Un grupo de investigadores probó la terapia contra el tipo de cáncer más peligroso, gracias a la cual uno de los tres participantes venció la enfermedad. Aunque en el caso de los otros dos participantes el cáncer volvió, los científicos creen que el novedoso tratamiento podría salvar a muchas personas que ahora se consideran enfermas terminales.
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Los glioblastomas suelen ser los cánceres más mortíferos. Surgen de las células de sostén del sistema nervioso central y pueden convertirse rápidamente en masas malignas que se cobran hasta el 95% de las vidas de los pacientes en un plazo de cinco años.
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Investigadores del Mass General Cancer Centre en EEUU suponen que un tratamiento basado en el propio sistema inmunitario del paciente, conocido como terapia de células T con CAR, podría tener éxito donde otras terapias fracasan.
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Aprobada para el tratamiento de los cánceres de la sangre, la impresionante capacidad de la terapia con células CAR-T para detectar células cancerosas podría resultar ventajosa para destruir los glioblastomas.
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Un marcador frecuente en varios glioblastomas, una variante mutada de una proteína llamada receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), tiene potencial como diana para el tratamiento con células CAR-T. Por desgracia, los glioblastomas se disfrazan de diversas formas, lo que convierte el proceso de reingeniería en un auténtico reto.
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Para superarlo, los investigadores han encontrado una forma de estimular a las células CAR-T para que también produzcan anticuerpos que busquen EGFR no variantes.
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En ensayos preclínicos de laboratorio se comprobó que la terapia con la molécula de anticuerpos que actúa sobre las células T (TEAM) funcionaba como se esperaba en el lugar del tumor, incluso reclutando a otras células T reguladoras para que se unieran a la lucha.
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En el marco de la investigación, el equipo estudió a tres pacientes, todos ellos diagnosticados de una forma de glioblastoma que expresaba la variante EGFR.
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El primer paciente, un hombre de 74 años, un día después de recibir una infusión de células T CARv3-TEAM-E, su pronóstico era bueno y una resonancia magnética mostraba una reducción significativa del tamaño de la masa. Apenas unos meses después, el paciente volvía a pasar por el quirófano y las exploraciones posteriores mostraban que el cáncer había vuelto a progresar.
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Lo mismo le ocurrió a una mujer de 57 años con un glioblastoma de gran tamaño en el hemisferio izquierdo. Aunque su tumor experimentó una regresión casi completa cinco días después de la terapia, el cáncer mostró signos de recuperación tan solo un mes después.
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El tercer participante, de 72 años, no presentó signos de reaparición del cáncer, y los efectos secundarios se limitaron a fiebre y la aparición breve de algunos nódulos en los pulmones, por lo que los investigadores son optimistas y creen que tienen motivos para seguir explorando su novedoso enfoque inmunoterapéutico.
«Nuestro estudio con células T CARv3-TEAM-E constituye una prueba de principio de que es posible atacar simultáneamente múltiples antígenos de superficie con el uso de células CAR-T y confirma que el EGFR es un blanco inmunoterapéutico adecuado en el glioblastoma», escribe el equipo en su informe publicado.
Sin conocer el pronóstico a largo plazo de ninguno de los pacientes, es prematuro calificar el tratamiento de cura.
Sin embargo, con más estudios y ensayos clínicos adicionales, la terapia celular CAR-T podría dar un rayo de esperanza al menos a algunos pacientes diagnosticados con el más mortífero de los cánceres.
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Esta investigación fue publicada en The New England Journal of Medicine.