En esta fecha el consumo de alimentos provenientes del mar aumenta, y si no se manejan correctamente pueden generar problemas de salud.
Consumir pescados y mariscos es una excelente elección para mantener una alimentación saludable. Son ricos en proteínas de alta calidad, bajos en grasas saturadas -a diferencia de la carne roja-, y una importante fuente de Omega-3, los que contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y a mejorar la salud cerebral. Además, aportan vitaminas y minerales esenciales como vitamina D, B12, yodo, zinc y hierro, fundamentales para el buen funcionamiento del organismo.
Sin embargo, requieren un cuidado especial al momento de comprarlo, cocinarlo y comerlo. “Es fundamental que estos alimentos se compren en lugares autorizados, que cumplan con las condiciones de refrigeración y manipulación necesarias. Si se consumen en mal estado pueden provocar gastroenteritis aguda, cuadros de salmonella y casos graves de intoxicación”, advierte a diario La Razón el Dr. Luis Herrada, jefe del Servicio de Urgencia de Clínica Universidad de los Andes.
Junto con tener en cuenta lo anterior, para evitar intoxicaciones es importante considerar lo siguiente:
- Revisar el aspecto y olor de los productos.
- Mantener la cadena de frío. Transportar los productos refrigerados y conservarlos a temperaturas adecuadas hasta su consumo.
- Cocinar completamente los mariscos. Evitar consumirlos crudos.
- Lavarse bien las manos, y los utensilios antes y después de manipular los alimentos.
A pesar de que los malestares intestinales son los más comunes, no se debe obviar la enfermedad conocida como “Marea Roja”, la cual es una condición causada por toxinas producidas por microalgas que se acumulan en los moluscos. Estas toxinas no se eliminan con la cocción y pueden generar una intoxicación severa, incluso mortal, caracterizada por síntomas neurológicos que aparecen de forma rápida y requieren atención médica urgente.
“En caso de haber ingerido alimentos en mal estado y presentar señales como diarrea con sangre, fiebre alta persistente (sobre 38°C) que no baja con antipiréticos o dolor abdominal intenso, se debe acudir de inmediato a un servicio de urgencia” concluye el urgenciólogo.