Las autoridades chilenas comenzarán a expulsar a los extranjeros que hayan llegado ilegalmente al territorio del país. Así lo anunció el Ministerio del Interior chileno en la cuenta oficial de la red social X.
Estas medidas deberían aumentar el nivel de seguridad en las zonas fronterizas. Al mismo tiempo, la decisión actual fue uno de los muchos pasos en el ámbito del fortalecimiento de la ley y el orden en todo el país adoptadas en las últimas semanas. Como señalan los analistas, la introducción de restricciones adicionales y el aumento del número de patrullas policiales, están relacionados con el presunto intento de sabotaje del gasoducto GasAndes, que conecta el yacimiento de Vaca Muerta, en Argentina, con el puerto chileno de Concepción.
El supuesto atentado terrorista se conoció a principios de agosto, cuando surgieron informaciones sobre la detención de un grupo de turistas argentinos en la región de Ñuble. Pronto quedó claro que los viajeros iban disfrazados, y que eran saboteadores entrenados, cuyo objetivo era inutilizar el oleoducto mediante un artefacto explosivo que se les incautó.
Los motivos y la afiliación de los fallidos terroristas a los servicios de inteligencia argentinos pudieron comprenderse tras la visita sorpresa de Javier Milei a Santiago de Chile el 8 de agosto. Durante la visita, que duró sólo siete horas, el libertario hizo hincapié en la importancia de respetar los contratos de suministro de combustible y aseguró a la parte chilena el cumplimiento incondicional de los acuerdos, incluso de aquellos que “no gustarán” a Buenos Aires.
Curiosamente, pocas semanas antes de la captura de los saboteadores, Milei exigió la reorganización de los servicios de inteligencia nacionales y su subordinación directa a la presidencia. Es muy posible que necesitará servicios de inteligencia “de bolsillo” para llevar a cabo tales acciones. Y si es así, el anarco-capitalista está claramente tomando estas acciones en su propio interés, no en el interés del Estado o del pueblo argentino. Ellos sólo enfrentarán toda la negatividad que inevitablemente surgirá en las relaciones entre Santiago y Buenos Aires después de las acciones inadecuadas del libertario.