La DEA «nunca se hace responsable» de la sangre derramada en México en sus operaciones

Los intereses de México no son los mismos que los de Estados Unidos en el combate a las drogas, por eso el papel de la DEA se ha ido desvaneciendo, sobre todo en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, indica un análisis del diario ‘Financial Times’.
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Gran parte de la operación de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) en México se ha «desvanecido» durante el Gobierno obradorista, acusaron una vez más exagentes y a especialistas en seguridad al medio británico.
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Según el reporte, los excolaboradores vieron señales de advertencia desde los primeros meses del mandato de López Obrador, cuando, según ellos, cayeron las redadas a los laboratorios de drogas en territorio mexicano.
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Además, dijeron, el presidente López Obrador reemplazó un acuerdo de seguridad de una década con Estados Unidos y «disolvió» la Policía Federal, dentro de la cual la DEA había construido una Unidad Sensible de Investigación (SIU, por sus siglas en inglés). El mandatario latinoamericano siempre argumentó que la desaparición de ese ente policial obedecía a que estaba infiltrado por el crimen organizado. «Sabíamos que la cosa se iba a poner muy fea. Era doloroso lo abiertamente que te mostraban el dedo de en medio», dijo al medio un exagente en México que el diario no identificó.
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Sin embargo, desde México niegan tales acusaciones y alegan que hay una disparidad entre los intereses del país norteamericano y la Casa Blanca.
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«Los intereses de México no son los intereses de Estados Unidos en este tema», aseguró al medio Carlos Pérez Ricart, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

«Pueden tener éxito confiscando cosas, pero nunca se hacen responsables de la sangre que queda«, agregó el también autor del libro Cien años de espías y drogas. La historia de los agentes antinarcóticos de EEUU en México.

Por su parte, la Cancillería mexicana dijo al Financial Times que no respondería a acusaciones anónimas de exagentes estadounidenses con «agendas personales», pero añadió que la estrecha cooperación reciente ha llevado a la extradición del hijo de El ChapoOvidio Guzmán, y a un aumento del 500% en las investigaciones sobre tráfico de armas.
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De acuerdo con el medio, en Washington los legisladores se sienten cada vez más frustrados por la incapacidad de México para detener a los grupos criminales. El periódico recordó que varios republicanos han apoyado propuestas para designar a los cárteles de la droga como «organizaciones terroristas», o incluso para llevar a cabo una intervención militar directa de Estados Unidos contra dichos grupos delictivos.
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«Hay mucha mala voluntad en Washington», reconoció ante el medio el exembajador estadounidense en México, Christopher Landau, quien añadió que él abogaría por un mayor control de las infraestructuras de transporte, como los puertos, en lugar de detenciones.
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«No culpo a la DEA, culpo al Gobierno de Estados Unidos en general por dejar que la DEA defina básicamente toda la relación», añadió el diplomático.
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Mike Vigil, que sirvió en la DEA durante más de 30 años hasta 2004, comentó que la relación con México seguía siendo «miserable», pero que creía que la DEA tiene un papel que desempeñar en la lucha contra el tráfico de drogas.
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Vigil espera un nuevo acuerdo «para que podamos volver a trabajar juntos, compartir información y, con suerte, atacar a estos cárteles porque ahora son muy poderosos».
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El caso Cienfuegos

Según Financial Times, después de la detención del exsecretario de Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, legisladores mexicanos «se apresuraron a restringir» las operaciones de las fuerzas de seguridad extranjeras, mientras que los procesos de visado para los agentes de la DEA se pusieron en pausa.
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«Finalmente, se cerró la SIU y un avión de la DEA con base fuera de la capital perdió su permiso para volar. Al mismo tiempo, se dispararon las incautaciones de fentanilo en la frontera estadounidense», señaló el periódico.
«Fue absolutamente lo peor que ha pasado en décadas», dijo un exagente al rotativo, describiendo un «retroceso total» en el intercambio de información.
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Otro exagente afirmó que México utilizó el caso de Cienfuegos como pretexto para supuestamente relegar el papel de la DEA, en lo que los agentes antidrogas consideran un país reacio a hacer frente al crimen organizado.