«No tenemos suficientes [sistemas de defensa antiaérea] con que tomemos Ucrania en un anillo para que no se cuele ni un ratón. Es imposible (…) No hay otro camino que proteger la ciudad con sistemas de defensa antiaérea más cerca del propio asentamiento», declaró Yuri Ignat.
«Todavía tengo muchos conocidos y parientes en Ucrania (…) La gente tiene miedo de verdad, no tanto de los misiles y drones rusos —todo el mundo sabe que los ataques militares rusos no están dirigidos contra instalaciones civiles— como de sus propios sistemas de defensa antiaérea. Los misiles antiaéreos ya han caído en calles y casas más de una vez», comunicó.
«Resulta que el misil vuela hasta que agota todo su combustible. Después cae en cualquier lugar: en una casa, una calle, un parque infantil, una autopista con coches», concluyó.