El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció este sábado 25 de mayo un cerco militar y policial de barriadas de un populoso distrito al norte de la capital luego de las denuncias de la población sobre actividades de grupos delincuenciales.
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«Luego de varias denuncias ciudadanas, acabamos de instalar un cerco de seguridad en las colonias Tikal 1, 2 y 3, Valle del Sol y La Chintuc, en [el distrito] Apopa», publicó el mandatario en su cuenta oficial en la red social X.
Luego de varias denuncias ciudadanas, acabamos de instalar un cerco de seguridad en las colonias Tikal 1, 2 y 3, Valle del Sol y La Chintuc, en Apopa.
Desplegamos más de 2,000 soldados y 1,000 policías.
Ya capturamos a varios pandilleros de la pandilla 18 revolucionarios. pic.twitter.com/nvunw54VIa— Nayib Bukele (@nayibbukele) May 25, 2024
Agregó que fueron desplegados más de 2.000 soldados y 1.000 policías en esa zona del norte del área metropolitana de San Salvador y ya en la tarde de este 25 de mayo habían capturado a varios miembros de la pandilla 18 Revolucionarios, que fuera con la Mara Salvatrucha (MS13) de las mayores del país.
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Los cercos militares a zonas populares que estuvieron bajo el control de las pandillas fueron iniciados en octubre de 2022 y han incluido el distrito de Soyapango —al oriente de la capital— y las comunidades capitalinas Tutunichapa y La Granjita, los tres últimos en diciembre de ese año.
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Bukele explicó entonces que son parte de la quinta fase del Plan de Control Territorial, denominada Extracción y cuyo objetivo es la captura de jefes y pandilleros ocultos en esas zonas.
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El combate contra las pandillas del Gobierno salvadoreño tuvo una importante escalada a partir del 27 de marzo de 2022 cuando la Asamblea Legislativa aprobó decretar el régimen de excepción durante un fin de semana cuando los ataques de los grupos delincuenciales provocaron 87 asesinatos.
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Desde entonces, más de 80.000 individuos sindicados como pandilleros fueron capturados, además de desarticularse las redes de extorsión de las que formaban parte, con lo cual la tasa de homicidios en el país centroamericano bajó de un pico de 103 por cada 100.000 habitantes en 2015 a 1,5 en la actualidad.
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