Un tribunal de Tel Aviv recibió una demanda colectiva de unas 50 personas que participaron en el festival de música electrónica atacado el sábado 7 de octubre de 2023 por militantes de Hamás, según informa el periódico local ‘The Times of Israel’.
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La demanda, según consigna el diario, acusa de negligencia al Ministerio de Defensa y al Ejército israelí por los hechos, además de requerir una indemnización de casi 55 millones de dólares.
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De acuerdo a lo publicado por The Times of Israel, el texto de la querella incluye presuntos informes que comprueban que las autoridades israelíes estaban al tanto de amenazas de ataque contra el festival, que se celebró en el kibutz Rei’m, cerca de la frontera con la Franja de Gaza.
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En aquel día, Hamás llevó a cabo un ataque sorpresa contra el Estado israelí, que dejó más de 1.200 víctimas, 360 de ellas masacradas en el evento musical. Allí el movimiento islamista también secuestró a decenas de concurrentes, algunos de los cuales todavía están bajo el poder del grupo.
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Tras la agresión, Israel declaró la guerra a Hamás e inició, con el apoyo de Estados Unidos, una operación militar indiscriminada en Gaza, que ya ha dejado más de 22.000 palestinos fallecidos, la mayoría de ellos civiles, mujeres y niños.
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«Una sola llamada telefónica de los funcionarios de las Fuerzas de Defensa de Israel [FDI] a los responsables de la fiesta hubiese sido suficiente para que esta fuera dispersada [antes de los ataques de Hamás]», se lee en la demanda.
Además de las muertes que se produjeron, la querella denuncia daños físicos y psicológicos a cientos de participantes de la fiesta, provocadas por «negligencia y grave descuido» de las fuerzas de seguridad.
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Crisis humanitaria sin precedentes en Palestina
Las represalias israelíes contra Hamás en la Franja de Gaza han provocado una crisis humanitaria sin precedentes en el territorio, donde más del 90% de la población pasa hambre, según declaró Naciones Unidas.
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Alrededor de 2 de los 2,3 millones de habitantes del territorio palestino gobernado por Hamás se vieron obligados a abandonar sus hogares y vivir en zonas improvisadas, sin acceso a alimentos, baños o agua limpia.
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La ayuda humanitaria ha llegado a cuentagotas, e incluso hospitales y centros de salud han sido blancos de los bombardeos realizados por las Fuerzas de Defensa de Israel.