La elección del domingo 19 de diciembre entre Gabriel Boric y José Antonio Kast ha puesto al país ante una encrucijada. Son muchos que, en ese contexto, optaron por, esta vez, ir a votar. Es el caso de actores protagonistas del estallido social, como sucede con la Asamblea Popular Metro La Granja, en el sur de Santiago.
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Por Marco Teruggi
Peiodista
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Chile vive una de sus elecciones más determinantes. Puede percibirse en el clima social, pintadas en las calles, actos de campañas que culminaron el día jueves en Santiago. Algo aparece claro: el resultado entre Gabriel Boric y José Antonio Kast abrirá puertas sobre futuros diferentes, antagónicos, dicen muchos. No solamente por el acceso presidencial al Palacio de la Moneda, sino por el impacto sobre el proceso de cambios que se abrió a partir del estallido social del 18 de octubre del 2019.
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Esa certeza de la importancia se agrandó entre la primera vuelta, ocurrida el 21 de noviembre, y la segunda, que tendrá lugar este domingo 19. La traducción fue que la mayoría de los partidos políticos tomaron posición hacia uno de los candidatos: la centro-derecha respaldó a Kast, la centro-izquierda a Boric, como el caso de la expresidenta Michelle Bachelet. También ocurrió con uno de los actores que ha quedado invisibilizado en los debates y gran parte de la prensa: el universo social que protagonizó el estallido, en particular en las clases populares.
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Es el caso de la Asamblea Popular Metro La Granja, situada en la zona sur de Santiago, la comuna que más presos políticos ha tenido desde el inicio del estallido: 18 en total. La asamblea fue fundada el 21 de octubre del 2019, tres días después del inicio de lo que llaman «la revuelta» y modificó no solamente al país, sino al barrio, a sus integrantes, y, en particular, a los protagonistas de la organización que allí nació y se mantiene hasta el día de hoy.
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«Hubo enfrentamientos, mucha policía civil en el territorio permanentemente, a mí me tomaron civiles, era bastante el amedrentamiento, hubo harta represión», cuenta Nicolás Fuenzalida, que recuerda los días de mayor confrontación, cuando crearon la asamblea al pie de la estación del metro, apostando a construir una organización barrial en medio de la revuelta.
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El estallido, la asamblea y la pandemia
«Nos encontramos en las calles, las protestas y luego empezamos a ir construyendo de a poco instancias como esta, a nivel país se levantaron una serie de asambleas, de cabildos, de espacios organizativos, y acá en esta zona articulamos en una gran asamblea popular de toda La Granja», cuenta Consuelo Sepúlveda, en la asamblea que funciona en la Olla los Ojos del Pueblo.
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Son varios los integrantes que se han reunido para narrar la historia del estallido, de su organización, desde el inicio hasta la fecha actual, en que tomaron la decisión de votar contra Kast luego de debatirlo en asamblea. «Nadie se imaginó, nadie pensó que iba a venir un estallido. La gente quería participar, necesitaba expresarse, botar esa energía acumulada con tanto rencor, tantas cosas», cuenta Tito que, dice, trabajó «toda su vida en la resistencia en la zona sur de Santiago».
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El primer momento, el auge de las protestas y la creación de la asamblea fue seguido de la llegada de la pandemia que forzó a un repliegue en todo el país. «La pandemia nos obliga a tener que reinventarnos y reconducir el trabajo en función de las necesidades dada la crisis sanitaria, social, económica. Esta asamblea decide levantar el comité de emergencia territorial que empieza a dar respuesta a una serie de necesidades, de atención de salud de los adultos mayores, generando línea de higienización y sanitización de las casas, de espacios públicos», narra Consuelo.
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En ese contexto comenzaron a multiplicarse las ollas comunes que llegaron a ser alrededor de 10 en La Granja. «La olla común surge como iniciativa de los vecinos y las vecinas y luego se vincula a la asamblea. Nos sirvió la pandemia para vincularnos de manera más estrecha con los vecinos, las vecinas», cuenta Nicolás. La organización realizó contactos con pequeños productores del sur de Santiago para garantizar alimentos ante la falta.
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Esos meses estuvieron marcados también por protestas, cuando fueron «las primeras movilizaciones contra el hambre, se dieron en La Pintana y en El Bosque, las comunas colindantes a esta comuna», explica Nicolás. La situación económica se tornó cada vez más dura en las zonas populares de Chile, en el marco de un modelo neoliberal instaurado con la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
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Votar o abstenerse
La organización se encontró ante el primer debate electoral: si participar o no de la votación en el plebiscito de octubre del 2020, una elección para saber si la población estaba de acuerdo con la necesidad de redactar una nueva Constitución y a través de qué mecanismo hacerlo, hecho que terminó con la victoria del Apruebo y la forma de una Convención Constitucional.
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Las dudas acerca de si acudir o votar se dieron en un país donde cerca del 50% no suele acudir a las urnas, como ocurrió el pasado 21 de noviembre para las presidenciales, donde solamente el 47,8% del padrón electoral participó. La Granja, los integrantes de su asamblea, estaban en su gran mayoría, hasta octubre de 2020, enmarcados en ese gran porcentaje de población que no se siente convocada a votar.
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«Yo fui parte de aquellos y aquellas que se abstenían hasta las candidaturas del Apruebo y el Rechazo y posteriormente las convencionales, y no era de ignorancia, yo no era ignorante respecto a eso, se suele de repente homogeneizar al mundo de la abstención con la ignorancia, hay ignorancia, hay posición política en la abstención, pero también hay indiferencia hacia aquellos que no nos representan, no son sujetos de representación de nuestros intereses», explica Nicolás.
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Tania, otra integrante de la asamblea, cuenta su historia, que desde lo personal narra un hecho colectivo: «Somos hijos de los hijos de la dictadura la mayoría, somos jóvenes y gente más adulta que nos educamos en escuelas públicas con educación que no era gratuita, ni de calidad, venimos de los barrios más humildes, nos criamos con el desencanto de una alegría que nunca llegó a este país, nuestros padres vivieron la dictadura de la forma más cruel, muchos de nuestros vecinos y vecinas tienen familiares detenidos-desaparecidos».
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«Nosotros, la mayoría acá, ninguno es de una idea de ir a votar porque no creemos en esos partidos políticos que nos han traicionado durante tantos años después de la supuesta democracia, no creemos en ellos, porque vimos la lucha que dieron nuestros padres, nuestras madres, nosotros somos hijos de dirigentes, de obreros, de gente que ha luchado, que ha querido creer, pero no ha podido seguir a esta gente que está instaurada en el poder», cuenta.
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La decisión de ir a votar en el plebiscito ocurrió al ver la situación en el barrio: «En esos momentos importantes el pueblo legitimó ese Apruebo Nueva Constitución, fue mi vecino, mi vecina, que ve todos los días el matinal, que no está politizada, vimos que nuestros vecinos salieron a votar tan convencidos y convencidas, que es nuestro pueblo, nosotros tenemos que estar, no nos podemos restar de nuestro pueblo», resumió.
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Meses después, en la elección de los constituyentes de mayo de 2021, presentaron a su candidata: Lonko Juanita, una mapuche que logró numerosos votos, pero, finalmente, no logró ser electa.
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Contra Kast
La asamblea decidió votar contra Kast en segunda vuelta, y, en consecuencia, hacerlo por Boric. La relación de los vecinos organizados de La Granja alrededor de la figura de Boric fue similar a muchos de quienes protagonizaron el estallido: de distancia y desencuentro debido a lo que consideran fue el rol del ahora candidato presidencial en la firma del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, del 15 de noviembre del 2019, que estableció el referéndum del 25 de octubre de 2020, en el cual se aprobó la elección de una Convención Constituyente, impuso un cuórum de dos tercios para aprobar las propuestas y un referéndum ratificatorio del texto final.
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«Hoy día, a propósito de lo que estamos viviendo, esto que ha estado ocurriendo con la posibilidad de que el fascismo pueda alcanzar el poder nos permitió encontrarnos entre todas las organizaciones feministas y de mujeres del territorio, y desde ahí generar un espacio de encuentro al que queremos darle proyección y continuidad en adelante en función de una consigna común que ahora se levanta que es ‘contra el fascismo‘», explica Consuelo.
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«No queremos ese fascismo acá, recordamos y nuestros padres nos hicieron recordar cómo era vivir en dictadura, y fue una cosa atroz, no queremos eso nuevamente para nuestro pueblo, lo pusimos en la balanza, analizamos en asamblea que los costos los íbamos a pagar nosotros como pueblo, se iba a ver mermado nuestro territorio, nuestros vecinos eran los que iban a salir a luchar, nosotros íbamos a entregar la vida nuevamente, igual que en dictadura, por eso nos decidimos en estos momentos organizarnos e ir a votar contra el fascismo», cuenta, por su parte, Tania.
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La Asamblea Popular Metro La Granja se encuentra ahora y desde hace días en campaña para impedir una victoria de Kast. Son numerosas las personas, organizaciones, movimientos, que en el país optaron por la misma decisión luego de la primera vuelta, en vista de lo que podría significar Kast para los procesos colectivos de organización o la Convención Constitucional, a la cual el candidato se opuso. Si bien no puede saberse aún qué sucederá el domingo 19, algunos, como Nicolás, no prevén un cuadro de tranquilidad en caso de victoria de Boric:
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«Creemos va a entrar en un contexto de profunda inestabilidad, de crisis económica internacional, de desestabilización política, de un proceso de Convención, un parlamento contrario, lo que se viene son momentos de tremenda tensión, lo que se vio el otro día en Plaza Dignidad que estaban los pro-Kast y se toparon con los ciclistas y se enfrentaron, esa es la fotografía de lo que viene los próximos meses y a lo cual nos vamos a tener que enfrentar».
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La asamblea popular en La Granja seguirá, afirman, adaptándose a los diferentes escenarios. Esa organización es una de las expresiones de saldo de los meses de estallido: el protagonismo social directo, barrial que, si bien ha disminuido nacionalmente, todavía mantiene expresiones como ésta en la zona sur de Santiago. ¿Cómo se relacionará Boric, en caso de ganar, con ese tejido organizado? ¿Cómo una posibilidad de dialogar, potenciar la participación y construir mayor fuerza política? Por el momento todas las miradas están puestas en las urnas del domingo 19.