Generar la sensación de peligro es el objetivo central de las historias de terror, ya sea en la literatura, en el cine o incluso en videojuegos, y también la principal razón por la que nos fascina este género. Especialistas de la Universidad de Chile, de las áreas psicología, neurociencias y artes cinematográficas, abordan este fenómeno y explican las razones biológicas y culturales de su éxito.
El miedo es una de muchas emociones que sentimos en nuestra vida. Desde una perspectiva biológica, tiene un propósito: un llamado a la acción por parte de nuestro cerebro. En este caso, se trata de una emoción que surge porque nuestro cerebro detecta o percibe alguna amenaza inmediata sobre la que se debe actuar al respecto. Así lo define el doctor Pedro Maldonado, profesor del Departamento de Neurociencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. El académico destaca una serie de efectos que el miedo tiene sobre nuestro cuerpo, desatando una respuesta mayor a nuestra actividad cerebral promedio. “Se libera adrenalina, se erizan los pelos, aumenta la temperatura corporal, disminuye la sangre que va al estómago y nos enfocamos con nuestra atención. Entonces, hay muchos cambios fisiológicos que son orquestados por el cerebro justamente para responder esta especie de emergencia”, señala.
Sin embargo, estos cambios asociados a una respuesta de nuestro cuerpo frente al peligro, en muchos casos son deseados e incluso buscados activamente a través de distintos medios, incluyendo la ficción. Para Danilo Sanhueza, psicoanalista y académico del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile, esta conducta resulta bastante normal y lógica dentro de nuestra naturaleza humana, ya que es parte de nuestro crecimiento el tener que afrontar situaciones difíciles y poder adaptarse a estas, por lo que buscar el terror respondería a un proceso evolutivo de nuestra psiquis.
“Hemos creado productos culturales que nos permiten figurar, nos permiten representarnos, y nos dan elementos para poder darle una forma a ese efecto que nos sobrepasa y que tiene que ver con el terror (…). Es a través de esa experiencia mediada que las personas podemos darle forma a aquello que se nos ha transmitido y lo que hemos vivido. Entendemos que apela a un punto, digámoslo así, muy primitivo”, señala el psicoanalista.
El doctor Maldonado afirma que el miedo es un proceso natural y que incluso nuestro cerebro lo genera a través de las pesadillas mientras dormimos. “Una de las cosas que el cerebro hace permanentemente es buscar, probar y testear las situaciones para poder saber cómo controlarlas (…) El miedo también es algo que uno puede controlar bajo entrenamiento, de manera de reaccionar de una manera más adecuada y no de una manera completamente irracional”, afirma el neurocientífico.
Es por lo mismo que el profesor Sanhueza destaca cómo el desarrollo del terror como género narrativo es de larga data histórica y que no surgió exclusivamente del cine o la literatura. “Desde que los humanos somos humanos contamos historias. Si nos vamos a los cuentos tradicionales o a los mitos, incluso los infantiles, contienen siempre un elemento que es terrorífico, violento y catastrófico (…). Hay algo de la función del terror bajo la forma de la ficción que es muy propio de los recursos que como seres humanos, como sociedades y como cultura, hemos construido para poder lidiar con esos miedos”, explica el psicoanalista.
La importancia de generar ficción de terror
Valentina Vio, actriz egresada de la Universidad de Chile y productora audiovisual en La Vieja Rara Producciones, quienes se especializan en el terror, señala que así como hay procesos biológicos detrás del consumo de historias de terror, también los hay en su producción. El trabajo detrás de los productos de este género cinematográfico, afirma, tiene relación con la búsqueda por generar la incomodidad del público. “El terror tiene que ver justamente con lo raro, lo que te hace sentir inestable (…) Desde ahí tiene que venir a un lugar desconocido y entrar a otro mundo que uno desconoce y te da miedo, te da esa sensación de decir que esto no me gusta o quizás me gusta, pero me produce algo”.
Sin embargo, estas producciones no solo producen miedo. Como explica Vio, la gran mayoría de ficciones de terror incluyen una fuerte crítica social, siendo esta misma el origen del miedo en el relato. “Las películas de terror de mujeres -usualmente- hablan de una crítica social: el miedo a ser madre, a la menstruación, a salir caminando sola por la calle, a que te golpeen, a ser lesbiana (…) Todo eso se puede ver en una película de terror”, comenta Valentina Vio.
Desde el psicoanálisis, este fenómeno está asociado a la búsqueda del origen del miedo, particularmente miedos reprimidos o sepultados. De acuerdo al profesor Danilo Sanhueza, “en el terror contemporáneo es muy frecuente que nos encontremos con la alusión muy concreta al origen del mal, al origen de aquello que resulta terrorífico desde una transgresión o desde un secreto”, explica el académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile.
Para Valentina Vio, la gente busca activamente el terror y no solo en la ficción, sino también en otros medios y formatos. “¿En Netflix sabes lo que más se ve? Son los asesinos más buscados de…, las muertes más increíbles de este mundo, etcétera. La gente, para bien o para mal, es curiosa, le gusta sentirse provocada, saber hasta dónde va a ir, hasta dónde te va a llevar”, indica.