Según el politólogo canadiense Thomas Homer-Dixon, las grietas del sistema político estadounidense pueden llevarlo al colapso. Su ingobernabilidad puede desembocar en una guerra civil, por lo que recomienda que Canadá se prepare. La lúgubre situación es extrapolable a México. Su fatalismo vaticina una dictadura de extrema derecha en 2030.
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Homer-Dixon, director fundador del Instituto Cascade, comentó en un reciente artículo para el rotativo canadiense Globe and Mail que «hoy vivimos en un mundo en donde lo absurdo regularmente se vuelve real como horrible lugar común» cuando vaticina que «en 2025 la democracia estadounidense podría colapsar, causando una extrema inestabilidad política doméstica, incluyendo una extensa violencia civil. Ya para 2030, sino antes, EEUU podría estar gobernada por una dictadura de extrema derecha».
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Homer-Dixon ha sido un académico especializado en el «conflicto violento» por más de cuatro décadas y basa su prospectiva en el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca en 2024, cuando se puede gestar también la eventualidad de que las legislaturas estatales republicanas rehúsen aceptar un triunfo demócrata.
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Canadá —38 millones de habitantes, 9,9 millones de km cuadrados, PIB de 1,88 billones de dólares— probablemente recibirá un fuerte caudal de refugiados estadounidenses a lo largo de sus 8.891 kilómetros de frontera (incluye los 2.475 km con Alaska), lo cual también es extrapolable al vecino sureño de EEUU, México —con 130 millones de habitantes, 1,94 millones de km cuadrados, PIB de US$1,19 billones de dólares— con una transfrontera de 3.155 kilómetros y que hoy paradójicamente se ha vuelto flujo y reflujo de los migrantes de Centroamérica y de los deportados por EEUU.
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Comenta que su país de origen, Canadá, debe poner atención a la «crisis en desarrollo» en EEUU cuando «una terrible tormenta viene del sur, y Canadá lamentablemente no está preparada». ¡Qué decir de México, más atenta al masivo flujo migratorio de su frontera sureña con Guatemala que a la eventualidad de un reflujo masivo proveniente de los migrantes mexicanos que suman alrededor de 40 millones de ciudadanos!
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Canadá se ha encapsulado en sus problemas domésticos y ha descuidado la erupción política volcánica en EEUU, cuya lava humana se puede desparramar en su suelo relativamente inhabitado.
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Según el connotado trumpófobo Homer-Dixon, Canadá «debe enfocarse en el problema urgente de qué hacer sobre el probable desmoronamiento de la democracia en EEUU» y «debe empezar a reconocer plenamente la magnitud del peligro», más aún «si Trump es reelegido, aún bajo los escenarios más optimistas, los riesgos políticos y económicos para Canadá serán innumerables».
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No especifica, pero se ha de referir a la pésima relación que tuvieron Trump, de 75 años, y el primer canadiense Justin Trudeau —de 50 años y ferviente seguidor del megaespeculador George Soros quien es acérrimo enemigo de Trump— cuando coincidieron ambos sincrónicamente en el poder.
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Una de las afrentas que Trudeau le propinó a Trump fue no haber asistido a la firma del Tratado México/Estados Unidos/Canadá, el T-MEC, a cuya ceremonia en la Casa Blanca solamente asistió el presidente mexicano López Obrador.
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Homer-Dixon teme el escenario en el que, después de haber nulificado efectivamente a su oposición interna, la «nueva Administración Trump» dañe deliberadamente a su vecino del norte.
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Arremete contra la representante por Georgia, Marjorie Taylor Greene, y el conductor de Fox News, Tucker Carlson, quienes transformaron al Partido Republicano en un «culto casi fascista de la personalidad que es el instrumento perfecto para arruinar a la democracia».
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El problema del término tan trillado de «democracia» es que no existe en EEUU, salvo para vulgares fines propagandísticos cuando hasta Barbara Walter, consultora de la CIA, tildó que EEUU practica la «anocracia»: fase entre autocracia y democracia.
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Mucho más profundo y relevante que su diatriba contra Trump en el rotativo británico The Guardian —muy cercano a los intereses de George Soros— es el extenso artículo de Homer-Dixon en el rotativo canadiense filobritánico The Global Mail donde tres días antes, había diagnosticado que «el Gobierno de EEUU está agrietado y podría colapsar» por lo que «Canadá se debe preparar» cuando «EEUU se está volviendo cada vez más ingobernable y algunos expertos creen que podría desembocar en una guerra civil».
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Se suma a los prominentes académicos de EEUU que «ahora abordan en forma activa el prospecto de un debilitamiento fatal de la democracia de EEUU».
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«Más de 150 profesores de política, gobierno, política económica y relaciones internacionales» advierten del «grave peligro y riesgo» que corre EEUU.
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Arremete furibundamente contra el «populismo etnocéntrico blanco», del ya fallecido Rush Limbaugh, que «se ha convertido en parte integral de la ideología de la principal corriente política en EEUU». ¿Dónde deja Homer-Dixon al wokenismo al que no toca siquiera con el pétalo de una rosa?
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Homer-Dixon opera una visión de su túnel anti-Trump y pasa por alto las reseñas recientes del historiador Alfred McCoy, del financiero Ray Dalio y reseñas más añejas como las de Johan Galtung y el colapsólogo Dmitry Orlov.
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El descenso a los avernos de EEUU viene de muy atrás y no se gesta con el choque maniqueo entre Hillary y Trump.
.Su etiología es multifactorial y su último grano está a punto de derrumbar a su frágil cono seudodemocrático.
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El mismo Homer-Dixon lo reconoce cuando se olvida de sus venganzas y fobias personales: «Lo que parece haber empujado a EEUU al borde de perder su democracia hoy es un efecto multiplicador entre sus fallas subyacentes y sus recientes cambios en las características ‘materiales’ de la sociedad».
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Aduce que no solamente los ingresos laborales se estancaron y los retornos de capital se dispararon, sino que también convergieron la demografía y el «predominante egoísmo de la élite», no se diga el hiperarmamentismo de la población cuando existen más armas, 400 millones, que habitantes.
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Reconoce que con el presidente Biden, EEUU no se ha estabilizado, ya que «sus problemas son sistémicos y profundamente arraigados», por lo que los «eventos podrían salirse en espiral fuera de control».
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Curiosamente, cita el nuevo libro de Stephen Marche La próxima guerra civil: mensajes desde el futuro estadounidense.
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Hasta donde tengo entendido, en México ninguna universidad pública o privada ni ningún think tank, tampoco en el seno del Gobierno, se ha planteado un escenario de guerra civil en EEUU y de una masiva migración estadounidense.
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Finalmente, arguye que «Canadá no está impotente frente a las fuerzas» bélicas que provendrían de EEUU, ya que «más de tres cuartas partes de un millón de migrantes canadienses viven en EEUU —muchos en altos puestos y muy influyentes— que en forma conjunta representan una masa de población que pudiera apreciablemente inclinar el resultado de las futuras elecciones y la amplia dinámica del proceso político de EEUU».
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Como que suena demasiado optimista, para no decir ingenuo, que casi un millón de migrantes canadienses radicados en EEUU y muy cercanos al Olimpo puedan detener la delicuescencia de EEUU con su «democracia» que nunca fue.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Alfredo Jalife-Rahme – Analista de geopolítica y globalización. Columnista y comentarista en varios periódicos, radios y televisiones internacionales. Profesor de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Geopolítica y Globalización. Autor de varios libros. Nombrado por la Red Voltaire de Francia como ‘El principal geopolitólogo de Latinoamérica’.