Comentando los planes para la Franja de Gaza, un legislador de extrema derecha israelí, Zvi Sukkot, declaró que la señal que se debe transmitir es la de «un asentamiento judío sobre escombros de pueblos palestinos».
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Anteriormente, funcionarios israelíes ya anunciaron planes para desplazar a la población palestina a otros países.
En noviembre pasado, Sukkot, del partido Sionismo Religioso, fue nombrado como el presidente de la Subcomisión de la Knesset para Judea y Samaria, también conocida como Cisjordania.
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Esta declaración se produjo después de que el líder de su partido y ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, afirmara, sin verificar, que más del 70% de la población israelí apoya el fomento de la «migración voluntaria» de los residentes de la Franja de Gaza y su absorción en otros países.
«Más del 70% de la población israelí apoya una solución humanitaria, una solución que fomente la inmigración voluntaria de los árabes de Gaza y su absorción en otros países (…) 2 millones de palestinos tienen aspiraciones de masacrar, violar y asesinar judíos donde quiera que estén», declaró Smotrich, citado por medios.
En 2005, Israel retiró a sus tropas y a sus colonos de la Franja de Gaza. Con ello, terminó su presencia ilegal en el enclave palestino, que mantenía desde 1967. Sin embargo, mantuvo el control de las fronteras e impuso un régimen de seguridad tan estricto que a Gaza se le conoce como «la prisión al aire libre más grande del mundo».
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Todos los asentamientos en territorio palestino ocupado se consideran ilegales, según el derecho internacional y la ONU.