¿Por qué la guerra de Israel en Gaza representaría el inicio de una nueva era?

La ofensiva israelí en la Franja de Gaza —que ha dejado más de 28.000 muertos— y la complicidad que ésta ha recibido de una parte de la comunidad internacional podría representar el inicio de una nueva era en el orden geopolítico mundial, observa un análisis de Agnés Callamard en el medio especializado ‘Foreign Affairs’.
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La escalada del conflicto palestino-israelí no parece tener fin luego del fracaso de las negociaciones entre el Gobierno de Netanyahu y el movimiento palestino Hamás, en medio de una guerra que mantiene en vilo la estabilidad de todo el Oriente Medio.
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En ese sentido, la también secretaria general de Amnistía Internacional critica la inacción de la diplomacia global y la incapacidad de varios organismos internacionales para detener las agresiones israelíes en el enclave palestino, que prácticamente ha sido devastado por bombardeos e incursiones terrestres de las tropas del país hebreo.

«La complicidad diplomática actual en la catastrófica crisis humanitaria y de derechos humanos de Gaza es la culminación de años de erosión del Estado de derecho internacional y del sistema mundial de derechos humanos», acusa Callamard.

«Dicha desintegración comenzó en serio tras el 11-S, cuando Estados Unidos se embarcó en su ‘guerra contra el terror’, una campaña que normalizó la idea de que todo está permitido en la persecución de los ‘terroristas'», indicó la experta.
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Y es que, para llevar a cabo su ofensiva en Gaza, Israel toma prestada esa forma de pensamiento «y lo hace con el apoyo de Estados Unidos».

«Es como si las graves lecciones morales del Holocausto, de la Segunda Guerra Mundial, hubieran sido prácticamente olvidadas, y con ellas, el núcleo mismo del principio de ‘Nunca más’, que tiene décadas de antigüedad: su absoluta universalidad, la noción de que nos protege a todos o a ninguno de nosotros. Esta desintegración, tan evidente en la destrucción de Gaza y en la respuesta de Occidente a ella, señala el fin del orden basado en normas y el comienzo de una nueva era», sostiene Callamard.

La secretaria general de Amnistía Internacional se mostró crítica respecto al doble discurso que ejerce Occidente, sobre todo Washington, en torno al conflicto palestino-israelí: por un lado, promueve el respeto a los derechos humanos; por otro, proporciona armas a Tel Aviv y no contribuye determinantemente a un alto el fuego.
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«Israel y su mayor defensor, Estados Unidos, deben aceptar que el objetivo militar declarado de destruir a Hamás ha supuesto un coste abrumador en vidas civiles e infraestructuras, que probablemente no pueda justificarse con arreglo al derecho internacional», dice.
Por ello, asegura, es importante que la Corte Penal Internacional actúe con decisión para formular acusaciones por los crímenes cometidos por todas las partes en el conflicto.
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«Ni los agravios históricos ni las perspectivas de paz a largo plazo en Oriente Medio, y posiblemente más allá, pueden abordarse sin un proceso internacional e inclusivo que especifique el desmantelamiento del sistema de apartheid de Israel y permita proteger la seguridad y los derechos de todas las poblaciones», concluye.