La mexicana que intercambiaba droga por armas en EEUU: «Haberse enamorado fue su delito»

Una mexicana de 23 años repartía droga y armas en Estados Unidos, como parte de una red delictiva controlada por la mafia puertorriqueña. Las autoridades del país norteamericano ya la tienen en sus manos.
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Se llama Karlett Zagal y residía ilegalmente en Wisconsin, al norte del país norteamericano. Su operación era simple: intercambiar armas por cocaína y distribuir ambas mercancías entre integrantes del crimen organizado de México Puerto Rico.
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La droga llegaba desde Puerto Rico a través de la paquetería oficial estadounidense. A cambio de la cocaína, los traficantes enviaban dinero y armas al país antillano.
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Un operativo de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas) permitió su captura. Y aunque en un inicio su sentencia era de 40 años de prisión, el juez se vio benevolente y sólo la condenó a cinco años gracias a los argumentos de su defensa.
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Así lo informa un reportaje publicado en el diario mexicano Milenio, en el cual se explica parte del modus operandi de esta mujer que recibía órdenes de parte de su novio puertorriqueño, Mar Castro, quien desde la cárcel operaba células criminales en suelo estadounidense.
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Tanto la cocaína como las armas eran transportadas en paquetes de correo, por lo que Karlett también fue acusada de haber burlado al Servicio Postal de Estados Unidos, de acuerdo con el diario de Winona Daily News.

«La operación era así: Karlett Zagal era pareja de uno de los integrantes de la red de tráfico de cocaína y, según las autoridades, la joven mexicana empacaba armas en papel carbón para hacerlas indetectables. Solía traficar con Glock semiautomáticas 9 mm. Luego, eran dejadas en el servicio postal en la zona de los lagos de Wisconsin», detalla la investigación periodística, firmada por la reportera mexicana Laura Sánchez Ley.

Las autoridades estadounidenses explicaron que la droga también era transportada en aparatos eléctricos, como radios o impresoras. Primero, los paquetes eran enviados a una red criminal de mexicanos. Después, se destinaban a narcomenudistas que se encargaban de vender la cocaína en el norte del país.
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Las armas, por su parte, eran distribuidas, también, entre grupos de la delincuencia organizada originaria de Puerto Rico. La mexicana residía en el condado de Trempealeau County, en la zona lacustre de Wisconsin.
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«La Agencia Antidrogas ha revelado que la captura fue gracias al trabajo de informantes confidenciales. Fueron ellos quienes delataron que no solo Karlett, si no otras mujeres, eran quienes se encargaban de distribuir y entregar la cocaína», se lee en el reportaje.
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Una carta de su madre la salvó

Un juez federal de Estados Unidos pensaba sentenciar a Karlett Zagal a 40 años de prisión. Sin embargo, su defensa apeló a una carta escrita por la madre de la culpable, en la cual se subraya la ingenuidad con la que operó la joven mexicana, quien, según los abogados, siempre estuvo intimidada por el hombre puertorriqueño con quien mantuvo una relación sentimental.
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«Sé que mi hija no es el mejor ser humano, pero al menos para nosotros que somos sus padres siempre lo va a ser. Ella es una persona, que aunque con esta situación se oiga un poco sarcástica, con muchos valores», reza la misiva.
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«Cuando lo conoció [a Mar Castro] sabía que era una persona adicta y, sin embargo, lo ayudó a salir de las drogas. Ella fue quien le dijo que si tenía que entregarse lo hiciera. Lamentablemente el haberse enamorado de él, ha sido lo que la ha acarreado hasta pisar prisión», prosigue.
«Como le comentaba señor juez y con el debido respeto, yo sé que mi hija no es la mejor persona pero tiene un futuro, ella es muy joven y pequeña todavía para que esté en una cárcel, yo le garantizo que va a regresar a casa en México y va a ser una mejor persona», concluye la carta.
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El juez aceptó los argumentos de la defensa y redujo la pena de 40 a 5 años de prisión, aunque deberá pagar una multa de cinco millones de dólares, la cantidad que, de acuerdo con las autoridades, pudo haber recibido la mujer por su trabajo de distribución ilegal de cocaína y armas.