La política de sanciones de EEUU provoca la pérdida de confianza de otros Estados en el dólar y la creación de sistemas alternativos en la búsqueda de la seguridad económica. Como consecuencia, el dólar podría perder su posición de liderazgo en la escena mundial, lo que repercutirá en el bienestar de EEUU, escribe ‘New York Post’.
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El Gobierno de EEUU utiliza las sanciones económicas como la herramienta principal de su política internacional en el siglo XXI, lo que demuestra su actitud hacia Rusia, escribe el autor del artículo del New York Post, Jay Newman. Nota que más de 10.000 personas y decenas de países están sujetos a sanciones estadounidenses.
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Sin embargo, advierte que al mismo tiempo más de 100 Estados en todo el mundo decidieron no adherirse al rumbo estadounidense y rechazan aplicar sanciones contra Rusia. De ahí, el autor cree que los que conducen la política antirrusa tienen que perjudicar económicamente a sus «enemigos acérrimos», destacando aquí, entre todos, a China.
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La política de sanciones de EEUU ha producido un mayor esfuerzo de una cantidad de país en el ámbito de la creación de sistemas monetarios alternativos al dólar estadounidense. De acuerdo con las palabras del autor de New York Post, China emprende una estrategia de sustitución y descrédito del dólar, lo que constituye un componente de su campaña «ganar sin combatir». La imposición de las sanciones por parte de EEUU solo ha asegurado a China en la necesidad de derrotar a la moneda estadounidense, «y muchas otras naciones lo toman en cuenta».
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Alternativas emergentes
Las declaraciones de varios expertos sobre la falta de la alternativa al dólar no corresponde a la realidad, opina Newman. La dominación de esta divisa depende solo de los que conservan el interés en ella. «Una vez que el dólar comience a poner en riesgo los activos, es seguro que surgirán herramientas alternativas de comercio. Y ya han empezado», expresa su preocupación el autor.
«No nos engañemos: el alejamiento del dólar supondría un duro golpe para la posición internacional de EEUU. Los días en que podíamos imprimir cantidades ilimitadas de divisas podrían llegar a su fin, junto con nuestra capacidad de adquirir productos extranjeros a bajo precio», afirma Newman.
Detalla que hay pruebas de que el sistema ya está en este camino de cambios fundamentales. En el foro de Davos, el ministro de Finanzas de Arabia Saudita, Mohamed Jadaan, declaró la disposición del país a comerciar con divisas distintas del dólar estadounidense.
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La decisión va en contra del acuerdo firmado décadas antes entre el exrey de Arabia Saudita Fáisal bin Abdulaziz y el expresidente de EEUU, Richard Nixon, que establecía los pagos por el petróleo saudita en dólares. Este pacto actuaba como un pilar fundamental del dólar fuerte, como el dinero del petróleo enriquecía aquel tiempo a la Reserva Federal de EEUU.
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Entretanto, Arabia Saudita y China profundizan sus relaciones comerciales. China actúa como el mayor comprador del petróleo de Arabia Saudita, importa alrededor de 1,4 millones de barriles del crudo al día, alcanzado el aumento del comercio en esta esfera por 39%, de acuerdo con los datos de Newman. Agrega que ambas partes buscan alternativas más baratas al uso del dólar en cada transacción y agrega que las relaciones entre ambas partes continuarán profundizándose.
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Asimismo, Newman recuerda que en la cumbre de los BRICS celebrada en Pekín en 2022, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció nuevos planes para ampliar la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que ya representa el 40% de la población mundial y el 30% del PIB mundial. El presidente ruso propuso desarrollar una alternativa a los pagos internacionales que se basará en una cesta de monedas formada por el yuan chino, el rublo ruso, la rupia india, el real brasileño y el rand sudafricano.
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Fin del dominio occidental
La creación de las alternativas al dólar no es el único problema para EEUU, reconoce el autor del New York Post. El comercio de materias primas siga bajo el dominio de las instituciones occidentales, como la Bolsa de Metales de Londres y la Bolsa Mercantil de Nueva York, pero China ya crea las nuevas que son capaces a sacar el mercado de materias primas del liderazgo occidental.
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Incluso los europeos se implican en esta carrera, al crear un mecanismo INSTEX para facilitar las transacciones humanitarias con Irán, que no sean en dólares ni SWIFT, con el fin de eludir las sanciones estadounidenses.
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Se añade aquí que Rusia ofrece su propio sistema para sustituir SWIFT y elabora con Irán una criptomoneda respaldada por oro. El autor destaca también que los comerciantes de petróleo aplican con más frecuencia el dirham de los EAU para las transacciones petrolíferas, mientras que la rupia de la India gana el estatus de una moneda internacional.
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El autor cree que en el siglo XXI, el valor de las monedas del mundo, incluso el dólar estadounidense, será cada vez más competitivo. En caso de que haya menos demanda de dólares, su valor disminuirá y «todo se hará más caro» para los residentes de EEUU, señala.
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«No es exagerado imaginar que EEUU sufra una crisis de deuda porque nadie acuda a comprar sus bonos. El dólar se convertirá en una moneda más entre muchas otras. Y en última instancia, si el dólar pierde brillo, también lo perderá la capacidad de EEUU para ejercer su poder», concluyó Newman.
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Desde el 24 de febrero de 2022 Rusia lleva a cabo una operación militar especial para defender las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, frente al genocidio por parte de Kiev. Uno de los objetivos fundamentales de la operación fue definido por el presidente Vladímir Putin como la desmilitarización y desnazificación de Ucrania.
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Según el mandatario ruso, contra Moscú se desató una agresión de sanciones sin precedentes orientada en aplastar a corto plazo la economía rusa, «a derrumbar la moneda nacional, el rublo, a través del robo de nuestras reservas de divisas y a provocar una inflación destructiva». Sin embargo, destacó, el plan de Occidente no tuvo éxito.