Varias empresas tecnológicas surgidas en América Latina habían elegido al Silicon Valley Bank para depositar fondos y se encuentran en la lista de damnificadas por la quiebra del banco estadounidense. Una rápida reacción en cadena de empresarios chilenos permitió que varios pudieran salvar sus millones antes de la debacle.
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El 10 de marzo, entes reguladores del sistema financiero de EEUU incautaron los activos del Silicon Valley Bank (SVB), luego de la quiebra del organismo financiero producida tras una corrida bancaria que generó un escenario de pánico bursátil. Se trata de la mayor quiebra de una entidad de crédito en EEUU desde la caída de Washington Mutual, ocurrida durante la crisis del mercado hipotecario de 2008.
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El SVB tenía cerca de 209.000 millones de dólares en activos y alrededor de 175.400 millones en depósitos y sus fondos eran destinados mayormente al financiamiento de empresas ligadas al ámbito de la innovación tecnológica, conocidos como start-ups. Entre ellas, había varias de América Latina.
«Tenemos fondos secuestrados desde el jueves. No nos dejaron sacar la plata y seguimos a la espera. Veremos qué pasa y cómo se viene la cosa», relató al medio chileno La Tercera Mario Bustamante, CEO de la startup chilena Instacrops, una empresa ligada a tecnología agrícola.
El emprendedor Daniel Bilbao, CEO de Truora, un proyecto colombiano de verificación de identidad, obtuvo 15 millones de dólares desde el SVB en 2022 y mantuvo alrededor del 90% de los fondos en el mismo banco. Tras el desplome, el emprendedor advirtió a la cadena Bloomberg que «esto podría desatar una crisis muy grande en el sector de tecnología».
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«Las empresas más afectadas son las más pequeñas, porque cuando uno es grande tiene muchas relaciones con bancos», agregó Bilbao.
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De todas maneras, el empresario expresó que «el ecosistema se apoyó de una manera muy fuerte, con muchos emprendedores, fondos y bancos ayudándose los unos a los otros».
«Los chilenos nos movimos muy rápido y comenzamos a avisarnos entre nosotros. La mayoría alcanzó a sacar la plata, pero varios no. En general reaccionamos más rápido que start-ups de otros países, como Colombia o incluso Estados Unidos», contó el empresario Enrique Besa, CEO de la compañía chilena de gestión de capital humano Rankmi.
Besa confió en que «el dinero se va a recuperar» pero reconoció que «quizás pasen unos seis meses más, periodo que para muchas start-ups puede ser fatal».
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Solo dos semanas atrás, Rankmi había consolidado un financiamiento por 48 millones de dólares luego de su fusión con la empresa mexicana Osmos, en el marco de su proyección de expansión hacia el mercado del país norteamericano. Parte de esos fondos había sido colocada en una cuenta del SVB, pero pudo ser extraída a tiempo.
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«Afortunadamente alcanzamos a sacarlo. O si no, para nosotros hubiese sido debut y despedida», reconoció Besa ante La Tercera.