- Declaración del Sr. Martin Griffiths, Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios y Coordinador del Socorro de Emergencia, tras su visita de dos días a Israel y al territorio palestino ocupado
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Según los informes, decenas de civiles han muerto en Gaza tras los recientes ataques contra el campamento de refugiados de Jabalia. Esta es sólo la última atrocidad que ha sufrido el pueblo de Gaza, donde los combates han entrado en una fase aún más aterradora, con consecuencias humanitarias cada vez más terribles.
El 7 de octubre y sus secuelas dejarán cicatrices indelebles en la vida de millones de personas.
En Israel, una nación quedó conmocionada tras el brutal y gráfico asesinato de unas 1.400 personas. Las familias de más de 200 rehenes siguen viviendo angustiadas, inseguras sobre la suerte, el bienestar y el paradero de sus seres queridos.
En Gaza, las mujeres, los niños y los hombres están muriendo de hambre, traumatizados y bombardeados. Han perdido toda fe en la humanidad y toda esperanza de futuro. Su desesperación es palpable.
En Cisjordania, el número de muertos está aumentando. La violencia y el cierre de los puestos de control significan que las personas no pueden acceder a alimentos, empleos, atención médica y otros servicios esenciales.
Mientras tanto, el mundo parece incapaz o no dispuesto a actuar.
Esto no puede seguir así. Necesitamos un cambio radical.
Necesitamos que los rehenes sean liberados de inmediato y sin condiciones.
Tenemos que ser capaces de proporcionar lo esencial para la supervivencia, en particular agua, alimentos, medicinas y combustible, de forma segura, inmediata y a gran escala. Los más de 200 camiones que han cruzado a Gaza hasta ahora tras arduas negociaciones ofrecen cierto alivio, pero no son suficientes.
Necesitamos que las partes beligerantes acepten hacer pausas en los combates. Esta es la única opción viable para llevar artículos de socorro a Gaza en este momento. Las repetidas pausas humanitarias nos permitirían proporcionar más ayuda a los necesitados en toda Gaza, aliviando así el sufrimiento de la población y reduciendo el riesgo de disturbios civiles. Esas pausas también permitirían a los enfermos y heridos buscar atención médica y a los que deseen huir hacerlo de forma segura.
En pocas palabras, necesitamos que las partes respeten sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario, incluso teniendo cuidado constante en la realización de las operaciones militares para preservar a los civiles y los bienes de carácter civil.
Y necesitamos que quienes tienen influencia la utilicen para garantizar el respeto de las normas de la guerra, reducir la intensidad del conflicto y evitar que se extienda.
Si no se actúa ahora, las consecuencias irán mucho más allá de la región, porque se trata de una crisis mundial.