El riesgo de padecer demencia puede aumentar con la edad si el sueño de ondas lentas es insuficiente, indica un nuevo estudio. Los mayores de 60 años tienen un 27% más de probabilidades de sufrir demencia si pierden sólo un 1% de este sueño profundo al año.
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El sueño de ondas lentas es la tercera fase de un ciclo de sueño humano de 90 minutos que dura entre 20 y 40 minutos. Es la fase más reparadora, en la que se ralentizan las ondas cerebrales y el ritmo cardíaco, y desciende la tensión arterial. El sueño profundo fortalece los músculos, los huesos y el sistema inmunitario, y prepara el cerebro para absorber más información.
«El sueño de ondas lentas, o sueño profundo, contribuye al envejecimiento del cerebro de muchas maneras, y sabemos que el sueño aumenta la eliminación de residuos metabólicos del cerebro, lo que incluye facilitar la depuración de proteínas que se agregan en el Alzheimer», afirma el neurocientífico Matthew Pase, de la Universidad de Monash, Australia.
Añade que hasta la fecha no se sabe con certeza el papel del sueño de ondas lentas en el desarrollo de la demencia. Los hallazgos actuales sugieren que la pérdida de esta etapa podría ser un factor de riesgo de demencia modificable.
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Pase y sus colegas de Australia, Canadá y Estados Unidos examinaron a 346 participantes que habían completado dos estudios de sueño nocturno entre 1995 y 1998 y entre 2001 y 2003, con una media de cinco años entre los periodos de prueba, indica el estudio publicado en JAMA Neurology.
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Esta cohorte basada en la comunidad, que no tenía registro de demencia en el momento del estudio entre 2001 y 2003, y tenía más de 60 años en 2020, dio a los investigadores la oportunidad de examinar el vínculo entre dos factores a lo largo del tiempo mediante la comparación de los conjuntos de datos de los dos estudios de sueño polisomnográficos en profundidad, y luego el seguimiento de la demencia entre los participantes hasta 2018. En general, se observó que su tasa de sueño de ondas lentas disminuía a partir de los 60 años, con un pico de pérdida entre los 75 y los 80 años y una estabilización posterior.
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Al comparar el primer y el segundo estudio del sueño de los participantes, los investigadores descubrieron una relación entre cada punto porcentual en la disminución de esta etapa de sueño por año y un 27% más de riesgo de desarrollar demencia. Los niveles bajos de sueño de onda lenta se relacionaron con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, de tomar medicamentos que pueden afectar al sueño y de tener el gen APOE ε4, vinculado al Alzheimer.
«Descubrimos que un factor de riesgo genético de la enfermedad de Alzheimer, pero no el volumen cerebral, se asociaba con una disminución acelerada del sueño de ondas lentas», afirma Pase.
Aunque se trata de asociaciones claras, los autores señalan que este tipo de estudio no prueba que la pérdida de sueño de ondas lentas cause demencia, y es posible que los procesos cerebrales relacionados con la demencia provoquen la pérdida de sueño. Para conocer a fondo estos factores, se necesitan más investigaciones.
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El estudio fue publicado en JAMA Neurology.