- La iniciativa educativa comenzó con una emotiva ceremonia mapuche, seguida de nueve talleres prácticos para cerca de 200 escolares, con 80 profesores y universitarios. Amira Armijo, una estudiante mapuche, elogió la experiencia como motivación y guía para seguir estudiando. Docentes como Laura Pérez y Paola Bustos, en tanto, compartieron su entusiasmo por acercar la universidad y la ingeniería a las y los jóvenes, destacando la importancia de despertar el interés científico a temprana edad. Autoridades elogiaron la responsabilidad social de la actividad.
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Con el vibrante sonido de kultrunes y danzas ceremoniales de Llellipun, una rogativa mapuche dirigida por una machi alrededor de un canelo para invocar la protección de la ñuke mapu (madre tierra), comenzó la segunda edición de la Escuela de Verano Indígena en la Región de La Araucanía. El evento, organizado por la Subdirección de Pueblos Indígenas de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, en colaboración con las Universidades del Bío-Bío y de la Frontera, reunió a cerca de 200 estudiantes de séptimo a cuarto medio, junto con unos 80 profesores.
La ceremonia ancestral fue seguida por nueve talleres prácticos, que incluyeron experiencias como «crea tu propio asteroide», una feria vocacional innovadora y actividades lúdicas, como dinámicas grupales y cuentos en mapuzungun (Epew), actividades que se desarrollaron en el Liceo Bicentenario Luis González Vásquez B17.
Entre los participantes se encontraba Amira Armijo, una estudiante mapuche de 17 años, quien destacó la importancia de esta instancia para orientar sus futuros estudios. “Es excelente porque así tenemos una guía para lo que queremos, sobre todo estas instancias donde participan muchas personas, cada uno va inspirando al otro para seguir la carrera que quiere”, comentó. Acerca de estar rodeada de compañeros y profesores indígenas, agregó que “es muy acogedor, porque a todos nos unen nuestras creencias. Entonces, es mucho más bonito aprender en conjunto. Es una experiencia inolvidable”.
Victoria Huaracan, de tercero medio, resaltó el valor de la diversidad cultural y la motivación que actividades como estas proporcionan para seguir estudiando, especialmente entre habitantes de comunidades rurales. “Vine porque me interesó que tuviera cultura mapuche y que venía gente de otros lugares, eso es bueno para además tener visiones más amplias. Ver a profesores y profesoras mapuche que enseñan en la universidad es muy bueno porque implica que se puede lograr. O sea, puede motivar a más personas indígenas a seguir estudiando y así ayudar más a la familia, que son del campo en su mayoría. Los papás nos dicen siempre que tenemos que estudiar para tener una mejor vida y no solo quedarnos en el campo. Entonces, esta Escuela es motivadora y, además, es muy entretenida”, señaló.
La profesora Laura Pérez, académica del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile, dictó uno de los talleres más populares, donde los niños y niñas repletaron la sala para crear y diseñar su propio asteroide. La docente compartió su entusiasmo por acercar la universidad a los estudiantes, destacando la importancia de despertar el interés en ciencia y tecnología desde una edad temprana.
“Acercar la universidad a chicos en etapa escolar, pero cercanos a algún día iniciar la etapa universitaria me parece genial. Yo fui alumna de la Escuela de Verano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas cuando estaba en el colegio, entonces me parece súper bueno que esa experiencia, que yo disfruté mucho y que me acercó mucho más a la universidad, se pueda replicar en lugares donde quizás no existe ese acceso. A mí me emociona y me parece una súper buena iniciativa”, afirmó la astrónoma de la U. de Chile, quien luego de esta actividad, expondrá en el Congreso Futuro 2024.
Sobre el acercamiento de la ingeniería y las ciencias al espacio escolar, añadió que “es muy importante porque todo el desarrollo científico impacta nuestras vidas y no entender cómo funcionan las cosas quizás hace que uno sienta que todo es magia, pero no es magia. Podemos explicarlo, podemos tener entendimiento y generar cosas nuevas. Me gusta dejarle a cada uno de estos niños la semilla del interés en estos tópicos de tecnología y ciencias, para que quizás más adelante ellos quieran desarrollar una carrera en estas áreas”.
Paola Bustos, académica de la Escuela de Ingeniería Civil Química de la Universidad del Biobío, impartió el taller “Enzimas en acción, pizza en creación”. Respecto a este espacio, la profesora valoró la oportunidad de acercar la ingeniería a los jóvenes. “La ingeniería ha estado por mucho tiempo alejada de la sociedad y esta es una excelente oportunidad para acercarla, qué mejor que acá en la Novena Región, acercarnos a los jóvenes, especialmente a las comunidades, que creo que hemos estado también muy alejados de ellos. De repente ven un poco a la ingeniería como algo invasivo y queremos mostrarles que podemos compartir saberes. Nosotros también vamos a aprender mucho de ellos porque la conexión que tienen con la naturaleza es algo de lo que nosotros tenemos que aprender y estas instancias nos sirven mucho”, comentó.
Las autoridades presentes, incluido el alcalde de Nueva Imperial, César Huerta, elogiaron la iniciativa por su compromiso social y su enfoque en descubrir nuevos talentos en comunidades indígenas. El decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencia de la Universidad de la Frontera (UFRO), Jorge Farías, afirmó que “esta es una linda iniciativa porque reúne a tres facultades de universidades estatales que tenemos ese compromiso de responsabilidad social, el que se aterriza aquí en Nueva Imperial, en la formación y búsqueda de nuevos talentos de la comunidad indígena del territorio. Nuestra universidad está comprometida con los pueblos originarios”.
En cuanto a la importancia de fomentar específicamente la ingeniería y las ciencias, el decano sostuvo que “en este momento, en el mundo, hay una escasez de ingenieros y nosotros lo que hemos estado haciendo es llevar la ingeniería a los niveles escolares y hemos podido darnos cuenta de que hay mucho interés, y del temor que se tiene muchas veces por la ingeniería, especialmente por la matemática y la física, pero en general hemos tenido muy buena recepción. Creemos que por aquí va el futuro, en captar todos estos talentos”.
La actividad seguirá este miércoles 17 de enero en Nueva Imperial, donde se realizará un trawün al mediodía, que facilitará el diálogo entre académicos, estudiantes y comunidades. Luego, el jueves 18, la Escuela se trasladará al Liceo Bicentenario Ciencias y Humanidades de Pitrufquén.