El incidente que hundió a 907 metros de profundidad el submarino San Juan de la Armada argentina no dejó ninguna posibilidad de supervivencia a los 44 tripulantes, dijo a Sputnik un familiar de un miembro de la tripulación, Claudio Rodríguez, tras ver el 23 de abril por primera vez las imágenes del navío siniestrado.
por Socio informativo
Agencia de Noticias Sputnik
«Lo de hoy fue para corroborar dónde estaban, qué había pasado y más o menos llegar a la conclusión de que era una imposibilidad totalmente física de que hubiesen sobrevivido», indicó el hermano del suboficial mayor Hernán Rodríguez, jefe de máquinas del San Juan.
Rodríguez se levantó muy temprano junto a su madre para recorrer los 300 kilómetros que separan la localidad General Alvear, al sur de la provincia de Mendoza (centro-oeste), de la capital de este distrito.
El juzgado federal de la ciudad de Mendoza fue una de las 17 sedes judiciales del territorio argentino que se pusieron a disposición de los familiares de la tripulación para contemplar por primera vez los restos del submarino.
Esas imágenes que permiten identificar el submarino en el lecho marino del Océano Atlántico fueron tomadas por la empresa estadounidense Ocean Infinity, que halló la embarcación en noviembre del año pasado tras dos meses de búsqueda.
«Nos hemos levantado muy temprano, ya vimos lo que queríamos ver y nos sacamos las dudas, así que con mi mamá decidimos que ya alcanzaba para saber dónde están y saber qué pasó», afirmó Rodríguez.
La jueza Marta Yáñez, que investiga lo ocurrido con la embarcación, autorizó a que los allegados de la tripulación pudieran contemplar por primera vez el material fílmico que aportó a la justicia Ocean Infinity.
Rodríguez, su madre y otros 140 familiares vieron así lo que quedaba de la embarcación en la que viajaban los 44 submarinistas y que permaneció desaparecida durante todo un año.
«El submarino, que tenía 50 metros de largo, quedó en 30 metros arrugado, abollado, rajado en la sala de máquinas donde iba Hernán, la parte dura del submarino», relató el hermano del suboficial mayor Hernán Rodríguez.
En total se proyectaron por videoconferencia ocho vídeos, de media hora de duración cada uno.
Tras observar los seis primeros, Rodríguez y su progenitora consideraron que ya tenían suficiente.
Se podían ver «un montón de fierros torcidos, no hay un gran misterio; ya sabemos que Hernán y sus 43 compañeros son sal, están en el mar», afirmó el hermano del submarinista fallecido.
En su último contacto con tierra, el San Juan dio a conocer a las 08.52 hora local (11.52 GMT) del 15 de noviembre de 2017 que había ingresado agua de mar por el sistema de ventilación, lo que había provocado un principio de incendio.
Dos horas después, a las 10.51 hora local (13.51 GMT) se registró una explosión a 48,28 kilómetros de la última posición del buque, en coincidencia con el recorrido que cursaba hacia Mar del Plata.
Fin del ciclo
Tras permanecer desaparecido desde el 15 de noviembre de 2017, cuando se comunicó con tierra por última vez, el submarino fue hallado un año exacto después por el buque Seabed Constructor de Ocean Infinity a unos 600 kilómetros de la costa argentina a la altura de la localidad de Comodoro Rivadavia (sureste).
«Creo que nosotros ya tenemos superado esta situación en su tiempo, entonces fue menos doloroso de lo que creíamos, ya habíamos asumido la pérdida», explicó Rodríguez al contextualizar el ánimo con el que afrontaron la jornada.
De este modo, «el ver cómo quedó el submarino fue una manera de decir ya está, de cerrar un ciclo y saber que nos vamos a encontrar un día en el más allá con nuestros seres queridos», concluyó el hermano del jefe de máquinas.
Ocean Infinity, que cobró 7,5 millones de dólares por el hallazgo del navío, localizó un contacto a 600 kilómetros de la costa en el Mar Argentino (sureste) el 15 de noviembre de 2018, cuando estaba a horas de abandonar su labor tras haber cumplido con los 60 días de rastreo a los que se había comprometido por contrato.
El buque Seabed Constructor de la compañía llegó en la noche del día siguiente a la zona donde se había detectado ese punto y verificó con el ROV (acrónimo del inglés ‘remote operated vehicle’) que se trataba del submarino.