¿Funcionarios de la ONU culpables de la muerte del embajador italiano en la RDC?

ROMA — La Fiscalía de Roma terminó la investigación sobre la muerte del embajador italiano en la República del Congo (RDC), acusando de homicidio culposo a dos funcionarios del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, cuya negligencia e imprudencia habrían provocado la tragedia.
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Hace casi un año, la muerte del embajador Luca Attanasio y el carabinero Vittorio Iacovacci en la República Democrática del Congo conmocionó a Italia.
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El asesinato

El 22 de febrero de 2021, en el parque nacional Virunga, situado en el este de la RDC, un grupo de secuestradores paró el convoy del Programa Mundial de Alimentos (PAM) de la ONU.
Tras matar al chófer local Mustapha Milambo, los atacantes trataron de secuestrar a los dos italianos, pero fueron interceptados por los guardias del parque. Siguió un tiroteo en el cual fue asesinado el carabinero y herido gravemente el embajador, que murió en un hospital local unas horas después.
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Luego de tres días, el Gobierno italiano organizó un funeral de Estado para los fallecidos, en el cual participaron el jefe del Ejecutivo, Mario Draghi, los presidentes de ambas Cámaras del Parlamento, así como varios ministros, diputados y senadores. Paralelamente, las fuerzas del orden italianas y congoleñas empezaron a investigar el caso.
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El primer ministro de Italia, Mario Draghi, en el funeral del embajador italiano Luca Attanasio y del carabinero Vittorio Iacovacci asesinados en la República Democrática del Congo
© REUTERS / Palazzo Chigi Press Office

Investigación en la RDC

La primera noticia importante llegó menos de dos semanas después y fue trágica. El 5 de marzo de 2021 el magistrado congoleño William Assani, encargado de la investigación, perdió la vida en una emboscada en el este de la RDC.
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En los meses sucesivos los jueces de instrucción que lo sustituyeron lograron identificar a la banda que había matado al embajador y al carabinero: era un grupo criminal, cuyo objetivo habría consistido en secuestrar a Attanasio para exigir un rescate de un millón de dólares a cambio de su liberación.
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El 18 de enero pasado las autoridades del país africano arrestaron a los asaltantes. Según declaró en una rueda de prensa el comandante de la policía de la provincia congoleña de Kivu del Norte, Aba van ang Xavier, se trataba del grupo rebelde denominado Balume Bakulu, compuesto de seis personas. Uno de ellos, que responde al nombre de Aspirant, podría haber disparado al embajador, logró huir, pero el jefe de la policía aseguró que no tardarían en capturarlo.
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Funcionarios del PAM bajo la acusación

Mientras tanto, los fiscales italianos trataban de esclarecer las circunstancias que precedieron a la tragedia en el parque de Virunga, una zona peligrosa, donde hay que cumplir con rígidos criterios de seguridad, que fueron desatendidos en el caso del diplomático.
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En el punto de mira de la Justicia italiana cayeron Rocco Leone y Mansour Rwagasa, responsables de la misión del Programa Mundial de Alimentos (PAM) de la ONU en el norte del país africano. El día del asesinato de Attanasio viajaban en otro coche del convoy y salieron ilesos de la emboscada que le costó la vida al embajador y al carabinero.
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Ayer 9 de febrero, tras 11 meses de investigación, la Fiscalía de Roma declaró en una nota que los funcionarios «por negligencia, imprudencia e incompetencia (…) omitieron cualquier precaución para proteger la integridad física de los participantes en la misión del PAM» en una carretera, donde «en los últimos años se produjeron, por lo menos, una veintena de conflictos armados entre grupos criminales y el ejército regular».
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En particular, indicaron los fiscales, Leone y Rwagasa no habrían concedido al embajador y sus acompañantes un vehículo blindado, ni habrían pensado en dotarlos de chalecos antibalas y cascos. Tampoco habrían advertido del viaje a la Misión de las Naciones Unidas en la RDC (MONUSCO) con cinco días de antelación, como lo prescriben los protocolos de la ONU.
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Aún más grave es que los dos habrían mentido «a fin de obtener el permiso de las oficinas locales del Departamento de Seguridad de las Naciones Unidas», a saber, habrían indicado «en la solicitud para la autorización de la misión los nombres de dos empleados del PAM en vez de los del embajador Attanasio y del carabinero Iacovacci».
Para Salvatore Attanasio, el padre del embajador, el comportamiento de los funcionarios del PAM es «una bofetada» para Italia, la cual debe «reaccionar de manera muy dura para obtener el mínimo de justicia». Las investigaciones poco a poco van sacando a la luz la verdad, que resulta muy incómoda para una organización internacional tan importante como el PAM.

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