Por Camila Escanilla Segovia, Editora en Jefe.
TAIPEI (La Razón) — Después de 6 días en la ciudad de Taipei (Taiwán), compartimos algunas de nuestras impresiones, y por qué creemos que esta ciudad fue diseñada pensando en sus habitantes.
Con una fresca noche primaveral, de casi 13° de temperatura, nos recibió la ciudad de Taipei, la que rápidamente se dispuso a mostrarnos sus encantos. Lo primero que salta a la vista es el desarrollo de obras viales, tras el recorrido que realizamos desde el aeropuerto a nuestro lugar de descanso. Tal como en las grandes ciudades del mundo, Taipei alberga personas de muchas nacionalidades, culturas y religiones; budistas, taoístas, confucionistas, cristianos e islamistas.
¿Cómo son sus calles?
En medio de un ambiente calmo, sus habitantes se disponen a recorrer las calles, sin apuro, conscientes de sus bajos índices de criminalidad (15,2%), que se condicen con la sensación de seguridad que tienen sus habitantes, de más de un 94%. Si tuviéramos que describir a los ciudadanos de Taipei lo primero que destacaríamos es su amabilidad; siempre dispuestos a hacer extraordinarios esfuerzos por comunicarse, a pesar de la diferencia idiomática, especialmente los jóvenes, que en su mayoría domina el idioma inglés.
Repleta de luces, olores y colores, la ciudad ofrece una experiencia amigable a los transeúntes, quienes recorren calles sin rayados, y a pesar de no contar con basureros en todas las esquinas, no existen rastros de basura, lo que nos habla de la disciplina y costumbres propias de su cultura. Es notorio que la experiencia de transitar por la ciudad está pensada para las personas, no dejando nada al azar, ni los lugares de tránsito para peatones, de espera para la locomoción, los cruces de calles y lugares para fumadores.
¿Cómo se trasladan sus habitantes?
El metro es un medio de transporte crucial para la ciudad, cruzándola de extremo a extremo, permitiendo traslados seguros, además de la posibilidad de apreciar sus paisajes y construcciones. El cobro del pasaje es por tramo, estando prohibido comer y beber en su interior, favoreciendo así la mantención del orden y la limpieza.
La bicicleta y la moto son medios de transporte muy utilizados, contando con extensas zonas de estacionamiento, es común el uso de mascarilla, especialmente en niños y adultos mayores. Las estaciones cuentan con baños públicos, sin costo; limpios y cuidados, al igual que con el arriendo de bicicletas y paraguas, los que pueden utilizarse por menos de un dólar la hora.
En los paraderos de microbuses hay tableros digitales que indican con exactitud los horarios de llegada de cada uno de los recorridos, corroborando que la planificación y puntualidad son sumamente valorados en su cultura. Existe la posibilidad de obtener también los tiempos de espera y recorridos a través de una grabación en inglés y chino, una medida pensada para las personas con visión reducida. Definitivamente Taipei es una ciudad pensada para sus ciudadanos, pensada a escala humana.