Se ha realizado hoy la evaluación del primer mes del gobierno de Gabriel Boric. Un período intenso, que ha estado cruzado por agresivas andanadas de la artillería mediática de la derecha, lo que ha hecho evidente, entre otras cosas, que la coalición gobernante carece de una plataforma de medios propia, que le permita contrapesar la actitud tergiversadora de los grupos económicos y sus medios, que han estado coordinados parar desestabilizar de entrada al nuevo gobierno, sin darle ningún tempo de gracia para instalarse en la conducción del Estado.
Su acción de desprestigio partió antes que Gabriel Boric asumiera y, durante todo este primer mes, ha apuntado en forma extendida tanto al nuevo gobierno como al proceso constituyente. Porque la gran batalla será, sin duda, la que las fuerzas progresistas tendrán que dar el 4 de septiembre, en el plebiscito de salida para Aprobar el borrador de la nueva constitución, el mismo que, contra reloj, se va redactando en la Convención Constitucional.
Entendiendo el contexto estratégico de este desafío histórico, el Presidente Boric debe cimentar en su primer trimestre medidas que permitan desmantelar los conflictos heredados de la administración anterior, para alcanzar un Apruebo contundente, que sea mayor en votación del Apruebo a la que Boric obtuvo en la elección presidencial, toda vez que el voto será obligatorio y deberán votar sectores que forman parte de la abstención histórica, lo que genera una gran incertidumbre sobre su decisión de voto.
Por lo tanto, la nave que debe conducir Gabriel Boric tiene como primera meta el plebiscito de salida del 4 de septiembre. Y en la reunión con todos sus ministros el día 10 de abril, debió realizar un balance, en donde seguramente ha habido lineamientos severos para no caer en errores y autogoles que den pábulo a la sordina de la prensa opositora, con su efecto de desinformación sobre la opinión pública.
Gabriel Boric señaló al asumir, que sus colaboradores debían aprender a escuchar, pero, al parecer, esto no se ha dado y ha primado la competencia partidaria para la distribución de los diversos organismos de gobierno, cuestión que ha significado pérdida de tiempo valioso, quedando aún áreas claves en veremos. Y cabe señalar que el cuoteo es un punto de alto riesgo para el éxito de un gobierno, especialmente si debe impulsar cambios profundos, ya que puede desperfilar la indispensable unidad de conducción que debe imprimir el Presidente a su equipo. Quienes vivimos el proceso del gobierno popular de Allende, podemos señalar al respecto, que el cuoteo hizo perder al Presidente Allende la coherencia necesaria en sus políticas, toda vez que se generaban interpretaciones con diferente acento, según cuál era el partido a cargo de un ministerio. Evitar caer en lo mismo y evitarlo desde el inicio, ha sido esta forma de liderazgo directo que Gabriel Boric está imprimiendo al trabajo de equipo.
En cuanto a saber escuchar, es otra variable urgente. Para escuchar a las organizaciones sociales y evitar el efecto microclima que suele entrampar a los gobernantes, el Presidente Boric instruyó a sus Ministros actuar en terreno, de cara a la ciudadanía, para explicar a la gente el alcance del Plan de Reactivación Chile Apoya. Seguramente, en conversaciones privadas, como corresponde, el Presidente debe haber instruido una máxima colaboración interministerial para que se logre una coherencia y efectividad en la implementación ágil de las 21 medidas que integran esta suerte de plan maestro para reactivar la economía.
Dicho esto, es claro que el Presidente Boric tiene una visión estratégica clara del minuto histórico que cruza Chile, y es comprensible el difícil equilibrio que debe articular para conformar un bloque que le permita gobernabilidad y avanzar en una agenda legislativa con la prioridades que espera la ciudadanía.
Pero, para encarar la urgencia de un aumento de la recaudación fiscal, corresponde cuidar herramientas claves del Estado, como lo es ejercer las facultades fiscalizadoras sobre agentes económicos que históricamente no han tributado lo debido. En relación a lo cual, no se entiende que el Presidente Boric haya entregado este sector clave a personeros del Partido Socialista, cuya actuación histórica cae en la inacción que se cuestiona a los organismos que deben fiscalizar. No se entiende que, luego de confiar la conducción de la Hacienda Pública a Mario Marcel (PS) se haya nombrado a cargo del SII, un organismo fiscalizador estratégico, a un personero que también forma parte del PS y que formó parte de gobiernos de la ex Concertación. Y se añade a esto, el no haber nombrado de inmediato un nuevo Director Nacional de Aduanas, dejando en subrogancia a un funcionario de la Administración anterior, prefiriendo enviar el nombramiento a un Concurso de Alta Dirección Pública y no ejercer las facultades presidenciales para un nombramiento inmediato. En consecuencia, el gobierno plantea la reactivación sin fortalecer sus facultades fiscalizadoras, con el área de Hacienda aún a media máquina.
En el balance del primer mes de gobierno, ha habido un balance positivo, sin ocultar los errores cometidos. La firma del Acuerdo de Escazú, la próxima condonación del CAE, la visita oficial a la Argentina y el Plan Chile Apoya, son señales de estar en el camino correcto. Los errores no forzados han sido magnificados por la derecha, lo cual era de esperar. El asunto es no reiterarlos y la mirada presidencial busca asentar su gobierno en la participación ciudadana, entendiendo que éste es un gobierno profundamente comprometido con el término exitoso del proceso constituyente para las grandes mayorías. El saber escuchar significa actuar con humildad, recogiendo las propuestas del mundo social, las que surgen del sentido común y no buscan el populismo de los bonos, sino espacios de participación efectiva, que permitan colaborar con “su gobierno” en la construcción de un sueño colectivo.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Hernán Narbona Véliz – Periodista Diario La Razón; Corresponsal Región de Valparaíso.