La Asamblea General de la ONU adoptó una resolución pidiendo una tregua inmediata en la zona de conflicto palestino-israelí. No obstante, Israel rechazó este llamamiento, afirmando que «es un ejemplo de deshonra» y «a la ONU no le queda ni un ápice de legitimidad o relevancia».
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El documento fue preparado por un grupo de países árabes con el apoyo de otros Estados. La resolución recibió el apoyo de más de 120 países. Sin embargo, 45 países se abstuvieron y 14 votaron en contra, incluido Israel.
«Hoy es un día que pasará a la historia como un ejemplo de deshonra», declaró Gilad Erdan, representante permanente del Estado judío ante la ONU, agregando que «a la ONU no le queda ni un ápice de legitimidad o relevancia».
A su vez, el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Eli Cohen, aseguró que «rechazamos enérgicamente el abominable llamamiento de la Asamblea General de la ONU a un alto el fuego».
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«Israel tiene la intención de actuar para eliminar a Hamás del mismo modo que el mundo actuó contra los nazis y el Estado Islámico», destacó el ministro.
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Tras esto, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Lior Haiat, publicó en su página en la red social X (antes Twitter) una declaración, en la que se indica que la parte israelí «rechaza categóricamente» la resolución de la Asamblea General de la ONU.
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«Una vez más, al hacerse patentes los crímenes de la organización terrorista Hamás, la ONU revela su verdadero rostro al adoptar una decisión escandalosa», reza el texto.
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Desde la Cancillería israelí subrayaron que las autoridades del país «seguirán trabajando para garantizar su propia seguridad y la de sus ciudadanos». En opinión de Israel, «la comunidad internacional tiene la obligación moral de apoyar a Israel en su lucha contra Hamás».
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Cabe señalar que en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, el secretario general, António Guterres, condenó la agresión de Hamás contra Israel. Al mismo tiempo, afirmó que «los ataques de Hamás no se produjeron en el vacío» porque el pueblo palestino «está sometido a una ocupación asfixiante». Erdan, por su parte, destacó que Guterres perdió su moralidad e imparcialidad. En sus palabras, el Gobierno israelí se vería obligado a evaluar su relación con la ONU. El Estado judío dejó de expedir visados a los representantes de la organización internacional. La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos acusó a Israel y Hamás de crímenes de guerra.
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El pasado 7 de octubre, Hamás lanzó miles de proyectiles desde la Franja de Gaza en un ataque sin precedentes y realizó una incursión armada en las zonas fronterizas del sur de Israel, por lo que el primer ministro del Estado judío declaró que el país «está en guerra». En respuesta al ataque sorpresa de Hamás, el Ejército israelí movilizó a 300.000 reservistas, lanzó varias oleadas de ataques aéreos sobre Gaza y está preparando una ofensiva terrestre.
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Desde el 9 de octubre Israel mantiene el enclave palestino sin provisiones básicas, si bien el día 16 reinició el suministro de agua para el sur de Gaza, adonde se desplazan estos días cientos de miles de civiles por miedo a una invasión que se da por inminente.
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El 27 de octubre, el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, el general de brigada Daniel Hagari, anunció que Israel expandió la escala de sus maniobras terrestres en la Franja de Gaza. Un poco más tarde, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, declaró que se inicia una nueva fase del conflicto palestino-israelí.
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