Wilk, una empresa israelí especialista en leche cultivada en laboratorio, que lleva años preparándose para surtir el mercado de leche materna también a partir de células de origen animal, acaba de recibir aprobación de su patente y se dispone a despegar.
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Por Dahiana Cusnir
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) no se cansa de recomendar la leche materna como mejor inicio para la vida, como mejor fuente de nutrición, pero también de protección inmunitaria. A falta de leche materna, la segunda opción es la leche de donantes, no fórmula, recomiendan.
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El director ejecutivo de Wilk, Tomer Aizen, en un comunicado oficial aseguró que la compañía que dirige es la primera que puede acercarse a eso porque trabajan únicamente con leche humana, aunque «nada puede reemplazar la lactancia materna por sus beneficios significativos y valor nutricional complejo, incluidos los anticuerpos clave que se transmiten a los bebés», afirmó.
«Yo no pude dar de mamar a mis dos hijos y tuve que recurrir a leche materna de farmacia, y no creo que hubo ni un biberón que les di en el que no pensara que les estaba subalimentando», compartió Einav Tish, quien asegura que fue un arranque de maternidad muy triste y que acortó cuanto pudo.
«Los procesos que usamos para la leche cultivada de origen animal también se aplican a la producción en laboratorio de leche materna humana, que es completada con las grasas y proteínas que constituyen partes importantes del valor nutricional, utilizando células de cirugías de reducción mamaria», explicó Aizen.