El multimillonario Elon Musk recibió duras críticas por sus esfuerzos para renovar el servicio de microblogueo tras comprarlo y despedir a 3.700 empleados. Poco después, en un audio filtrado a los medios se revelaron los comentarios del magnate sobre la posibilidad de teletrabajo en la compañía y las condiciones laborales.
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Además de las advertencias sobre el riesgo de quiebra de la compañía, Musk señaló a los trabajadores de Twitter que deben cumplir 40 horas de jornada laboral, tener poco tiempo para la comida y olvidar la flexibilidad de trabajo desde casa que había permitido la pandemia de coronavirus.
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El empresario respondió a los detractores de su nueva política, diciendo que la asistencia a la oficina funciona bien en sus otras empresas, y que cualquiera que no le guste puede renunciar o ser despedido.
«Permítanme ser muy claro, si la gente no vuelve a la oficina cuando puede volver a la oficina, no pueden permanecer en la empresa», afirmó Musk al personal en una reunión a mediados de noviembre, según el audio filtrado a los medios de comunicación.
Después de una refutación de un empleado, que subrayó que las oficinas de Twitter no están todas en un solo lugar, y que los trabajadores no estarían siempre en un lugar determinado, Musk contraatacó comparando la red social con Tesla y ordenó a los empleados «maximizar la cantidad de actividad en persona«.
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«Tesla tampoco está en un solo lugar, pero ya sabes, básicamente es si puedes aparecer en una oficina y no te presentas en la oficina… renuncia aceptada. Fin de la historia. (…) Hay mucha gente en Tesla y SpaceX que trabaja a distancia… pero es de forma excepcional para gente excepcional y entiendo totalmente si eso no funciona para algunas personas», añadió Musk, señalando que los críticos solo tendrían que aceptar que «esa es la nueva filosofía de Twitter«.
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Musk formalizó la compra de Twitter la noche del 27 de octubre por un total de 44.000 millones de dólares. Horas antes, había asegurado que los motivos que lo llevaron a adquirir la plataforma son su amor por la humanidad y la necesidad de garantizar una «plaza común digital» en donde exista pluralidad.