«El informe secreto enumera 883 posibles criminales de guerra nazis que encontraron refugio en el país después de la Segunda Guerra Mundial. Muchos creen que el informe permite saber qué sabía exactamente el gobierno sobre su infiltración en Canadá (…) y por qué la mayoría de ellos escaparon a la justicia», indica la publicación.
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Al mismo tiempo, recordó el periodista, Ottawa nunca explicó por qué se había clasificado el documento, la segunda parte de la investigación de 1986 sobre criminales de guerra en Canadá. Sobre todo teniendo en cuenta que algunos canadienses de origen ucraniano, entre ellos antiguos nazis, protestaron enérgicamente contra esta investigación, calificándola de caza de brujas.
«Podemos aprender de los fracasos del pasado para evitar que se repitan. Pero no podemos evitar la repetición hasta que conozcamos el pasado y no podemos conocer el pasado hasta que obtengamos el registro», sentenció el defensor, en entrevista con el medio.
Pero desde finales de la década de 1940, el Congreso Judío de Canadá (CJC) solicitó a Ottawa que vigilara más de cerca los flujos de refugiados de Europa del Este, pues creía que muchos excolaboradores nazis los estaban utilizando para ingresar al país con pretextos falsos.