Las enfermedades alérgicas suelen ser de origen genético y sus primeros síntomas se detectan en la infancia, explica al portal ‘Nauchnaya Rossiya’ (Rusia científica) la doctora en Ciencias Médicas Vera Reviákina. Además, revela qué factores y productos son propensos a provocar alergias y qué terapias ofrece la medicina moderna.
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«Las alergias de aparición tardía, por ejemplo en adultos, son extremadamente raras. Por regla general, si un paciente adulto se queja de síntomas de alergia supuestamente por primera vez, el origen debe buscarse en la infancia«, subraya la profesora.
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El principal factor de predisposición a las enfermedades alérgicas en la infancia sigue siendo genético, por lo que los primeros signos aparecen en los primeros años de vida del niño, explica Vera Reviákina, jefa del Departamento de Alergología y Terapia Nutricional de la clínica del Centro Federal de Investigación en Nutrición, Biotecnología y Seguridad Alimentaria.
«La evidencia científica muestra una alta probabilidad, 80-85%, de tener un niño atópico en una familia donde haya individuos con enfermedades alérgicas», apunta.
El segundo factor más importante en este proceso son los cambios en el entorno, incluidos el estilo de vida y la nutrición, señala, añadiendo que «los factores ambientales pueden alterar la actividad de los genes».
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Los alérgenos primarios suelen ser los alimentos, asegura la profesora. Solo más tarde, los factores ambientales como el polen de las plantas, los animales domésticos, el polvo y el moho empiezan a sumarse a la lista, señala.
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La doctora observa que casi cualquier comida puede provocar una reacción. Sin embargo, existe un círculo de los productos más alergénicos, entre los que se encuentran:
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la leche,
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el huevo,
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el pescado,
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los mariscos,
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los cereales,
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los frutos secos,
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los cacahuetes,
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la soja.
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«La mayoría de las veces, las alergias alimentarias empiezan con la leche de vaca, cuando a un bebé le dan una leche de fórmula debido a la falta de leche materna. El espectro de alérgenos de la leche de vaca es extremadamente diverso y contiene unas 40 proteínas diferentes«, explica.
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Sin embargo, en el 75% de los casos, las reacciones alérgicas a la leche disminuyen notablemente o desaparecen por completo con la edad, señala. Mientras que las alergias a ciertos alimentos, como el pescado y el marisco, permanecen durante años, destaca.
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Las alergias a los alimentos de origen vegetal, especialmente frutas o verduras, son cada vez más frecuentes en los últimos años, indica. Esto se debe a que algunos agricultores modernos recurren al uso de aditivos alimentarios sintéticos para acelerar el crecimiento y prolongar la conservación de sus productos, explica.
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¿Es posible tratar las enfermedades alérgicas?
Resulta que la gama de irritantes potenciales es muy amplia y es una tarea difícil identificar un alérgeno exacto o su componente. Sin embargo, la tecnología avanzada permite hoy en día realizar un diagnóstico molecular de la sangre, que determina la hipersensibilidad de una persona a entre 120 y 180 alérgenos, subraya la doctora.
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Para deshacerse de tales enfermedades, en primer lugar es necesario evitar o reducir totalmente la exposición a los alérgenos, recuerda. Sin embargo, cuando esto no es posible —como en el caso de las alergias estacionales— el médico puede ofrecer varias opciones terapéuticas.
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En primer lugar, se trata de la inmunoterapia, cuando un alérgeno se introduce en el organismo en concentraciones crecientes, lo que forma una tolerancia a este componente y ya no provoca una reacción aguda.
«Estos programas de tratamiento ya están bien desarrollados y ofrecen una eficacia de casi el 90% en pacientes con alergias estacionales, por ejemplo, a árboles, cereales y malas hierbas», indica Reviákina.
Entre los últimos métodos, destaca el uso de anticuerpos monoclonales —fármacos modificados genéticamente que se dirigen a un enlace específico en la patogénesis de la enfermedad—. Por ejemplo, cuando una persona padece asma bronquial, en su organismo aumenta el nivel de determinadas sustancias y estos fármacos bloquean directamente su acción, subraya.
«Este método tiene un efecto positivo notable en el tratamiento de pacientes con un curso grave de enfermedades alérgicas: dermatitis atópica, asma bronquial, urticaria», expone.
En cuanto a futuras investigaciones, los alergólogos actualmente se centran en las consecuencias de la pandemia de COVID-19 sufrida por todo el mundo, apunta la profesora. De acuerdo con ella, este virus provocó una reordenación del sistema inmunitario, haciendo al ser humano más susceptible a los alérgenos.
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«Muchas enfermedades alérgicas han cambiado su curso y han aparecido peculiaridades de los síntomas clínicos que antes no se observaban. Ha aumentado el número de pacientes con intolerancias alimentarias y farmacológicas. Todo ello requiere nuevas observaciones e investigaciones científicas», resume.
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