Señor Director:
Que triste fue presenciar cómo una creyente solicitó que por favor se le abriera el oratorio del Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez, negándosele la petición diciendo que puede preguntar en el terminal nacional, cosa que para ella fue imposible por los tiempos de embarque. De curiosidad, pregunté a uno de los empleados de planta, quien me afirmó que ese oratorio no ha operado por mucho tiempo y que simplemente se mantiene permanentemente cerrado bajo llave, pese a que sí está la señal indicando su ubicación. Me pregunto para qué invertir el dinero proveniente de todos los chilenos en un oratorio que no se ocupa y que no representa ningún gasto significativo. Una grave falta de respeto hacia las personas que necesitan un lugar tranquilo para orar. Espero que estas palabras sirvan para que ese valioso espacio vuelva a abrir sus puertas para quienes lo necesitan.
Pablo A. Garcia-Chevesich, Ph. D.