sobre Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (ODIHR) está preocupada por la negativa de Polonia de permitir que los periodistas se internen en la zona fronteriza polaca, indicó la entidad en su cuenta de Twitter.
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«La ODIHR celebra el hecho de que el defensor del pueblo polaco pueda visitar a quienes se encuentran en la frontera polaco-bielorrusa en busca de protección internacional, pero nos preocupa que las reglas del estado de emergencia puedan restringir de una manera desproporcional la entrada de representantes de los medios de comunicación y de la sociedad civil», denunció el ente de la OSCE.

El corresponsal de RT France David Khalifa y el cámara Jordi Demory fueron detenidos el 15 de noviembre en Polonia, muy cerca de la frontera con Bielorrusia.
Según comunicaron los representantes de la policía polaca, los reporteros supuestamente se encontraban ilegalmente en la zona, que se encuentra en estado de emergencia. Los periodistas, que formaban parte de un equipo de filmación del canal televisivo, fueron condenados a pagar una multa.
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Polonia decretó un estado de emergencia desde principios de septiembre en los territorios fronterizos con Bielorrusia. Solo pueden permanecer allí los residentes locales y las personas que tienen unos permisos especiales. La zona de emergencia se extiende a unos tres kilómetros desde la línea fronteriza.
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La medida se tomó en respuesta a una avalancha de cruces ilegales desde Bielorrusia que denuncian en los últimos meses Polonia, Lituania y Letonia, acusando a Minsk de orquestar una crisis migratoria en represalia a las sanciones occidentales. De acuerdo con las autoridades polacas, unos 3.500 migrantes se encuentran ahora en la frontera entre Bielorrusia y Polonia.
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Las autoridades bielorrusas rechazan esas acusaciones. El presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, hostigado por las sanciones de Occidente tras su polémica reelección en agosto de 2020 y la represión de las protestas que siguieron al supuesto fraude en las urnas, advirtió que Minsk no tiene «ni dinero ni fuerza» para contener el flujo migratorio.
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