- La investigación revela la pobreza de tiempo que viven los trabajadores y trabajadoras y analiza los efectos de una posible reducción en la jornada laboral.
SANTIAGO – Tiempo robado: Pobreza de Tiempo, productividad y acumulación capitalista es el nuevo estudio de Fundación SOL, que busca cuantificar el impacto que tendría la reducción de jornada laboral a 40 horas en el indicador de Pobreza de Tiempo. La investigación reveló que un 44% del total de la población, que se dedica tanto a trabajos dentro como fuera del mercado laboral, se encuentra en pobreza de tiempo, es decir, no cuentan con horas suficientes para cubrir un umbral básico de tiempo para cuidados personales, descanso, ocio y tiempo libre. Disminuir la jornada laboral posibilitaría la recuperación de horas para estas actividades esenciales de la reproducción de la vida.
Al desagregar por género se constata que el 35% de los hombres se encuentra en pobreza de tiempo, mientras que para las mujeres es el 53%. Vale decir, aproximadamente 1 de cada 3 hombres, y 1 de cada 2 mujeres.
Para la investigadora de Fundación SOL y coautora del estudio, Andrea Sato esta diferencia se explica por la Carga Global de Trabajo, indicador que incorpora el tiempo destinado a trabajos domésticos y de cuidados no remunerados «una persona promedio destina 31 horas semanales a estas labores, y al disgregar por género en promedio, vemos que las mujeres le dedican 41 horas semanales, mientras que los hombres le dedican sólo 19 horas».
Desde Fundación SOL realizan una simulación suponiendo un nuevo límite de 40 horas de trabajo remunerado semanal, se observa una reducción de la pobreza de tiempo para hombres y mujeres. Sin embargo, bajo estos parámetros, aún la mitad de las mujeres que trabajan 45 horas remuneradas y ahora lo harían 40 seguirían estando en pobreza de tiempo, mientras que, para los hombres, esa proporción sería de 1 cada 5.
«Este ejercicio da cuenta de una situación bastante crítica dentro de los hogares en cuanto a la suficiencia de tiempo, ya que, aun reduciendo la jornada laboral máxima en 5 horas, una proporción importante de la población no contaría con el tiempo necesario para la reproducción de su vida» señaló Francisca Barriga, coautora e investigadora de la fundación.
En el siguiente recuadro se puede observar la simulación con diferentes límites de jornadas máximas remuneradas semanales.
Dentro de las cifras obtenidas se puede observar que 1 de cada 4 personas (24,2%) seguirían sufriendo escasez de tiempo si se redujera la jornada en 10 horas, porcentaje que llegaría al 40,2% para el caso de las mujeres y al 12,1% en hombres. Incluso si se redujera la jornada máxima semanal a 20 horas, el 20,6%, es decir, 1 de cada 5 mujeres no tendría tiempo suficiente para el descanso, autocuidado y ocio.
Una realidad preocupante es la que viven las personas que hoy presentan jornada laboral semanal de 45 horas y, al mismo tiempo, se encuentran en pobreza de tiempo, puesto que destinan 43,3 horas semanales, en promedio, a labores domésticas y de cuidados, totalizando 88,8 horas de Carga Global de Trabajo semanal. Así, para que este grupo se ubique, en promedio, justo en la línea de pobreza de tiempo (67,5 horas semanales) la jornada remunerada no debería exceder las 23,7 horas semanales.
A partir de la evidencia obtenida, la investigación alerta sobre la insuficiencia de tiempo, tanto en el caso de la población en general, pero de forma más grave en grupos particulares como las mujeres y personas que trabajan jornada completa. De igual forma, señalan la urgencia de avanzar en reducciones de la jornada máxima laboral con una mirada integral, poniendo en el centro los tiempos de cuidado por sobre los del mercado.
La disputa por el tiempo es disputa por la vida
El aumento de la productividad durante las últimas décadas ha permitido que los trabajadores y trabajadoras sean capaces de producir la misma cantidad de mercancía en cada vez menor tiempo. Pero esto no se ha traducido en mejoras materiales significativas para la clase trabajadora.
«El trabajador financia su propio trabajo y además ganancias para el capital. De una jornada laboral de 8 horas, sólo 3 horas de trabajo están destinadas al salario y 5 a las ganancias del capital. Si se tiene en cuenta la rotación del capital, las cifras son de 7 horas para el empresario y sólo una para el trabajador o trabajadora» afirmó Gonzalo Durán, coautor del estudio e investigador de Fundación SOL.
La discusión sobre jornada laboral permite visibilizar el trabajo como punto central dentro del contexto de la producción capitalista. En ese sentido, el fortalecimiento sindical a través de la negociación colectiva por rama de actividad económica y en múltiples niveles es una condición central y de primer orden para la discusión sobre el tiempo y su pobreza, la productividad laboral y la acumulación capitalista.