Columna de Alfredo Jalife-Rahme | El anhelo de Netanyahu detrás de Gaza: la destrucción de Irán

Con o sin Gaza, desde hace 16 años, bombardear a Irán es la tónica de los neoconservadores ‘straussianos’ de EEUU, lo cual llegó a su paroxismo con una gráfica mendaz de Netanyahu. Bajo el encubrimiento de la guerra de Israel contra Hamás, se intensificó el clamor por destruir a Irán con los submarinos israelíes dotados con misiles nucleares.
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En la fase post-Ucrania, cuando prácticamente ha quedado liquidado el régimen del comediante jázaro Zelenski, han brotado en los Balcanes Euroasiáticos de Brzezinski, acoplados al Arco de la Crisis del también escatológico jázaro Bernard Lewis, las extinciones de enclaves, desde Nagorno-Karabaj hasta la meta-balcanización de Gaza dentro de las múltiples balcanizaciones de la antigua Palestina desde 1947/1948.
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Paul Craig Roberts, exitoso exasistente de la Secretaría del Tesoro con el presidente republicano Ronald Reagan, da por asentado el inminente «genocidio palestino» enuncia que la «utilización de las armas nucleares [sic] de Israel la dejaría aislada en el mundo, lo que Israel, Estado títere de Estados Unidos, lo sería ya».
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Poco se habla en los propagandísticos multimedia de Occidente (whatever that means) del pletórico arsenal nuclear clandestino de Israel, que oscila entre 90 y 400 bombas atómicas, dependiendo de quién haga las estadísticas interesadas.
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También poco se aborda la presencia de nueve submarinos dotados con misiles nucleares de Israel en el golfo Pérsico, con el fin de destruir el proyecto nuclear de Irán que ha firmado el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares y se encuentra en inspección estricta por la Agencia Internacional de Energía Atómica (La guerra invisible: bombas nucleares de los submarinos de Israel en el Golfo Pérsico para destruir a Irán).
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Cabe señalar que Israel goza de canonjías celestiales cuando no ha firmado el TNP ni es objeto de las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica en su planta nuclear en Dimona.
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En su dramático artículo, el jázaro Thomas Friedman, de The New York Times y confidente oficioso de Biden, expone que «Israel posee submarinos armados de misiles que probablemente se encuentran ahora en el golfo Pérsico». En forma tramposa, Friedman no agregó que los misiles de los submarinos de Israel están dotados de armas nucleares susceptibles de destruir la infraestructura vital de Irán.
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La destrucción de Irán y la concomitante islamofobia anti-chiíta es añeja de parte de los neoconservadores straussianos, según Jeffrey Sachs, por cierto, en su mayoría de origen jázaro.
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Desde 2007, antes de la eclosión de Hamás en Gaza, el pugnaz senador ya fallecido John McCain pregonaba con una canción que bailó grotescamente en público: «bombardear Irán».
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Un año más tarde, en 2008, el anterior senador Joseph Lieberman, también jázaro, creó un grupo repleto de espías británicos y del Mossad, Unidos en Contra del Irán Nuclear (UANI, por sus siglas en inglés), y del que forma parte el anterior consejero de Seguridad Nacional, el mega-pugnaz John Bolton, quien hoy reclama atacar a Irán.
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La obsesión de Netanyahu por destruir a Irán —como la que perpetró Israel contra la planta nuclear Osirak en Irak en 1981— y el proyecto pacífico nuclear persa alcanzaron su delirante paroxismo hace ocho años, cuando inventó que Teherán posee armas nucleares.
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La flagrante mendacidad de Netanyahu fue entonces objeto de la burla de la Administración Obama/Biden, que estaba a punto de firmar un acuerdo sobre el contencioso nuclear iraní con el 5P+1, que luego de acordado fue renegado por Trump para favorecer los planes medio-orientales de su yerno Jared Kushner, también jázaro y aliado de Netanyahu.
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Nir Barkat, ministro de economía de Israel, amenazó de que su país «cortaría la cabeza de la serpiente» y atacaría militarmente a Irán, en caso de que la guerrilla libanesa Hizbulá se sume a la guerra con Hamás.
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El muy influyente senador por Carolina del Sur, Lindsey Graham, amenazó de que, en caso de la participación de Hizbulá, introduciría una resolución en el Senado para permitirle a Estados Unidos e Israel «golpear a Irán fuera del negocio petrolero».
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A propósito, Tucker Carlson criticó a las figuras del Partido Republicano que exhortan a que Washington emprenda una guerra contra Irán.
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Biden levantó la puja contra Irán y le envió un bizarro mensaje a su Líder Supremo: «Mi advertencia al ayatolá es que, si persiste en moverse contra las tropas de Estados Unidos, responderemos, a lo que debe estar preparado».
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De la confesión en su portal, otro jázaroMichael Bloomberg —que peca de rusófobo/sinófobo/ mexicanófobo, para no decir misántropo— acepta sin rubor que el “gasto militar de casi 5% en un año de Estados Unidos apuntala su economía con el más rápido crecimiento desde 2019”, cuando «los crecientes desembolsos para apoyar a Ucrania ayudaron a revivir la maquinaria de guerra de EEUU». Concluye cínicamente: ahora la «guerra Israel-Hamás puede proveer mayor ímpetu [sic] a la expansión del sector». ¡La eterna «economía de guerra» de Estados Unidos para rescatar a Biden de la inflación, la recesión, su reelección y sus filiales escándalos judiciales!
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Pareciera que Netanyahu y Biden huyen hacia adelante bajo la coartada de una guerra contra Gaza que, en realidad, es transmutable y transmisible contra Irán: el primero, para no ser encarcelado debido a su mega corrupción que persigue la Suprema Corte de Israel, y el segundo, entrampado en sus líos internos y en su derrota en Ucrania.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Alfredo Jalife-Rahme– Analista de geopolítica y globalización. Columnista y comentarista en varios periódicos, radios y televisiones internacionales. Profesor de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Geopolítica y Globalización. Autor de varios libros. Nombrado por la Red Voltaire de Francia como ‘El principal geopolitólogo de Latinoamérica’.