Si bien estaba habitada por la etnia rapanui, para la cultura occidental la isla fue descubierta el domingo de Pascua del 5 de abril de 1722, por el explorador neerlandés Jacob Roggeveen. Hoy la isla continúa sin recibir al turismo —su principal actividad económica— desde el inicio de la pandemia de COVID-19 en 2020.
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La Isla de Pascua —o Rapa Nui en lengua pascuense— forma parte del territorio chileno desde 1888. Aunque pertenece a la Región de Valparaíso, está ubicada en la región insular de la Polinesia en el oceáno Pacífico, y forma parte de Oceanía. Más de 3.700 kilómetros la separan de la costa continental chilena.
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La isla fue descubierta a ojos europeos hace 300 años por el explorador neerlandés Jacob Roggeveen, que aseguraba la existencia de la Terra Australis —el gran continente del hemisferio sur—, durante la gran expedición de los mares australes.
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Según los diarios de viaje de Roggeveen —el primer europeo en pisar Rapa Nui—, permaneció tan solo un día en la isla debido a las inclemencias climáticas, y luego partió hacia Tahití.
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Sin embargo, pasaron casi 50 años para que la Corona española llegara a la isla. En 1770 una expedición llegó a la isla y la bautizó como San Carlos, en honor al rey Carlos III. A los seis días, se marcharon del lugar.
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Incluso el mítico navegante británico James Cook arribó a Pascua en 1744. Sus diarios son uno de los principales insumos historiográficos sobre las condiciones de la isla en la época.
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A mediados del siglo XIX, misioneros católicos españoles explotaron la isla y esclavizaron a sus habitantes. Llevaron a tres cuartas partes de su población a las guaneras del Perú. Así la civilización rapa nui casi desaparece por completo, y dejan como testigos de su paso a las estatuas milenarias de piedra volcánica llamadas moáis.
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En 1888, Chile se adelanta a las pretensiones inglesas y francesas en la Polinesia y anexa el territorio insular al país sudamericano. Sin embargo, recién en 1966 los pascuenses gozarán de plenos derechos ciudadanos y el reconocimiento de su estructura de líderes basados en el antiguo Consejo de Ancianos.
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Sin actividad turística
En la actualidad la isla vive prácticamente dedicada al turismo y a la agricultura a pequeña escala, luego de la declaración de la isla como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1995.
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Sin embargo, desde el advenimiento de la pandemia por coronavirus en 2020, los ingresos económicos de los isleños mermaron dramáticamente tras el cierre de fronteras a nivel nacional y mundial, lo que dejó la economía isleña a la suerte de los subsidios del Estado chileno.
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Según la directora de la Cámara de Turismo de la isla, Maeve Riroroco, Isla de Pascua recibió en 2019 150.000 turistas. Tras el cierre de fronteras a causa de la pandemia, más de 1.800 familias pascuenses quedaron sin trabajo: 4.500 de los 10.000 habitantes de la isla viven del turismo.
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La reapertura a la actividad turística de la isla fracasó durante el verano austral debido a que un gran porcentaje de la población isleña se ha negado a ser inoculada con vacunas anti-COVID-19, por lo que las autoridades de Isla de Pascua pospusieron la anhelada apertura al turismo.
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