SANTIAGO – Un reciente estudio encabezado por Esteban Botero-Delgadillo y Rodrigo Vásquez, investigadores de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile y del Instituto de Ecología y Biodiversidad, identificó que la colaboración entre machos y hembras durante la crianza no disminuye ante la existencia de hijos «extra pareja». Con la ayuda de técnicas genéticas, se analizaron 44 parejas de rayaditos de los bosques de Isla Navarino, encontrando que un 8 por ciento de los polluelos no eran hijos de la pareja social.
La corresponsabilidad en el cuidado parental no solo es un asunto importante en nuestra sociedad. Existen muchas otras especies que presentan trabajo colaborativo entre madres y padres, como aliados en la crianza. Este es el caso del rayadito (Aphrastura spinicauda), un ave endémica de Sudamérica que ha mostrado tener este comportamiento incluso cuando existen polluelos nacidos fuera de la pareja.
Este pequeño pájaro de plumaje jaspeado y cola larga ha sido identificado como una especie monógama. En ellos, es muy común que machos y hembras se acompañen durante todo un período de cría, ayudando ambos a la construcción del nido, empollamiento, y cuidado y alimentación de los polluelos.
Pero recientemente se detectó que estas especies también se enfrentan a episodios de «paternidad extra pareja», fenómeno presente en un pequeño porcentaje de aves socialmente monógamas, y que se genera cuando al interior de una nidada existen polluelos de padres distintos. Sin embargo, este rasgo no afectaría el comportamiento del rayadito macho que comparte el territorio y nido, a diferencia de otros passeriformes -el grupo mayoritario de aves en el mundo- que sí tienden a disminuir el cuidado parental cuando los pollos del nido no son sus hijos biológicos.
Así lo estableció una investigación publicada en la revista científica Ecology and Evolution, que se focalizó en poblaciones de rayaditos que habitan los bosques de Isla Navarino, en la Región de Magallanes. El trabajo estuvo dirigido por Esteban Botero-Delgadillo y Rodrigo Vásquez, investigadores de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile y del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB).
El equipo de científicas y científicos recolectó datos durante dos temporadas de reproducción, registrando valiosa información de un total de 44 parejas de rayaditos, para lo cual debieron instalar casas anideras, y realizar diversas observaciones y tipos de análisis.
Análisis de paternidad
«Inicialmente pensamos que estas aves eran totalmente monógamas, pero luego de nuestros estudios vimos que la situación no era así. Esto, gracias a una tecnología que utiliza marcadores genéticos llamados microsatélites, que son de fácil uso y permiten detectar grados de parentesco y diferencias genéticas a muy fina escala. En este caso, con una pequeña muestra de sangre, se extrajo el ADN de pollos y adultos, y pudimos saber si los pollos de una nidada eran hermanos completos o medios hermanos», explica Rodrigo Vásquez, Doctor en Biología Evolutiva.
El estudio identificó que de los 206 pollos nacidos y analizados de 44 nidos, solo 17 eran hijos «extra pareja», lo que corresponde a un 8 por ciento del total. Y si bien el índice no es alto, según explica Vásquez, estos vínculos esporádicos no se habían identificado anteriormente en estas aves.
¿Cómo se produce este fenómeno? El investigador del IEB explica que las hembras de rayadito se aparean en promedio una vez por día, poniendo un huevo al día siguiente, proceso que puede extenderse por varios días. Es así como en una sola nidada, pueden nacer alrededor de 4 a 8 pollos. En ese mismo intervalo, una hembra puede llegar a tener un rápido encuentro con otro macho con el que no vuelve a vincularse más.
«En general, vemos que el cuidado parental en los rayaditos es muy equitativo entre macho y hembra, en todos los escenarios. Ambos llevan alimento a los pollos en igual cantidad. En ocasiones, también, se ha visto que el macho permanece más tiempo con los pollos cuando lleva comida, a diferencia de la hembra, quien -sin embargo- realiza más visitas al nido. Se ha visto además que el macho transporta más insectos voladores, mientras que la hembra lleva más invertebrados no voladores, como larvas», sostiene el científico y académico de la Universidad de Chile.
El investigador estima que esta alianza no solo es importante para conseguir una nidada exitosa y la posterior independencia de los polluelos. «La misma construcción de nidos, por ejemplo, puede ayudar a otras especies, sobre todo invertebrados, tales como ácaros, pulgas y garrapatas, contribuyendo así a la biodiversidad. Y, en ese sentido, sabemos que mientras más interacciones existan, más interconectado está el ecosistema y sus diferentes especies, lo que contribuye a una mayor resiliencia ante fenómenos y perturbaciones de todo tipo».
Poliandría y sus beneficios en la naturaleza
Según describe el estudio, se especula que la poliandría en la naturaleza -fenómeno en que una hembra se aparea con más de un macho durante la misma temporada reproductiva- es un comportamiento que podría ser evolutivamente beneficioso, pues permitiría aumentar la diversidad y calidad genética de la descendencia.
Esta situación también fue estudiada anteriormente en poblaciones de rayaditos que habitan en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge, en la Región de Coquimbo, territorio en el que se encontraron más casos de poliandría que en Isla Navarino. Rodrigo Vásquez fue parte de este trabajo, y señala que el fenómeno puede deberse a que en Fray Jorge el hábitat de bosque se encuentra más fragmentado y, además, las poblaciones de estas aves son más pequeñas que en Magallanes. Por ello, en este lugar los rayaditos necesitarían encontrar mecanismos para asegurar una mayor variabilidad genética.
El investigador también estima que la importancia del estudio radica en la necesidad de seguir incrementando el conocimiento científico que se genera desde el Hemisferio Sur sobre biodiversidad, poniendo foco en las diferentes especies y sus interacciones con el resto de la naturaleza que habita en estos territorios.
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