Columna de Karen Hernández | El precio que debemos pagar por un like

Sharenting es la terminología en inglés que une dos palabras: share (compartir) y parenting (paternidad-crianza). Surge a raíz de la práctica que ejercen los padres al compartir contenido de sus hijos en redes sociales, desde su primer día de vida, en adelante. Esta práctica al comienzo parece ser inofensiva; consiste en documentar todo en Facebook, Instagram, Twitter, Tik-tok, entre otros, viene tomando tanto auge y relevancia que los niños, niñas y adolescentes (NNA) de los últimos años son los más expuestos y con menos intimidad a lo largo de la historia.

El sharenting en español es el uso abusivo o la sobreexposición de niños en las redes sociales. ¿Suena duro, no es así? Las vidas de estos se vuelven públicas, desde que llegan al mundo. De este modo, pasamos por alto derechos trascendentales consagrados para ellos. Pues cuando lleguen a ser adolescentes o adultos, habrá información circulando en la web respecto de la cual nunca consintieron, debido a que sus adultos responsables no previeron si el o la menor estuviese de acuerdo con que su imagen circulara en el inmenso mundo del Internet.

En Chile no existe una disposición legal específica a este respecto. Pero existen varios artículos que podemos interpretar y que son de fácil aplicación para explicar el por qué esta práctica sería vulneratoria. La interpretación idónea consiste en darle la posibilidad de decidir al NNA, sobre cuestiones importantes y triviales como la publicación de una fotografía, pues el día de mañana serán ellos los que se verán avergonzados por la sobreabundante información que existe de sí mismos en la web, sin siquiera haber consentido, o conocido estas imágenes.

Entonces ocurre que, cuando tengan el suficiente juicio y discernimiento para consentir en si quieren o no ser parte de este sistema, será demasiado tarde, pues ya no será posible echar mano atrás; si bien existen mecanismos para borrar imágenes de internet, dependerá de qué tal lejos haya llegado la imagen en el ciberespacio.

Así pues, lo único que queda es esperar que estas imágenes no hayan llegado demasiado lejos, o bien, que no hayan llegado a manos incorrectas. Situaciones ya han sido visualizadas por otros países. Francia por ejemplo, este año aprobó un proyecto de ley que busca evitar la vulneración a la privacidad. Dentro de los estudios que se efectuaron para este proyecto de ley, se encuentran la cantidad de suicidios y ciberbullying que sufren los niños producto de las fotos que han sido publicadas.

Los riesgos de esta práctica radican en la vulneración de la autonomía, en la desprotección desde el ámbito legal, y en las redes de pedofilia que se encargan de extraer estas imágenes, las que en su mayoría han sido publicadas por los mismos padres sin siquiera tener claridad del paradero de estas fotos, a cambio de un like.

LA OPINIÓN DE LA AUTORA NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Karen Hernández – Académica Derecho Vespertino / Universidad San Sebastián.

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